Mientras que las mazorcas de maíz crujían y el cielo cubierto por la neblina, el humo del fuego manchaba ese blanco tan hermoso en el cielo, hacia abajo unos niños huyendo mientras que detrás de ellos una masacre se acercaba.
-¡Aquí!, ¡Niños! ¡aquí!- Grito un hombre con un fusil en su única mano.
Todos estaban armados, eran tiempos de guerra, pero unos, más armados que otros. el hombre que gritaba, Vladimir Belinski, amigo de Pavel Petrov, padre de Viktor Petrov, que luchó junto a él en la guerra no pudo pelear más cuando un misil de artillería le hizo perder el brazo, llamaba a los niños alzando su fusil, al lado de él había una carreta con un poco de paja jalada por un par de caballos.
-Niños, suban- vocifero un poco cansado alzando a los niños uno a uno a la carretilla.-hagan la paja a un lado y agarrense fuerte- finalizo diciendo yéndose al asiento del conductor y marchandose de allí.
-Mama...- dijo Viktor Petrov entre sollozos mientras que Dimitri Sokolov trataba de consolarlo.
-Yerik tenía razón, eso malditos nos atacarían apenas saliera el sol-dijo Vladimir Belinski entre gruñidos.
-Ahora que haremos-dijo Mika Strekoznova con una voz suave.
-Lo que haremos ahora será irnos a la ciudad en busca de refugio ¿está claro?- dijo Vladimir Belinski-Mira Viktor, debes de ser fuerte como tú padre, aunque solo seas un niño, debes de aprender a superar las pérdidas, así lo hubiera querido tu madre-finalizo diciendo.
Llegaron a la ciudad de Leningrado y solo pudieron ver manifestaciones en las cuales muchas personas morian a diario, nada del otro mundo, Vladímir Belinski fue a casa de un amigo suyo en busca de refugio, mientras que Dimitri Sokolov se regreso al diminuto apartamento donde vivían sus padres, al igual que los padres de Dimitri, el amigo de Vladimir Belinski también vivía en uno, se hospedaron allí durante varios meses buscando algún empleo, durante ese tiempo, Viktor Petrov buscaba tambien trabajo y solía mirar por la ventana las camionetas que transportaban a decenas de reclutas ya muertos, heridos o de camino a la guerra, Mika Strekoznova, esperaba la llegada de su padre, velando y orando a Dios para que su padre llegase sano y salvó, velando con el reloj de bolsillo que este le había dejado, siempre a la compañía de Viktor Petrov y Dimitri Sokolov si este no se encontraba trabajando repartiendo el periódico en su vieja bicicleta de color plateado, constantemente le enviaba postales de como era la situación en Leningrado y esperaba su llegada, mientras que su papá se encontraba en una de las guerras más sangrientas de la historia, Mika Strekoznova se mantenía al tanto de la radio al igual que Vladímir Belinski y su amigo, solía hacer también el desayuno junto al amigo de Vladimir Belinski, afortunadamente ya había conseguido un trabajo como mesera de una cafeteria, Viktor Petrov también ya había conseguido un trabajo como repartidor de periódico como Dimitri Sokolov, este último era muy inteligente, solía ayudar al amigo de Vladimir Belinski cuando algún aparato se le descomponía, además solía tener un sueño, un sueño en plena guerra mundial, una pequeña luz en la oscuridad, ser ingeniero.
Una noche, Vladímir Belinski se encontraba en el balcón del departamento haciendo un cigarro con su mano derecha y Viktor Petrov el cual no podía conciliar el sueño, se levantó del piso y camino en el pequeño lugar, allí vio a Vladimir Belinski y como estaban a solas le preguntó.
-Señor Vladimir
-Dime hijo-dijo fumando su cigarro
-¿Por que nos salvó?
-Mira Viktitor... Cuando peleabamos en las trincheras durante la guerra, un cañón de artillería disparo hacia nosotros, todos salieron corriendo y tú papa fue quien me empujó a mi para que explosión del misil me hiciera el menor daño posible, él murió, él me salvó, es lo menos que puedo hacer por ti-finalizó diciendo mirando la luna
-Mu-muchas gracias...-dijo tratándose las ganas de llorar
-Toma, nos tomamos esta foto juntos, ten de recuerdo-dijo dándole la fotografía
La tomo, le dió las gracias y salió a caminar para poder conciliar el sueño, el viento iba y venía, los grillos grillaban y Viktor Petrov se sentó en una banca, tratando de ordenar sus pensamientos con la foto en sus manos, recordando lo que había pasado hace 2 meses, recordando que fue lo que cambió su vida, siguió caminando hasta llegar al cementerio, y no se sorprendió al ver todas las tumbas que habían, cientos y cientos de tumbas, con cada historia abajo, con lo que alguna vez fue una persona, una persona con familia y aspiraciones, con hijos y debilidades. Días después Vladimir despertó a Mika Strekoznova y a Viktor Petrov explicandoles lo más rápido y resumido posible, su amigo al parecer, tenía una deuda con unas personas y por la crisis no les había podido pagar, así que en minutos vendrían a cobrar la deuda, los niños y Vladimir Belinski se llevaron sus cosas y se despidieron de su amigo, este no podía huir por que no tenía a donde ir, vivir en Rusia como fugitivo era imposible, así que se fueron del lugar mientras su amigo solo los veía por el balcón, un poco triste, para que después derribaran su puerta y para cobrar la deuda.
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Erase Una Vez En La Unión Soviética
AcciónErase Una Vez En La Unión Soviética En la cual un hombre llamado Víktor Petrov con la intención de luchar por su país y la libertad de la gran madre rusa, pero tras una serie de acontecimientos empezaría a ver a La gran unión de una forma distinta q...