Seiya

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Seiya se quedo de piedra con ese beso, ¿Qué diablos le pasaba a ese sujeto? tan ebrio estaba que se atrevía a hacerle semejante cosa o era que en realidad era bisexual y peor homosexual y usaba a Serena de pantalla. Pero al ver que el hombre callo desplomado de sueño no dijo nada y se fue a su habitación, lo que si le puso llave, no quería que ese tipo se le acercara nunca más.

Los días fueron pasando, Serena y Seiya no se habían vuelto a ver, lo que tenía a Darién más tranquilo, pero eso no quería decir que el rey no dejara de pensar que su esposa tenía una aventura con el cantante.

Pero tras una noche de sexo con su esposa Darién supo la verdad, Serena estaba completamente enamorada de Seiya, lo llamaba en sueños y eso era algo que no iba a tolerar, acabaría con esto aunque para ello tuviera que matar al cantante.

Eran pasada las dos de la madrigada cuando el timbre de la casa de Seiya sonaba constantemente y nuevamente era Darién ebrio. 

- Maldito cantante, te voy a matar - dice Darién intentando apuntar con un arma

- Cálmate, Darién -

- ¿Tienes miedo? - sonríe con maldad Darién

- Claro, si se te escapa un tiro, no será agradable -

- Debería hacerte volar los sesos - Y tirando el arma al suelo - Pero no puedo. no soy un maldito asesino -

- Darién , estas demasiado borracho. Porque no vuelves a tu casa, puedo llamar a alguien para que venga por ti -

- No soy un crío -

- Lo sé, pero no estas en condiciones de manejar - 

- Entonces me quedare aquí -

Seiya vio con asombro como Darién se instalaba en su sala. 

- Tienes algo de beber -

- Creo que ya has bebido demasiado, deberías dejar el alcohol, no te favorece -

- Cállate, estrellita y no seas tacaño -

En ese momento nuevamente sonó el timbre, Seiya recogió el arma del suelo y la escondió en uno de los cajones de un pequeño mueble que tenía en la entrada de su departamento. Era el conserje avisándole que su visita, había dejado su automóvil en medio del acceso y que estaba estorbando en la pasada. Por lo que Seiya se acercó a Darién, pero este estaba más dormido que despierto, por lo que busco en sus bolsillos y dio con la lleve del coche y bajo a estacionarlo bien.

Cuando regreso Darién no estaba en el sillón sino en el suelo buscando licor en uno de los muebles de la sala.

- ¿Dónde está el whisky? - dice Darién

- No te parece que estás lo suficientemente borracho -

- ¡Dame esa puta botella! -

- Que carácter, con razón Serena se aburre contigo - dice Seiya

- Estrellita, no me jodas y dime dónde está el alcohol -

- Abajo - indica Seiya a una pequeña puerta en la parte superior del mueble que Darién revisaba.

Finalmente Darién dio con su botín y se empinó la botella. Seiya lo miraba con fastidio.

- No entiendo que ve mi mujer en ti - dice Darién - No eres musculoso, eres más bien escuálido, no eres guapo, tampoco sabes atender a tus visitas, además tienes cara de mujer, eres un travestí -

- ¡Travesti! -

- Sí, eres una Sailor. Y todas las Sailor Son mujeres -

- Yo no lo soy -

- Entonces peor porque siendo hombre te gusta vestir de chica. Acaso quieres quedarte con mi Serena para compartir las bragas -

- Eso suena excitante, las lindas bragas de su esposa -

- ¡Cállate, hijo de puta - grita Darién molesto por el comentario de Seiya y le arroja la botella, con la mala puntería que terminó destrozando el ventanal

- ¡Estás loco! -

- ¡Por tu culpa estoy así! ¡Me has convertido en esta patética versión de mí! -

Darién saco fuerzas de su propio disgusto y se puso de pie abalanzandose sobre Seiya, quien calló de espalda sobre los cristales rotos y golpeando su cabeza. Aquel golpe fue tan fuerte que el cantante estaba por perder el sentido cuando vió con espanto como Darién tomaba uno de esos filosos cristales y lo pasaba a milímetros de su rostro.

- No lo voy a negar, tienes un rostro lindo, pero que pasaría si te desfiguró la cara, le seguirás gustando a ella y a tus fans, crees que ese montón de mujeres idiotas seguiran diciendo que eres guapo y que te aman -

- Darién, no por favor -

- Eso es ruega, estrellita, ruega por que no te destroce la vida -

Darién reaccionó cuando vio que Seiya perdía la conciencia, el cantante tenía casi todo el cuerpo cortado con los cristales y perdía mucha sangre.

A la mañana siguiente sus hermano encontraron a Seiya aún inconciente y llamaron urgentemente una ambulancia. Fue la noticia de la semana, el accidente doméstico sufrido por la gran estrella Seiya Kou.

Serena se enteró por Mina y Amy de los detalles del accidente, según contó Seiya, no se sintió bien y se afirmó del cristal, pero este se destrozó en pedazos y eso le causó las heridas, pero algo no encajaba en la historia, si fuera así, Seiya debería haber caído en la terraza no en medio de la sala, además había una botella reventada y todos sabían que Seiya no bebía alcohol.

Dos semanas después de ese accidente, una noche de luna nueva Seiya terminaba de preparar la cena, Yaten iría a comer con él cuando el timbre sonó, corrió a abrir la puerta para que su hermano entrará, pero a quien se encontró fue a Darién. Asustado intentó cerrar la puerta, pero Darién fue más fuerte y logró entrar.

- ¡Sal de aquí o llamaré a la policía - dice Seiya muy nervioso ese loco le podía hacer cualquier cosa

- Solo quería saber cómo estabas -

- Que me harás ahora -

- Nada, solo quiero pedir disculpas por lo de la última vez -

- Está bien, pero ahora vete -

Darién miro a la mesa y la vio dispuesta para dos personas.

- ¿Serena viene a cenar contigo? -

- No, Yaten viene a comer conmigo -

- Crees que soy idiota, para tu hermanito organizaste una cena romántica

-  No es una cena romántica, es sólo una cena, mis hermanos son importantes para mí. No sé cómo será tu relación con tu familia, pero ellos son todo para mí -

- No tengo familia más que Serena, mía padre murieron cuando tenía ocho años y era hijo único -

- También yo - dice Seiya - Ahora vete -

- Sacame de tu casa si tanto te molesta - dice Darién

Seiya intento empujarlo hasta la salida, pero Darién no lo dejo y termino aplastando el delicado cuerpo de Seiya contra un muro. Qué pasaba, como ese flacucho podía tener tantas curvas pensó Darién

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