Serendipia (Lazos de Almas 3)

Capítulo 8.

—¡Cómo demonios pudo pasar esto! —Olivia gritó, enfurecida.

La elfina oscura estaba fuera de control.

Su plan de atacar el club de Khristopher no salió como esperaba. Ella no conocía la vida de los vampiros, más allá del hecho de que tomaban sangre, aparte de que no salían durante el día, así que esta primera intrusión infructuosa le tenía los nervios de punta. No le importaba las vidas que acababa de sacrificar, para ella, entre menos elfos de las sombras hubiesen ahí afuera, menor sería su competencia por el poder. Janov había ido a verla varias veces luego de su primera reunión, y a su manera sobrenatural, ella fue capaz de concebir esos extraños monstruos sedientos de sangre, pero con nula inteligencia. Eso había enojado también al viejo vampiro, quién casi la mató en un arrebato de ira, pero Olivia escapó justo a tiempo para evitar las temibles garras punzantes.

Él de todas formas sabría donde encontrarla, pero esta vez, ella esperaba que su siguiente encuentro no fuera una amenaza. Ambos se necesitaban, lo quisieran o no. Solo era cuestión de tiempo, antes de que hallaran la manera de tomar lo que deseaban, sin importar el derramamiento de sangre inocente.

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Alejandro estaba devastado.

Después del ataque en el club, donde perecieron dos de los miembros del clan Valiant, el hombre se sentía culpable al haber puesto a todos en peligro. Luego de regresar a su habitación en la mansión, guió a Luke al cuarto de baño, donde desnudó a su pareja, y lo jaló dentro de la ducha. Luke parecía estar en shock, como si la sangrienta batalla hubiera sido demasiado para él. Se movía como un zombie, dejando que Alex lo llevara. Parados bajo el rocío de la regadera, Alejandro tomó una toalla, comenzando a limpiar el fluido ennegrecido, de la piel de su compañero, vio que él mismo no estaba libre de sangre, pero estaba más preocupado por Luke.

Cuando el agua oscura se fue por el drenaje, Alex se aseguró de que cada centímetro de su pareja estuviera aseado. No estaba seguro de que el hombre pudiera manejar el ver más sangre en su cuerpo. Después, lavó su propio brazo a fondo, para terminar con el resto de su cuerpo. Luke no dijo ni una palabra durante todo el tiempo que estuvieron en el baño, sólo se quedó mirando fijamente a los azulejos de la pared. Cerrando el grifo del agua, Alex sacó a su compañero de la ducha, entonces se quedó un buen rato secándolo. Guiándolo a la cama, retiró la manta y acostó a su pareja. Buscando reconfortarlo, Alex se arrastró junto a su mate, jalando a Luke a sus brazos, allí, le dio un suave beso sobre la marca de su vinculación, antes de quedarse dormidos.

A la mañana siguiente, se levantó y miró a su alrededor, Luke estaba dormido en la cama, su rostro mostrando profundas líneas de preocupación, eso le recordó lo sucedido el día anterior, así que se vistió para ir a buscar a Khristopher. Como aún era de día, él sabía que estaría en la seguridad de su habitación, pero esperaba, por lo menos, poder hablar con alguno de sus parejas, así sabría cómo estaba el hombre. Buscó en las diferentes salas, hasta dar con Gabriel. No era precisamente con quién quería hablar en ese momento, ya que si el tipo en un día normal daba miedo, la expresión iracunda en su rostro le hizo pensar dos veces el acercarse. Al final de cuentas, su torpeza al haber ido a buscar la ayuda de Khristopher, sólo había hecho sufrir al vampiro, y si él mismo hubiera sido un chupasangre, se habría inmolado por ese grave error.

—¿Te vas a quedar ahí mirándome como si estuvieras a punto de hacerte encima, o te acercarás y preguntarás lo que quieres saber? —Gabriel hizo la pregunta, con un tono malhumorado.

—Dis…culpa —Alejandro se atragantó—sólo deseaba saber… cómo está el jefe —dijo, bajando la mirada.

Gabriel bufó—Se pondrá bien. Ahora Dee está con él. Yo no soy buena compañía en estos instantes, por eso no estoy arriba. No sé manejar muy bien el dolor ni la tristeza de mis parejas… me vuelvo un maldito inútil lleno de ira, eso no es lo que Khris necesita.