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Mateo

Hoy vas a conocerme por dentro

Aunque no vas a sentir lo que siento

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—¿Hace cuánto lo grabaste, turro?— interrogó poniéndose los auriculares para escuchar uno de los temas que tenía en mi celular. Se la veía emocionada.

—Hace dos semanas, por ahí.— dudé frunciendo el ceño y ella me sonrió a medias, cosa que imité.

—Ya el nombre me llama la atención, para serte sincera.— admitió.

—Es que soy muy capo.— me agrande y la morocha rió mordiendo su labio inferior.— No, me da vergüenza que lo escuches en frente mío.

—¿Ves que sos chiquito todavía?— dijo mirándome con ternura.— Bueno, me doy vuelta y apenas termine te aviso.

—Dale, pero no te rías.— susurre lo último y ella rodó los ojos para después sentarse al lado mío y darme la espalda. Yo la abracé por la cintura y apoyé mi mentón sobre uno de sus hombros.

Dejé que ella escuche la canción y para mí fueron los minutos más eternos de toda mi vida, no estaba muy conforme con el resultado y más sabiendo que era uno de los primeros. Paloma era una de las primeras personas que me escuchaba en este ámbito, un poquito me ponía nervioso, bastante nervioso.

Después de que haya terminado, la morocha se dio vuelta para mirarme con una sonrisa, yo fruncí el ceño y ella me tomó el rostro y dejó unos cuantos picos en mis labios, yo reía mientras la agarraba por la cintura.

—¿Qué te pasa?— pregunté entre besos y ella se separó, yo la miré extrañado y noté que sus ojos se cristalizaron.

—¿Vos hiciste eso en serio?— interrogó y yo asentí, un poco desconfiado.— Está hermosa, turro.

—¿En serio?

—Sí, chiquito. No te das una idea de lo orgullosa que estoy de vos.— acotó y me volvió a abrazar por los hombros, yo le correspondí el abrazo con una sonrisa en el medio.

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—No, salí matadisimo.— me quejé al ver la foto que nos sacó la morocha como por décima vez y ella me miró enojada.

—Parecés una mina diciendo que salís mal en todas las fotos.— acotó y siguió buscando algún filtro que le guste.

—Perdoname por ser inseguro.— susurre y Paloma me volvió a mirar, esta vez sonriéndome.

—Pero vos sos re lindo, turro.— insistió pero yo negué.— ¿Cómo que no?

—Tengo la cara re pateada.

—Voy a hacer como que no escuché nada así no me enojo con vos.— suspiró y me mostró un filtro que me cambiaba la cara, haciendo que suelte una carcajada.

—Esto me hace más feo.— reprimi.

—¡Mateo, cerrá el culo!— interrumpió enojada y yo alcé ambas cejas sorprendido.— No digas eso de vuelta.

—¿Qué cosa?— bromee y la morocha rodó los ojos.

—Que sos feo.

—Ah, ¿me decís feo?— repetí haciendo que Paloma se tape el rostro frustrada.

—A veces te hacés detestar.— admitió y yo hice puchero en mis labios.— Pero no hagas así que me muero de amor.

—Entonces no me digas que soy detestable, Pachu.— murmure y ella dejó un corto beso en mis labios.— No, ahora me puse mal.— negué con la cabeza y me di vuelta, dándole la espalda a la morocha.

—Sos un nene chiquito...

—Basta, no me digas que soy chiquito.— interrumpí enojado y ella rió por lo bajo.

—Aunque te pongas odioso cuando decís que sos feo, yo te amo mucho, ¿sabés?— dijo cerca de mi oído mientras apoyaba su mentón en mi hombro.— No sé por qué me seguís hablando cuando fui una mierda con vos.

—¿Sabés por qué?— me di vuelta para mirarla y ella hizo un movimiento con la cabeza para que continúe.— Porque me tenes embobado, Pachu.— le sonreí y esta vez la morocha hizo un puchero notable.— Y aparte sos hermosa, flaca.

—Me quiero casar con vos ahora mismo.— me abrazó por los hombros y comenzó a dejar besos en mis mejillas.— Sos un dulce de leche, Mateo.

—Es que vos me ponés así.— le correspondí el abrazo y escondí mi rostro en su cuello.— Yo te amo mucho más.

—¿Ves que sos un nene todavía?— habló después de unos segundos.

—Te amo y todo pero de nene no tengo nada, aceptalo.— dije cansado pero ella negó riendo.

—Yo pensaba que eras re frío con las personas, y terminaste siendo un bebito que necesita amor cada dos por tres.— apretó mis cachetes y yo largué una carcajada.

—Ahí te doy la razón.— acote y ella sonrió.— Hasta cuando sonreís sos hermosa, yo ya gané con vos.

—Flaco, no me parece que seas así conmigo.— hizo montón con la mano y yo la tomé por el mentón y la acerqué, así poder juntar sus labios con los míos.

Ella puso sus manos en mi nuca para acercarnos más y sonrió en medio del beso, generando unas cosquillas en mi panza medio raras. Como diría Valentín, mariposas drogadictas. Estuvimos así durante unos minutos hasta que la morocha se separó, finalizando el beso con un pico.

—Turro, yo lo último que quiero hacer es lastimarte por segunda vez.— habló después de unos segundos de silencio, en los que solo me dedicaba a mirarla.— Yo no me doy cuenta de las cosas y eso lo sabés bien, y vos no merecés que te lastimen por décima vez en el año, ¿entendés?

—Yo soy completamente feliz al lado tuyo, Pachu. No te hagas la cabeza por boludeces que ya pasaron.— sonreí para tranqulizarla y, acto seguido, dejé un beso en la punta de su nariz.— Con que vos me quieras yo ya estoy bien.

—Sos un ángel, te amo.— dijo y me abrazó nuevamente. Yo dirigí mi manos al pelo de ella y comencé a acariciarlo.

Eché un suspiro aliviado, sabiendo que la tormenta de mi vida ya se estaba terminando y estoy tranquilo con la gente que realmente amo.

Me fijé qué hora era en mi celular, que apenas lo saqué, y eran casi las cinco de la mañana. Sentí que, de repente, la respiración de Paloma se volvió tranquila, y le vi la carita y estaba totalmente dormida, yo me morí de ternura y apoyé con cuidado mi cabeza sobre la de la morocha.

Decidí taparnos con delicadeza y dejé un beso en la frente de ella, cerré los ojos y dejé que el sueño también me invada. Hoy por hoy todo en mi interior se solucionó.

Me di cuenta que valió la pena sufrir tanto para que después esté así de calmado. Yo sabía que alguien me iba a salvar de todo lo que estaba, y mi vieja y ella hicieron que eso sea posible. Por eso ambas eran las mujeres de mi vida.

Mis amigos, los pocos que me quedaron, fueron los únicos que nunca dudaron de mí y siempre me dieron una mano cuando más la necesité. Puede que alguna que otra cagada se hayan mandado, pero los quería muchísimo a pesar de todo.

Hubieron heridas gigantes que dejaron infinidades de cicatrices, de sombras, y dolores inmensos. Pero acá estoy, después de tanto tiempo, amando y confiando en alguien sin dudarlo.







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se esta acercando el final definitivo🥺 y estoy re contenta porque creo que fue la única fic en la cual nunca me quedé sin ideas, tipo siempre tenía algo en mente (aunque sea para sufrir a mateo) y eso no me pasó casi nunca jajajaj enfin yayu trolo

shades; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora