—Aquí es—quito la cabeza de Jenna que descansaba sobre mi hombro.
—No está mal—dice Dan haciendo una mueca al ver nuestro edificio. Se los dije, no vivimos en el mejor barrio de esté lado de la ciudad.
—Guardate los halagos, niño bonito—ruedo los ojos y bajo de un salto de la camioneta, haciendo que Jenna caiga hacia adelante—, ¿podrías ayudarme a arrastrar el huesudo culo de mi amiga hasta el sofá o estás demasiado asustado para abandonar tu camioneta en esté lugar?
—Número uno, su nombre es Betty, no "camioneta". Número dos, mierda, si. Lo siento—baja de Betty, levanta el cuerpo inconsciente de Jenna como si no pesará nada, bien, en realidad no pesa nada.
* * *
Me encontraba haciendo mi último turno antes de ir a casa cuando Dan entró al lugar, de inmediato Jenna se pegó a mi brazo haciendo todo lo posible por arrancarme información.
—Detente, zorra hambrienta de chismes. Dan es sólo un amigo, no planeo estar cerca de su polla. Su polla y él están muy ocupados con la chica mejor amiga, sabes eso.
—No, en realidad no sé.
—Oh cierto, estabas muy ocupada estando ebria en el sofá mientras él y yo hablabamos de la vida.
—¿De la vida?—alza una de sus cejas.
—Si, ya sabes. La vida.
—¿Le hablaste....de tu vida?
—Eh...No.
—Eso creí—sonríe y besa mi mejilla al pasar junto a mi.
—¿Mal día con tu novia?
—Niño bonito—suspiro—. Lamento no poder hacer realidad tu fantasía, pero Jenna y yo no estamos juntas—me giro para encontrarlo sentado en la barra con una enorme sonrisa—. ¿Ella llamó?—pregunto curiosa de su sonrisa.
—Uh, no—su sonrisa se desvanece y me siento culpable—. De hecho ella huyó—sus cejas se juntan en señal de preocupación. Joder, esa chica lo tiene de las bolas. Nunca he sido buena dando consuelo a la gente, así que hago mi trabajo como una buena camarera, sirviéndole un café negro recién salido de la cafetera. Soy genial, ¿verdad?
—¿Quieres hablar de ello o algo así?—murmuro, apoyando mi cadera en la barra.
—¿O algo así?—bufa divertido.
—Ugh, no soy buena en está cosa de ser amigos. Escúpelo.
—No hay nada que decir, supongo—se encoje de hombros, sorbe el café y hace una mueca—, ¿le pusiste veneno para ratas a esto?
Sonrío—, sólo lo mejor para mis amigos—acerco la crema y el azúcar hacia él—. Escúpelo.
—Se fue a la granja de su abuela, Allie—murmura bajo—. Creo que Maxxie y ella tienen algo, estoy tan jodido.
—Espera un gran jodido momento—vuelve su penosa mirada hacia mi—, ¿quién es ese Maxxie?
—Un chico que pasó casi toda su infancia junto a ella. Son como hermanos.
—Já—apunto mi dedo índice hacia él—. Tú. Estúpido. Hombre. Con. La. Cabeza. Atascada. En. El. Culo—digo cada una de estás palabras enterrando mi dedo en su pecho.
—¿Qué?—gruñé, sobando su pecho herido.
—Dijiste la palabra clave, niño bonito—limpió la barra disfrutando de su mirada confundida—. Son como hermanos.
—Hey—sus ojos brillan hacia mi—, después de todo, no eres tan mala en la cosa de ser amigos.
—Si, como digas—lo despido con mi mano al ver que entran nuevos clientes.Mi turno termina sin incidentes, cuando digo sin incidentes me refiero a que ningún bastardo me manoseo mientras tomaba su orden y que mi jefe me dejó salir cinco minutos más temprano, además las propinas fueron considerablemente buenas. La renta será pagada a fin de mes, lo estoy haciendo bien. Dan decide acompañarme a casa todas las noches por un mes entero, y es...agradable. Tener a alguien preocupándose realmente por ti, sin pedir nada a cambio, eso es increíble. Creamos una rutina, en la que él pasa todas las noches por mi trabajo, toma un café, hablamos, termino mi turno y vamos a mi departamento, donde hablamos un poco más. Creo que por fin se está armando de valor para ir tras su chica. Y Jenna tiene una novia, ¿la chica de la fiesta?, esa. Ahora, no creo que duren cuando Jenna es todo menos fiel a la pelirroja esquelética.
Está noche acababa de quitarme mi uniforme para ponerme cómoda en mi pijama cuando Dan se levantó y dejó su lata vacía de cerveza en la mesa frente a él.
—Tengo que irme—echa un vistazo al reloj en su celular, sonrío hacia él mientras muevo mis cejas sugestivamente—. No, Allison—rueda los ojos—. Prometo que Alexis aún no ha respondido ni mis llamadas ni mis mensajes, así que no hay razón para que uses la mirada sucia.
—¿La mirada sucia?—alzo mis cejas divertida, dejándome caer sobre mi deteriorado sofá.
—Si, esa cosa que haces con los ojos—finge un escalofrío—. De todas formas, Eddie me pidió prestada la camioneta para buscar a su primo en la cárcel. Un buen tipo que se encontraba en el lugar y momento equivocado—niega con tristeza en sus ojos.
