I like her.

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Yuta conversaba felizmente con sus amigos, estaba muy ilusionado pensando en Sana.

¿Se habrá sonrojado por mí?, se preguntó mentalmente el japonés.

—No lo sé, Yuta, Sana apenas te conoce, hermano. —Dijo Yuto, mientras Takuya asentía. Los tres conversaban amenamente en japonés.

—Es que si la hubieran visto, cuando le entregué el Taiyaki, ¡se sonrojó completamente!

—Sí, pero Yuta, hay millones de razones por la cuál uno se sonroja. —Habló esta vez Takuya.

Yuta aún así, a pesar de la negatividad de sus amigos, no podía dejar de pensar en las hermosas mejillas de la japonesa. ¡Era hermosa!

De la nada vio como la mejor amiga de su japonesa pasaba por delante de ellos junto a otra chica, no dudó en llamarla.

—¡Oye! ¡Mina-san! —La llamó en japonés. La nombrada se dio la vuelta confundida, mirando de arriba a abajo al chico.

¿Y este quién es?, se preguntó la chica.

Tuvo que responder también en japonés.

—Tú eres...

—Y-Yuta. Nakamoto Yuta, necesito tu ayuda. —Dijo.
Mina algo confundida le dice a las chicas que se fueran, incluso a su novia, quién también estaba ahí y quería ir con ella.

Mina se rindió y aceptó que la acompañara.

Al acercarse, miró seriamente al indefenso japonés. Este sentía como el sudor bajaba por su frente.

—Bien, antes de que abras la boca, diré y luego preguntaré algo. —Dijo la japonesa. Yuta solo atinó a asentir.

—Hola Yuto, hola Takuya. —Miró a ambos chicos con una amable sonrisa. Ambos correspondieron a su sonrisa y saludo de la misma manera. Mina era agradable a la vista de ellos.

—¿Y-Y la pregunta? —Myoui al escuchar a Yuta, le dio una mirada de muerte, haciéndole entender que se callara.

—La pregunta en realidad son dos, ¿quién narices eres y qué quieres?

—S-Soy Nakamoto Yuta, me traslade este semestre, soy de Kadoma. —Contestó a la primera pregunta. Mina soltó una leve carcajada.

—Tranquilo, solo bromeaba, ahora responde mi otra pregunta, Yuta. —Pidió sutilmente la japonesa. Nayeon quién estaba al lado y no entendía qué mierdas pasaba (ya que hablaban japonés), abrazó a Mina por su cintura, por si el japonés coqueteaba con su chica.

—Se que eres la mejor amiga de Minatozaki, solo quería tu ayuda para invitarla a salir. —Mina al escuchar su pedido, no pudo evitar sentirse nerviosa. Sana ya estaba enamorada. Sana no le gustaban los chicos. A Sana le gustaba el anime Yuri.

Sin poder evitarlo miró a su novia, pidiendo ayuda, pero esta no entendía nada.

—¿Me esperan un momento? Necesito hablar con mi novia. —Los tres chicos asintieron sin problema alguno. Mina rápidamente tomó a la coreana del brazo alejándose de ahí.

—¿Qué pasa? —Preguntó Im.

—Yuta, el chico con el que conversaba, quiere una cita con Sana. —Dijo casi en susurro, intentando evitar que alguien escuchara. Nayeon al oír eso, entendió de que hablaban. Se había puesto celosa por nada.

—P-Pero a Sana le gusta Tzuyu, las chicas, el anime Yuri, no los chicos. —Dijo con obviedad.

—Lo sé, pero el chico quiere mi ayuda para pedirle que salgan. —Habló nuevamente nerviosa. Nayeon pensaba en alguna excusa, veía lo alterada que estaba su chica por cubrir a su mejor amiga.

—Ya sé, solo dile que Sana no está interesada en citas. —Contestó.

— Bien. —Algo resumido, iban a volver a acercarse, pero al ver la sonrisa de Yuta, no pudieron evitar sentirse mal por el chico.

— Bien, Yuta, pasa qué-. —pero la interrumpieron.

—¡Mina-chan! ¡Nayeon Unnie! ¡Le gusto a Tzuyu! —Fue corriendo a los brazos de Mina, quién estaba sorprendida. Sonrío inconscientemente, aún sabiendo que aún estaba el japonés al lado. Aunque este no entendía coreano, sus otros dos amigos japoneses, sí lo hacían.

—Sana, me alegro un montón. —Comentó la coreana. Sana no podía evitar sonrojarse al máximo, Tzuyu correspondía sus sentimientos. Sin querer desvió la mirada a un lado, viendo a una cara sonriente versus dos caras sorprendidas y preocupadas.

—Yuto-san, Takuya-san, Yuta-san, buenas tardes. —Saludó en japonés para que el último también entendiera. Los dos primeros mencionados saludaron con una sonrisa leve mientras que el último sonreía ampliamente y contestó de manera eufórica.

—¡Sana! ¿Qué tal?

—Muy bien, Yuta-san, gracias por preguntar. —Minatozaki iba a volver a hablar con la japonesa menor y la coreana, pero el chico volvió a interrumpir.

—Oye, Sana, quería saber si...¿quieres salir conmigo mañana? —Fue directo aunque igual un sonrojo en su cara lo delató. La japonesa mayor, lo miró sorprendida pero luego una pequeña sonrisa se dibujó en su cara.

—Lo siento, Yuta, tengo planes. —Contestó. El japonés asintió mientras su sonrisa decaía un poco.

—Entiendo, está bien, otro día será.

—Bien, nosotras nos vamos, adiós. —Nayeon tomó a ambas japonesas de la mano, llevándoselas para hablar de lo que pasó entre Sana y Tzuyu.

—Bien, cuéntanos. —Dijo Mina.

—Fue maravilloso...

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