Eh?!

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Sana estaba bastante nerviosa al volver a ver a la linda taiwanesa. Se sentía muy tonta. Literalmente le había escrito: "HOLA TZUYU, SOY SANA, LA CHICA DE LAS NOTAS". Quedó totalmente expuesta ante la morena.

Tan solo faltaban unos metros para entrar a aquel recinto institucional, pero no quería, estaba abrumada por su nerviosismo y enojo. Al final, entró y agachó la cabeza, esperando no encontrarse con la taiwanesa.

Se puso frente a su casillero, lo abrió lentamente y guardo los libros que no necesitaría, quedando solo con el libro que ocuparía en la primera clase.

¡Mierda! Es inglés, pensó. Compartía inglés con Tzuyu, y ella, se sentaba a su lado.
Más mala suerte no puedo tener, se dijo nuevamente a sus adentros.

Salió corriendo a la clase, esperando a que la chica atractiva y morena no estuviera ahí, sentada y con la mirada pegada a la entrada. Para su suerte, no fue así. Su banco aún estaba vacío. Suspiró aliviada y fue directo a su asiento.

Pasaron los minutos, y ya la clase se iba llenando, pero faltaba Chou. Ya se comenzaba a preocupar. Pero al rato la vio entrar. Sintió un gran peso menos de encima, pero aquel peso volvía a sus hombros al recordar lo directa que fue en su nota y que quizás Tzuyu ya sabía que era ella.

Chou se acercó y la miró con una sonrisa, sentándose a su lado.

—Buenos días, Sana, ¿qué tal has amanecido? —Aquellos desconcertó totalmente a la japonesa.

Bien, algo raro está pasando, pasó por la cabeza de Minatozaki.

—B-buenos días, Tzuyu, estoy bien, ¿y tú?

—Buff, muy agotada, perdí el primer buss, tuve que esperar al segundo, vine corriendo. —Respondió con una mueca. Sana asintió ante sus palabras y volvió la mirada hacia la pizarra, las clases ya comenzaban.
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Las clases de inglés eran bastante complicadas, según la tierna y dulce japonesa. Tzuyu se había encargado de ayudarla cuando esta quedara completamente confundida.
Ahora se encontraba en la cafetería, con Tzuyu.

—Siento que las próximas pruebas estarán mucho más complicadas. —Comentó Chou. Sana asentía frenéticamente. Hablaban de lo difícil que serían las pruebas finales. Sana seguía frustrada por inglés.

—Como odio inglés. —Dijo Sana mientras hacía un puchero. Tzuyu rió ante lo hermosa que se veía la japonesa.

—¡Hola! —Una voz masculina se hizo presente frente a ellas. Era nada más ni nada menos que el japonés de la fila. Yuta.

—¡Oh! Hola, Yuta. —Respondió en japonés Sana. El chico le sonrió muy sonrojado. Tzuyu veía como el chico miraba a la otra japonesa.

—Hola Sana, venía a saludarte y darte las gracias nuevamente por ayudarme, ten, te traje esto. —El chico le tendió su postre favorito, Taiyaki.
Sana sintió sus mejillas arder. No por la ternura del chico al traerle aquel delicioso dulce, no. Sino por recordar lo que escribió en la nota para Tzuyu.

"Mi postre favorito es el Taiyaki ;)♡︎"

Maldita seas aquellas palabras que escribió sin darse cuenta.

—M-Muchas gracias, Yuta, es muy dulce de tu parte. —Respondió aún sonrojada. Tzuyu al notar el rubor en sus mejillas, no pudo evitar sentir una molestia en su pecho, pensando que la japonesa se había sonrojado por el chico. Y este, estaba contento e ilusionado, pensado que Sana se había sonrojado por tenerlo en frente. Si supieran ambos que no.

—Bueno, no molesto más, nos vemos a la salida, ¿verdad? —Preguntó el chico.

—Supongo.

—Bien, ¡adiós! —Se despidió con una hermosa sonrisa y salió corriendo hacia unos chicos.

Adachi Yuto y Terada Takuya, otros japoneses de esta escuela, se dijo mentalmente Minatozaki.

Sana volvió la mirada a Tzuyu. Esta había seguido con la mirada a Yuta, hasta que se dio cuenta de la mirada de la japonesa en ella.

—Tzuyu...

—Se que eres tú, Sana. —Dijo. La japonesa agachó su cabeza avergonzada

—Yo...

—Explícame. —Pidió nuevamente la taiwanesa.

—M-Me gustas, Tzu, mucho, no encontraba la forma de decirte, ya que no nos conocíamos e iba a ser muy raro si solo llegaba diciéndote mis sentimientos, pero me gustas demasiado, te amo, lo daría todo por ti, y-y, si no sientes lo mismo, lo entenderé pero, no le digas a nadie o seré la burla de este lugar. —Se confesó la japonesa, sintiendo como las lágrimas se acumulaban en sus ojos. —Está no era la forma en la que me iba a confesar cuando supieras que era yo la chica de las notas, pero bueno. —Habló nuevamente Sana. Tzuyu solo atinó a tragar, se sentía muy nerviosa y estiró su mano hasta la de la chica contraria, tomándola con cuidado.

—Sana, yo...

notes 紅葉 satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora