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Mateo

I wish that

I was good enough

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ATENCIÓN: Esta es la segunda temporada de "Dared", sin lectura previa es probable que no se entienda la historia.

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—Dale, metete adentro.— ordenó el mayor y yo acote a lo que me pidió a punto de romper algo. Tiré mi mochila al piso y me senté en una de las camas vacías del lugar, suponía que acá había más de un pibe en esta habitación, un poco de miedo me daba.

Golpee la misma con el puño cerrado y me acosté en ella, no me podía estar pasando esto y justo en el momento menos indicado para mí. Siempre hubo un huracán de quilombos en mi vida, pero nunca pensé que iba a estar metido acá, bajo ninguna circunstancia.

—Dijeron que había un nuevito.— habló alguien entrando a la habitación con dos chabones más, y una vez que me vieron tirado en la cama, se miraron entre ellos.— Ah, flor de manco trajeron.— dijo y los tres se echaron a reír, por mi parte suspiré.

—Aparte una pinta de villero tiene este.— susurró el otro y más carcajadas se escucharon.

—Este villero te rompe la jeta si no te callas, así que te recomiendo que lo hagas, ¿dale?— sugerí, esta vez se callaron.

—¿Qué vení' a agitar, gil?— hizo montón con la mano el primero que habló acercándose a donde estaba.— Acá no te hagá' el vivo porque tocás de la patada del culo que te damos, eh.

—Ustedes son los atrevidos que flashean cualquiera.— contesté yo ya enojado.

—Ya me calentaste y ni te conozco.– dice entre dientes.— ¡Cierren la puerta con la llave! De esta este turro no sale.

Y ahí es cuando comenzó una de las primeras torturas.

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Dos meses y medio después

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—Ma, voy a ver a Paloma.— acote agarrando las llaves que estaban en la mesa del comedor.— ¿Necesitás que te compre algo?

—¡No, Matu! ¡No te preocupes!— gritó desde su habitación, estaba con un dolor en el pecho y cuando por fin me libraron de esa mierda de habitación del correccional, me enteré que se fue a hacer unos estudios que los tenía que pasar a buscar yo por la noche, porque a ella se le dificultaba respirar y más ahora que está comenzando la primavera, época del polen.

—Cualquier cosa me llamas y voy a la farmacia.— propuse guardando mi celular en el bolsillo de mi campera.— Te amo, cuidate.— dije y cerré la puerta por detrás mío.

Agarré la moto que me prestó Valentín y le saqué el seguro, para después subirme en ella y comenzar a acelerar para la otra parte de Buenos Aires, Almagro. Mientras seguía andando, empecé a sacar mis propias suposiciones de qué es lo que podría tener mi vieja, capaz que era algo que debía durar menos de una semana, pero tenía miedo de que sea algo grave con lo que afecte por completo su salud, es por eso que decidí pasar el mayor tiempo con ella para ver si necesitaba algo, por las dudas.

Desde que salí de ahí, procuré no verle la cara a Martín porque era capaz de mandarlo al hospital y que se vaya directo al entierro de por vida. Después de varios minutos de viaje y de pasar por la autopista, estaba a escasas cuadras del lugar de encuentro con Paloma, la notaba muy rara desde que nos vimos de nuevo, cosa que me ponía medio nervioso. Una vez que llegué, enganche la moto con seguro cerca de donde yo la pueda ver y me bajé.

shades; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora