Capítulo 10.

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La noche siguiente, Luke y Alejandro se reunieron con todos los demás. Al ver a su padre sano y salvo, Eleanor trepó por su cuerpo, abrazándolo con fuerza, mientras él la sostenía, acurrucándola más cerca, impregnándose de su suavidad y calidez. Mateo por su parte, los miraba con atención, pero sin acercarse, era como si supiera que necesitaban este momento de reconexión, aunque también quiso ser sostenido por el que se había convertido en su otro padre. Luke le sonrió y se agachó, abriendo los brazos para él, allí, Teo se apresuró a colocar sus pequeños brazos alrededor de su cuerpo, pegando su rostro al pecho de Luke.

—Y pensar que estuve a punto de perder esto también —Luke suspiró.

—Papá ¿Estás bien ahora? —Mateo preguntó, mirándolo.

—Sí —Luke le sonrió, y acarició su cabello.

—Papi, ¿Eres como yo ahora? —Eleanor preguntó, mirando a Alejandro—pero también es un lobo, eso es confuso —frunció el ceño ligeramente.

—Lo que me recuerda, que no hemos hablado sobre ese “pequeño” detalle —Luke dejó a los niños en el piso, y se incorporó.

Alejandro miró a otro lado, sintiendo sus mejillas arder de vergüenza—Yo… necesitaba ayuda, así que la pedí.

—¿Ayuda de los dientes de Khristopher enterrados en tu cuello? —Luke arqueó una ceja.

—Vamos, Teo —Ellie tomó la mano de su hermanito— ¡Antes de que explote la cuarta guerra mundial!

—La tercera, Ellie —Luke la corrigió, frunciendo el ceño a su pareja.

—¡Ya explotó! —ambos niños corrieron gritando, fuera de la habitación.

—Estás siendo injusto conmigo —dijo Alejandro, alejándose de Luke—yo sólo quería algo que me diera más fuerza para llegar a ti y protegerlos de esos dos bastardos, Khristopher es un vampiro de casi quinientos años, su sangre es un caldo energético sobrenatural. Discúlpame por hacer algo así malo, con el fin de salvarle la vida a mi pareja e hijos.

Luke sabía que estaba actuando como un celoso cavernícola, pero no podía controlar el impulso posesivo que se construyó en su pecho, incitándolo a mantener a Alex alejado de cualquier otro hombre que no fuera él mismo o su hijo. Miró el ceño fruncido en el apuesto rostro de su compañero y se acercó, tratando de aplacar su —cada vez más—impetuoso carácter, pronto, se dio cuenta de que incluso su expresión enojada lo ponía caliente como el infierno, pero se sacudió la sensación, ya lo habían hecho varias veces desde que despertaron. Paranormales o no, pasar todo el día encerrados en su habitación, haciendo el amor, sería demasiado.

—Lo siento —Luke murmuró, abrazándolo por la cintura—no quiero ser un idiota posesivo. En realidad no sé qué me pasa.

—Pasa, que el vampiro dentro de ti se sintió amenazado por mi, cosa que es absurda… ya que básicamente…—Khristopher intervino en su conversación.

—Ugh… no lo digas —Alejandro se quejó en un susurro, sabiendo lo que diría.

—Ambos son mis hijos ahora —el vampiro mayor miró a ambos retorcerse, con una expresión divertida en su rostro.

—Eso suena perturbador —Gabriel entró, uniéndose a su pareja.

—¿En serio? Yo lo encuentro bastante entretenido —Khristopher rió.

Gabriel puso los ojos en blanco—Eso es porque te fascina mortificarlos… y para que quede claro de una vez, el único que se consideraría “hijo” de Khris es Luke, debido a que le dio una vida nueva cuando lo convirtió. Con Alex no funciona de la misma forma, debido a su genética lupina —Luke y Alejandro suspiraron aliviados—así que no tienen nada de qué preocuparse, su unión no es incestuosa, ni nada por el estilo.

Serendipia (Lazos de Almas 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora