Íbamos tienda por tienda.
La primera era de bañadores y bikinis.
Abraham se probó un bañador azul con unas especies de flechas amarillas que le quedaba muy bien y se lo compró.
Yo me probé un bikini rojo y negro que me quedaba muy bien, además le pedí opinión a Abraham y dijo que le encantaba, así que lo compré.
Cada uno se compró una toalla, cada uno eligió la del otro, y nos encantaron, después de pagar, fuimos a la siguiente tienda.