Capítulo I

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Al despertar, tus orbes se abrieron, percibiendo una habitación completamente blanca, te levantaste de aquella cama cual yacías, observando que te encontrabas completamente encerrada. -Esto realmente es un error-. Dijiste. Pequeños fragmentos inundaban tu memoria, recordando el porqué de tu encierro.

Caminabas en la noche de regreso a tu departamento, debido a que te quedaste unas horas más en la universidad, estudiando en la biblioteca para tu próximo examen, ya que no sabías nada de la materia y no por culpa tuya si no por la clase de profesor que tenías, al darte cuenta de que pasó demasiado tiempo del que tenías pensado, tomaste tu mochila y te apresuraste a gran velocidad para dirigirte al departamento donde vivías, sin embargo, cuando caminabas notaste algo que llamó tu atención, sentiste la presencia de alguien detrás de ti, intentaste caminar lo más rápido posible, pero justamente al doblar, en una esquina tomaron tu mano, estrellándote contra un callejón. -¿Un asaltante?-. Es lo primero que pensante. Un hombre era el que se encontraba enfrente de ti, el cual te apuntaba con un arma. -¿Sabías que es peligroso que las mujeres hermosas caminen por la calle a esta hora? Podrías encontrarte con cualquier sujeto cruel que quiera hacerte daño, como yo-. El sujeto sonrió crudamente. Al escuchar sus palabras te quedaste helada, no sabías cómo reaccionar, el mayor temor fue cuando miraste que cada vez se acercaba más a ti, como primera reacción que tuviste fue patearlo en los bajos, y funcionó, corriste a toda velocidad, miraste desde la otra calle el edificio de tu departamento, pudiste sentir un gran alivio, pero antes de poder cruzar, el mismo sujeto logró tirarte y arrastrarte a un lugar oscuro, estabas completamente vulnerable, intentabas luchar con él, pero era inútil, era más fuerte que tú, podías sentir el frio concreto en tu espalda, poco a poco te dabas por vencida, hasta que finalmente dejaste de luchar, el sujeto al ver que ya no forcejeabas se descuidó dejando su arma a un lado, fue en ese momento en el que aprovechaste a quitártelo de encima y tomar su arma, sin pensarlo dos veces jalaste del gatillo dejando sin vida al sujeto, al ver lo que habías hecho soltaste el arma, tus piernas temblaban al igual que todo tu cuerpo, no podías creerlo, aunque realmente lo habías hecho en defensa propias, pero bueno, no había nadie para creerte o algún testigo. Antes de que pudieras hacer algo, un caminante que pasaba por casualidad logró ver aquella escena, estaba más que claro, no sabía exactamente como habían ocurrido los hechos y simplemente vio a la persona que estaba de pie, asumiendo que eras el atacante. Y aunque eso no fuera suficiente había más pruebas, tus huellas en el arma del sujeto, siendo así sentenciada. Dos sujetos se acercaron a ti para llevarte, te subieron a una camioneta, diciéndote que a partir de ese momento tu vida cambiaria, pensabas que se trataba de la vida que llevarías en prisión o al menos es creías, realmente fue lo único que dijeron.

El lugar donde te encontrabas no era una celda común, no tenía barrotes, sino simplemente una puerta de metal. Lo único que podías lograr era escuchar voces desde el otro lado de la puerta, y los pasos de personas, las cuales suponías que eran los guardias encargados de los reos, los cuales a veces eran llamados, lograbas escuchar sus pasos de ida pero nunca los de regreso, en otras ocasiones lograbas escuchar disparos. Comenzaste a recordar las palabras cuando entraste al lugar, claramente ellos te dijeron que pertenecías a la clase D, claramente no lo entendiste.

Perdiste la noción del tiempo, no sabías si era de día o de noche, pensabas mirando hacia el techo, fue en ese momento que un par de voces los interrumpieron, dos guardias estaban parados al otro lado de la puerta, sabias perfectamente que iban a llamarte. En efecto, eso hicieron, estabas esperando en el pasillo mientras que los guardias llamaban a otros miembros de clase D, te sorprendiste al ver que no solamente se trataban de mujeres, sino también de hombres. -Esto no es una prisión. ¿Qué clase de lugar es este?-. Pensaste. -¡Avancen!-. Ordenó un guardia. En ese momento tú y otros 2 hombres más comenzaron a seguir al guardia principal, caminando por varios pasillos, hasta que terminaron enfrente de una enorme puerta. -Detrás de mí esta la sala de contención de SCP-173, sé que es la primera vez de uno de ustedes, es por eso que esa persona se le asignó el cargo de limpieza, mientras que los que ya saben cómo funciona esto se quedaran observando-. Dijo el guardia. Seguido de esto te entregaron un balde y un trapeador. El guardia se retiró del lugar y enseguida las puertas se deslizaron abriéndose. Lo primero que pudiste notar era una especie de estatua, - ¿Eso era lo que llamaban SCP-173?-. Te preguntaste en tus adentros. -Tal vez se trate de una simple prueba-. O al menos eso creías.

SCP: Secure, Contain, Protect/SCP-049 x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora