Capítulo II

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Los dos hombres que te acompañaban no necesitaron de más órdenes y entraron a la sala de contención de SCP-173, te mantenías en silencio sin decir ninguna palabra, solamente seguías a tus compañeros, los cuales aparentemente sabían cómo funcionaba...

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Los dos hombres que te acompañaban no necesitaron de más órdenes y entraron a la sala de contención de SCP-173, te mantenías en silencio sin decir ninguna palabra, solamente seguías a tus compañeros, los cuales aparentemente sabían cómo funcionaba esto. Después de que los tres entraron, al instante las enormes puertas se cerraron, sonando un altavoz. –Comiencen con su trabajo, observadores mantengan contacto con SCP-173-. Actuaste sin necesidad de que te lo dijeran , comenzaste a limpiar en la esquina contraria de donde se encontraba SCP-173, sin embargo, en pequeñas ocasiones volteabas hacia su dirección, tenías demasiada curiosidad de saber de qué se trataba todo esto y especialmente que era ese espécimen. Mientras continuabas con el trabajo que te habían asignado, lograbas escuchar de vez en cuando las voces de tus compañeros. –Cambio-. Te preguntaste porque decían únicamente esa palabra, disimuladamente volteaste a verlos, dándote cuenta que lo hacían en el momento que parpadeaban, no lo entendiste. –¿Tendrá algo que ver con la estatua?-. Te preguntaste, fue demasiado desconcierto que sin querer dejaste de hacer tu trabajo, mirabas al vacío, dejando que las preguntas fluyeran en tu mente, intentabas bloquearlas, pero eso causaba que generaras más dudas, comenzaste a ignorar todo a tu alrededor, concentrándote solamente en tus interrogativas. Uno de tus compañeros se percató de esto y comenzó a hablarte, no obstante, estabas tan concentrada que lo ignoraste por completo, así que se dio la vuelta ignorando el espacio en el que se encontraban y te gritó. –¡Oye tú! Vuelve a tu trabajo-.  -¿Qué sucede?-. Preguntó el otro compañero que estaba manteniendo contacto directo con SPC-173. -¡Hey, idiota! Te estoy hablando, estamos aquí para cuidarte el trasero y en vez de hacer tu trabajo te pones a pensar-. Fue demasiado su enfado que se dirigió a ti. –¿Oye a dónde vas?-. –A hacer reaccionar a esta estúpida-. Se acercó a ti para tomarte de ambos brazos, fue en ese momento que volviste en sí. -¿Qué crees que estás haciendo?-. Se olvidó por completo del lugar donde se encontraban, pues estaba demasiado irritado. -¿Crees que es fácil estar aquí, salir cuando te llamen y que sepas que tu vida está en riesgo todos los días?-. Parecía molesto, sus palabras entraron en ti como golpes. –Cambio-. El compañero que aún estaba viendo fijamente al SCP comenzó a cansarse, sus orbes comenzaban a secarse. –¡Cambio!-. Decía continuamente esta palabra con la esperanza de que su compañero lo escuchara. –Clase D concéntrense en su trabajo, clase D ¿me escucharon?-. El altavoz se escuchó pero ni siquiera ese sonido hizo que se calmara. –¡Cambio, cambio!-. El hombre intentaba mantener sus ojos abiertos, sin embargo fue demasiado tiempo el que se encontró así que no lo pudo soportar más, fue así que en un pestañar escuchaste el sonido de algo arrastrarse y romperse, justo en ese momento el hombre que te estaba sujetando reaccionó. –No puede ser-. El hombre y tú, voltearon hacia donde se encontraba su compañero, llevándose la horrenda sorpresa de ver su cuerpo en el suelo sin vida y al SCP-173 muy cerca de él. ¿Cómo se había movido tan rápido hacia él? ¿Por qué justamente en ese preciso momento? Las dudas inundaban tu cabeza. -Clase D es hora de salir de la sala de contención-. El altavoz habló, por un pequeño momento sentiste un alivio, sin embargo, para salir de ese lugar tenías que pasar  al lado del SCP. –Escúchame bien niña tonta, haz lo que yo te diga para que 173 no nos asesine, sino yo mismo te asesinaré con mis propias manos-. Al escuchar sus frías palabras tragaste en seco y no te quedo otro remedio más que seguir sus órdenes. –No dejes de verlo, cuando quieras parpadear dime cambio, ¿entendiste?-. Asentiste la cabeza dando a entender que habías captado lo que había dicho. Comenzaron a caminar rodeándolo, sin dejar de verlo, tus piernas se tambaleaban, tanto que te costaba caminar, no necesitaste decir la palabra cambio, ya que no querías descuidarte ni un solo momento, suspiraste al salir completamente del lugar.

Más tarde en tu celda, comenzaste a recordar todo lo sucedido. –Esa cosa lo mató, ni siquiera me di cuenta en el momento que se movió, fue… tan rápido-. Pensaste estar en su lugar, en ese momento un escalofrío recorrió toda tu piel. –No sé si deba de sentirme bien o sentirme mal -. No sabias exactamente de qué se trataba pero ahora sabias claramente que no se trataba de una prisión ordinario, sino todo lo contrario, parecía un especie de lugar donde hacían sufrir a aquellos criminales recibiendo el mismo pago que ellos hicieron, tratados como conejillos de indias, pero tú no eras como ellos, estabas siendo tratada sin ser culpable de algún delito, sólo tratabas de defenderte de aquel sujeto que probablemente si estuviera vivo seguiría haciendo lo mismo.

SCP: Secure, Contain, Protect/SCP-049 x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora