─ ─✧ ─✧ ─✧ ─✧ ─
Escape
─✧ ─✧ ─✧ ─✧ ─✧ ─
Narra Sky:
Me encontraba bebiendo agua en la cocina, Cameron estaba sentado a unos metros de mi. Traía puesto mi pijama rosado, no quería que mi hermano sospechara de algo, obviamente nunca me dejaría salir de noche con mis amigos un día martes. Subí las escaleras y me fui a la cama. Eran las 22:40.
-Dulces sueños, Sky.
-Buenas noches -Dije con un tono muy dulce de lo normal.
Creo que lo arruiné.
-¿Estás bien? -Dijo. Mierda.
-Si, ¿Por qué no habría de estarlo?
-No lo sé, olvídalo. El muchacho concluyó y salió de la habitación.
Decidí que dejaría puesto mi pijama, me pondría un suéter negro arriba. Esperé hasta que se hicieran las 23:30, a esa hora pasarían mis amigos por mi. Me enfoqué en acariciar el suave pelaje de mi mascota. Al cabo de un tiempo escuché unos susurros.
-Pss, Sky -Se escuchaban las voces. Me asomé y definitivamente, eran mis amigos.
Salí por la ventana con mi skate en mano y antes de estar afuera del todo, le dije a Pelusa...
-Espero que guardes silencio, solo tu y yo sabremos lo que hice y haré esta noche.
-Vamos, no seas exagerada, nena -Dijo Richie.
Salte del techo y caí arriba de Beverly.
-Ouch! ¡Ten cuidado Sky! -Dijo indignada la pelirroja.
-Shhh! Pueden oírte -Murmuré.
Todos agarramos nuestros skates y empezamos a dirigirnos hacia el centro de la ciudad dejando atrás mi hogar.
-¿Traes puesto el pijama, Sky? -Preguntó Eddie.
-Sky siempre trae pijama en las salidas nocturnas -Dijo Richie.
-¿Y tú como sabes eso? -Preguntó Eddie de vuelta. Nadie contestó. Richie lo sabía perfectamente, desde que se conocieron Sky y él salían de noche al parque a escaparse de la realidad que los atormentaba.
El club de perdedores pasaba por una tienda de alimentos.
-Paremos aquí. Quiero comprar algunas cosas, estoy hambriento-Dijo Eddie.
-Está bien, pero que sea rápido -Los muchachos agarraron sus skates en mano y se adentraron en la tienda.
-Hola, jóvenes -Dijo la suave voz de una señora de ojos oceánicos.
ESTÁS LEYENDO
video games; richie tozier
De Todo𝐕𝐆 |❝Miller se arrodilló y tomó el rosario que se encontraba arriba de su mesita de noche. Lo agarró con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos. El suave murmullo de su rezo invadió la fantasmal habitación. Una carcajada perversa se tra...