Abrazo.
Aquel vestido de seda negro era precioso.
Me miré en el espejo de mi habitación mientras Cande se arreglaba en el salón de casa. Se escuchaban sus gritos de histérica "maquillaje" "las medidas" y eso desde las nueve de la mañana, era insoportable.
Me toqué los hombro y estiré el cuello hacia atrás. Tenia un buen peso sobre los hombros. Ruggero había averiguado, no sé muy bien cómo, lo que Cande y yo traíamos entre manos. La promesa.
Antes de que ella se comprometiera me dijo que intentara seducir a su futuro marido, para que ella comprobara que era el adecuado y que no le fallarían cuando estuvieran casados. A mi al principio me pareció horrible, pero claro, Luego al ver a Ruggero tan agradecido, pues tan bueno, se puede decir que no puse muchos reparos. Realmente me hubiera cabreado que Ruggero no se acostara conmigo, pero por otro lado pensaba en Cande. Total, que acababa siendo un mar de contradicciones y no sabía que hacer. Al final él no opuso resistencia. Quizás, si sabía lo de la promesa, nuestros encuentros sexuales los provocaba para que yo se lo dijera a mi hermana y darle un escarmiento. En cierta manera, Cande estaba siendo muy injusta con él, le había puesto a prueba sin ninguna necesidad. ¿Para qué estaba la confianza? Por dios, lo pensé desde un primer momento, esa era la base de la pareja.
Total que como relaté anteriormente, visteis que me rajé como una idiota y por no hacer daño a Cande le dije que no pasó nada. Joder, si es que reacciono como una puta loca. ¿Qué esperaba? Donde las dan las toman. No puedes ser la victima cuando has juzgado a tu futuro marido.
El perjudicado fue Ruggero. No en el tema del sexo ni nada. Bueno, algunos le veréis como un cabrón, pero poneros por un instante en su lugar. La hermana de su prometida le tira los trastos con consentimiento. Al enterarse de esa traición y al ver que no confiaban en él, sin dar motivos, se tuvo que sentir como una mierda. Le tuvo que doler que quien pensaba que erala mujer de su vida, le ponía a prueba porque si. Él lo único que hizo, fue vengarse. No quieres infidelidad, pues toma dos tazas.
Ahora no sabía si se presentaría a la boda.
Por mi parte no habíamos quedado muy bien, o eso suponía... no lo tenía claro, pero si que me hubiera gustado volver a acostarme con él. Ruggero me gustaba, me gustaba y mucho, joder.
No debería haberle prometido nada a Cande.
Me fui a la iglesia andando yo sola. Mi hermana seguía enfadada conmigo, totalmente absurdo, pero no esperaba mucho de la capacidad mental de Candelaria. Lo único bueno que había hecho en la vida era haber conocido a Ruggero. Era mi hermana, la quería y me gustaría que fuera feliz, pero cuanto menos me tocara los huevos, mejor. Si es que era tonta ¿Por qué tuve que escuchar su estúpido plan de "poner a prueba a mi prometido"? Sabía que me iba a buscar la ruina, pero... Ay, la familia, ese apasionante mundo.
En la puerta de la iglesia me encontré a Ruggero. Estaba apoyado en un coche fumando un cigarrillo. Le miré, me miró y me dio permiso para acercarme a él. Le dí un fuerte abrazo mientras su madre nos miaba. Que bien olía y que guapo se había puesto.
-Vamos a hablar a un lugar más discreto.
Me llevó a un pequeño parque que había al lado con un lago. Me dio otro abrazo y apoyó la cabeza en mi hombro. Me besó el cuello. No quería separarse, quizás porque no volveríamos a tener jamas un momento así.
-Me alegro de que hayas venido -murmuré apartándome de él y conteniendo las lágrimas mostrando una gran sonrisa-. ¿Y la otra mujer? ¿La has dejado?
-La otra mujer no existe. Quería ver como reaccionabas.
Fruncí el ceño.
-En realidad la otra sería para ti tu propia hermana -tragó saliva-. Intimamos mucho y al final... pues... nos gustamos -se pasó la mano por el cabello.
Nos gustamos. Me gustó escuchar que había sido correspondida y que todos esos gemidos no eran fingidos.
-Al principio todo era por venganza -continuó-, después... te vi de otro modo. Pero claro, no me quería meter en otra relación agobiante y claro, estoy comprometido. En tres horas estaré casado... ¿Tú qué has pensado?
Miré al suelo y tragué saliva.
-Aunque me encantaría estar contigo... -suspiré-. Cande te quiere. Vale, ha cometido un error garrafal , pero es porque es medio tonta y está muy enamorada. Tú también la quieres.
Asintió. Eso me dolió.
-No puedes dejarla plantada sin darle una explicación. Está en tu mano decidir tu futuro, pero antes habla con ella.
-No tengo nada claro. No sentía lastima de ti ni de Cande, estaba cabreado -suspiró al escuchar las campanas de la iglesia-. Quiero volver a encontrarme contigo, pero no así... Créeme, he pasado una noche horrible, analizando mis sentimientos.
-Te puedo hacer una promesa, si te quedas más tranquilo.
Ruggero me dio un fuerte abrazo y un bonito beso en los labios.
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Promesas || Ruggarol || A.
FanfictionAdaptación. Todos los derechos reservados a la autora de esta historia.