Esperar.
Bajé las escaleras a toda prisa para ir a desayunar.
-¿A dónde vas corriendo? -preguntó mi madre cuando me senté en la mesa.
Cande estaba delante de mi y Ruggero a su lado, ambos con un café y una tostada. Mi padre leía el periódico sin preocuparse de la familia, era un hombre inteligente.
-¿Qué tal has dormido querido yerno? -inició la conversación.
-Mamá, aún no es tu yerno -dijo Cande un tanto borde, como siempre, se había levantado con el pie izquierdo.
-Pero dentro de poco lo será -besó a mi hermana en el pelo-, y podré contarle a las cotillas de la peluquería lo felices que somos.
Cande refunfuñó y yo sonreí. Su derrota era mi victoria.
Durante el desayuno, Ruggero y yo apenas cruzamos miradas. Estaba aún en shock por lo de anoche, me sorprendía que hubiera cambiado de opinión tan rápido. Su motivo me pareció absurdo ¿La adrenalina de un beso? ¿Pero qué cojones..? A mi me sonaba a excusa barata para sentirse menos culpable, porque bien pensado. ¿Hay algún perdón ante la traición? Mi opinión es que no. Yo no soy la que estoy cometiendo nada malo, es él el que está comprometido. Parece como si estuviera en contra pues si. ¿Y eso no me haría odiar a Ruggero? Un poco, pero la curiosidad era la que me hacía avanzar.
El fin de semana familiar se iba a acabar y Ruggero se iba a marchar a su propia casa. ¿Cómo podría hacer para volver a verlo? Necesitaba una excusa, como las que utilizaba él.
-Tengo que empezar a ver el vestido de novia -comentó Cande-. Creo que iré con tú madre y la mía.
-Me parece estupendo -dijo Ruggero-. ¿Por qué no te llevas también a Karol?
-Porque mi hermana es una tocahuevos -dijo sin levantar la vista del café-. A no ser que cambie, no la elegiré ni dama de honor.
-Estoy aquí, Cande -murmuré asombrada-. Sinceramente me importa una mierda si no me eliges dama de honor.
Si yo quisiera hubiéramos iniciado una nueva discusión, pero prefería que Ruggero me viera como la victima de Cande y por su cara pude advertir un atisbo de sorpresa.
Estuve vigilando a Ruggero toda la mañana hasta que se quedó solo cuando Cande fue a preparar la comida. Él estaba en el salón mirando nuestra librería. Le agarré de la mano y lo arrastré a la calle. Fuera se soltó y me miró un tanto molesto. Cuando doblamos la esquina, pareció relajarse y quise ver que sus ojos se posaron en mí de otra manera. Debíamos hablar.
-Las mujeres sois tan complicadas -sonrió perversamente-. Vamos Karol... ¿Vas a decepcionarme?
¡Ajá! Entonces tenía razón, Ruggero me había besado porque le salió del pie, no porque se lo pedí. Ahora que sabía que los dos estábamos de acuerdo en seguir en esta espiral de besos, no tenía porque fingir.
-¿Entonces aceptas a tener tu despedida de soltero durante un año?
-No he aceptado -dijo, serio.
¡¿Pero qué?!... Ahora si que me había perdido, las relaciones humanas son tan complicadas. Con lo fácil que sería un mundo sin imposiciones, ni celos, ni amor.
-¡Oye Ruggero! -me acerqué a él-. No me tomes el pelo. ¿Qué coño quieres hacer? No me marees ¿Acaso te arrepientes de lo de anoche?
-Karol, no estoy jugando contigo. Estoy algo confuso, no te lo voy a negar. Por un lado quiero, por el otro está Cande, joder.
-Vale, de acuerdo -levanté los brazos, derrotada-. No te voy a preguntar nada. Lo que menos quiero es que hablemos demasiado y le demos vueltas a un problemas moral que no va a tener ninguna solución.
Lo mejor es dejar que las cosas surjan, sin pensar y sin sentimientos.
Ruggero me miró con los labios apretados, no dijo nada, solo me analizaba de arriba abajo. Sé que esperaba que yo lo besara, pero no... no me iba a conseguir tan fácilmente. Perder el control significaba perder el control, hacer que durante un año no se conociera ni a si mismo.
-Tengo que recoger las cosas para marcharme -dijo-. Ya nos veremos, supongo -me agarró del brazo y me dio un rápido beso en la frente.
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NUEVO CAPÍTULO, ESPERO QUE LOS DISFRUTENNNNNNNNN!!!!!!!!!!!
perdón por no actualizar antes.
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Promesas || Ruggarol || A.
Fiksi PenggemarAdaptación. Todos los derechos reservados a la autora de esta historia.