𝐕𝐆 |❝Miller se arrodilló y tomó el rosario que se encontraba arriba de su mesita de noche. Lo agarró con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. El suave murmullo de su rezo invadió la fantasmal habitación.
Una carcajada perversa se tra...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─✧ ─✧ ─✧ ─✧ ─✧ ─
Planes
─✧ ─✧ ─✧ ─✧ ─✧ ─
Narradora:
El club de perdedores se encontraba caminando hacia la escuela. Era martes, estos días se hacían interminables ya que tenían dos horas más de clases que un día normal. Sky Miller y Richie Tozier estaban un poco tensos, estaban de acuerdo que cada uno se sentía atraído por el otro, solo que no lo sabían.
-Chicos, ¿Qué les sucede? -Preguntó Ben, el chico estaba siendo consciente de que los dos mejores amigos no hablaban ni bromeaban como solían hacerlo, estaba preocupado.
-No ocurre nada, Benny -Dijo Sky posando su brazo al rededor del cuello de Ben.
-Como dice, Sky -Contestó Tozier.
-Ok, si ustedes dicen...
En la primer hora de clases tenían Química, parecía interminable. La lenta voz del profesor era terriblemente irritante, eso hacía que sea muy aburrida. Sky trataba de prestar atención a la explicación, pero por un lado estaban Daisy y Emily, las dos estaban chillando, bueno, hablando.
-El profesor de matemáticas? -Gritó/susurró Daisy O'Brien al escuchar lo que le dijo su amiga.
-Cállate, van a escucharte.
-Que los viste haciendo qué? Oh dios mío esto debe de saberlo toda la escuela.
A Sky le estaba por explotar la cabeza.
-Señorita O'Brien y Harris, por favor hagan silencio, están interrumpiendo la clase -Dijo el viejo profesor.
-Ohh, gracias a Dios -Susurró Sky. -Si, señorita Miller? -Preguntó. -No, nada profesor -Contestó ella.
Pasaron 10 minutos y Sky sintió que le llegaba un papel arrugado, se volteó y observó a Beverly que la miraba.
No las soporto, son unas idiotas. Dicen que el profesor de matemáticas y la de Artes tuvieron sexo en la sala del conserje. Son unas mentirosas que necesitan tener la atención de todo el mundo.
La muchacha terminó de leer lo que escribió su amiga y puso los ojos en blanco. Si antes odiaba a O'Brien, ahora más.
Cuando sonó la campana que anunciaba el descanso, se dirigieron a los comedores. Miller y Tozier estaban pidiendo su almuerzo.