Café (Sugawara Koshi x fem!reader)

7. Aoba Johsai

La alarma sonó más pronto de lo normal anunciando que hoy era el día.
Según me duchaba sentía como mis manos temblaban por el nerviosismo acumulado.

Cuando iba a salir escuché la voz de mi hermana llamándome.

—Dime —contesté mientras me ponía la chaqueta del equipo.

—¿Puedo ir a ver el partido de tu equipo? Igual puedo aprender algo —me paré a pensar durante un momento.

—Verás Dai, hoy la plantilla está algo reducida por cosas del otro equipo, además es muy pronto, duerme un poco más —su mirada cambió a una de decepción—, pero te prometo que te llevaré al siguiente, ¿vale?

—¡Muchas gracias! —me dio un abrazo.

—Me tengo que ir, luego te veo.

Salí apurada por la puerta. Cuando llegué al gimnasio ya estaban todos fuera en corro.

—Hola chicos.

Respondieron con un "buenos días" grupal.

—Estamos esperando a que vengan Kiyoko y Takeda con el bus —me informó Daichi.

—Ajá entiendo.

Los chicos empezaron a hablar entre ellos, yo me junté a Daichi, Suga y Ennoshita. Me apoyé en el brazo de Daichi para descansar un poco.

—Buf, ¿soy el único que ha dormido fatal? —preguntó Ennoshita tratando de no cerrar los ojos.

—Que va —bostezó Suga- yo estoy igual.

—Y yo —Daichi movió un poco el brazo— oye no te duermas.

—No estoy dormida, estoy reposando —reí incorporándome.

—Por cierto, ¿cómo nos sentamos en el bus? No quiero dejar a (t/n) sola —el capitán se dirigió al número 2.

—Daichi, no te preop-

—Si quieres me siento yo solo para que te sientes tú con ella —contestó el mayor.

—No no, tampoco me gustaría que tú te pusieras solo, ¿puedes ponerte con ella?

Le miré sorprendida. ¿Sentarme con Suga?

—Chicos, no pasa nada, me siento con Kiyoko y vosotros podéis ir juntos —interrumpí avergonzada.

—Está bien entonces -sonrieron.

Llegó nuestro autobús.

Ignorando la conversación de hace unos segundos, subí al bus y me senté junto a Kiyoko.

—Buf, ¿que tal has dormido?

—Fatal —respondí yo—. Kiyoko, si te molesta que me siente contigo dime—

—No no, claro que no, no te preocupes —sonreí aliviada.

—Gracias, ahora si me disculpas, voy a intentar dormir un poco porque estoy muerta —ella asintió y yo me recosté en el asiento, intentando tapar la mayor parte de mi cara con el cuello de la chaqueta.

—(t/n)... ¡(t/n)!

Sentí mi cuerpo ser agitado cuidadosamente. Abrí los ojos y vi a Kiyoko.

—Ya hemos llegado —sonrió ella.

Una vez entramos en las instalaciones, los chicos se pusieron a calentar, excepto Suga, que se sentó en el banquillo a mi lado.

—¿No calientas? —le preguntó la manager mientras alcanzaba a colocar unos balones.