—Ten cuidado, niño bonito.
—También te quiero, Allie—sonrió brillantemente desapareciendo su horrible cara por mi puerta.
—¡Ewwwwwww!—grité aún oyendolo reír al bajar las escaleras del edificio.
Ahora sola con mis pensamientos y el televisor sonando de fondo, ¿el primo de Eddie, el amigo mecánico de Dan?, oh dulce bebé Jesús.Eddie y yo crecimos en el mismo barrio al otro lado de la ciudad, recuerdo a su madre, una buena mujer, cada vez que me veía ponía algo de dinero en mis manos para comida y ropa. Los tíos de Eddie, eran monstruos iguales o peores que los míos. Recuerdo al Señor Black en las fiestas que hacían mis padres para sus distribuidores, pero la Señora Black, era cuidada en casa por un derrame cerebral provocado por una sobredosis de heroína, pero eso no le hacía menos perra para golpear a su hijo en cada oportunidad que tenía. Kendall. Santa. Jodida. Mierda.
Kendall Black, el primo de Eddie.
¿Cómo explicar quién es Kendall Black para mi?
Larga historia corta.
Es el hombre que fue a la cárcel por mi. Es el hombre que desde lo siete años decidió protegerme con su vida y cruzó todas las noches mi ventana para dormir en el suelo de mi habitación para que nadie me tocará nunca más, así fue hasta que cumplí catorce y al padre de Kendall le pareció que era hora de hacer hombre a su pequeño de dieciséis y le pagó a mis drogadictos padres para que yo fuera su puta.
Kendall Black es el hombre que me protegió con su cuerpo cuando su padre intentó forzarme, es el hombre que recibió costillas rotas y un pulmón perforado por mi. Es el hombre que tres años atrás se entregó a la policía para cubrirme, una vez más. Es el hombre que he amado desde que tengo memoria, y hoy, después cuatro años, tengo la certeza de que volveré a verlo.
Mierda. Mierda. Mierda.
—¡ALLIEEEEEEE!—golpes de puños y patadas mueven mi puerta, la observo manteniéndome en silencio para que se vaya y pueda seguir torturándome, pensando en un Kendall de diecisiete siendo llevado por la patrulla—, ¡SÉ QUE ESTÁS AHÍ, DANNY ME DIJO QUE AÚN ESTABAS DESPIERTA!¡ALLIEEEEEEEEEEE, ABRE LA MALDITA PUERTA!—más golpes y patadas por unos tres minutos más o menos hasta que arrastré mi culo hacia la puerta y abrí—. Lo sabía—sonríe triunfante y se hace paso dentro de mi departamento. Genial. No hay tiempo de tener lástima de mi misma está noche.
—¿Qué está pasando, Jenna?
—Molly rompió conmigo.
—¿Ella rompió contigo?—cruzo mis brazos sobre mi pecho.
—Seh, dijo que se dió cuenta de que seguían gustándole las pollas y se fue.
—¿Y estás bien con eso?—murmuro acercándome a ella.
—Estoy genial, amo que rompan mi corazón por una polla—ríe histericamente sentándose en el borde de mi sofá.
—Uh...—me siento junto a ella, incomoda paso mi brazo sobre su hombro y acaricio su brazo.
Ríe un poco mirándome de soslayo—. Podríamos evitarnos todo esto si simplemente me besarás hasta que toda la tristeza se vaya—apoya su cabeza en mi hombro, suspirando.
—Sigue soñando, chica—beso su cabeza. Quizás no sea tan mala en está cosa de la amistad. Sonrío a eso. Mi sonrisa se vuelve hacía abajo cuando mi cerebro decide traer secuencias ficticias de Kendall siendo torturado en la cárcel por tres años y medio.
Oh, Kendall
Perdóname, Kendall.
—¿Allie?—escucho la voz adormilada de Jenna, la miro y ella me sonríe—, si fueras de mi equipo, seríamos una muy buena pareja, ¿lo sabías?—río y pellizco su costado.
—Ya superalo, culo huesudo.
—Sé que amas mi culo, no importa cuántas veces lo llames huesudo.
—Lo que te haga sentir mejor, chica—río.
Kendall. Kendall. Kendall.
—Allie. Tus pensamientos son tan ruidosos que no me dejas escuchar la televisión, maldita sea.
—Lo siento—murmuro.
—¿Vas a decirme que está pasando?—dobla sus piernas bajo su trasero y me observa.
—Pasa que un chico que quisé mucho en el pasado estará devuelta en mi presente.
—Huh—entrecierra sus ojos y se acerca un poco más—, necesito más información...
—Olvidalo, eso es todo lo que te diré.
—Apestas.
—Tú apestas.
—Las dos apestamos.
Sonrió manteniendo mis ojos fijos en la televisión—. Pero Molly apesta aún más.
Sin la necesidad de mirar a Jenna sé que está sonríendo.
Hago un maldito buen trabajo en está cosa de la amistad.
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Bruises, Una secuela de Scars.
Non-FictionHe sido golpeada varias veces en la vida, y nunca me quejé, porque esa vida era todo lo que conocía. Supongo que escapar de casa porque tus padres te quieren dar a cambio de una nueva dosis, fue el peor golpe de todos.