06

1.9K 175 148
                                    

Mateo

No valora que el tiempo decida

Si la miran, se mira y pierde el sentido la salida

• •

—¡¿Cómo?!— preguntó exaltado Valentín y abrió los ojos de par en par, Daniel estaba con la boca abierta mientras que comía el pancho que se acabó de comprar en el kiosco del colegio.— ¿Qué cosa pasó?

—Treinta veces dije lo mismo.— hablé cansado pasando mis manos por mi rostro frustrado.

—Qué fuerte, chabon.— dijo el rubio sorprendido.— Y qué suerte, hijo de puta.

—Yo solo quería hacer un trabajo.— me defendí y ambos me miraron obvios, no me creerían pero yo juraba que decía la verdad en todo momento.

—Justo, el trabajo era que ella te haga un pete y terminen cogiendo, ¿no?— interrogó el ojiazul y Daniel rió por lo bajo.

—Fue instantáneo, boludo.— argumente mirándolos de reojo.

—¿Y qué onda? ¿Estuvo piola?— susurró Daniel, se veía interesado en lo que pasó, me daba miedo.— ¿Cómo hace los petes?

—Averigualo vos.— propuse pero él negó.

—Vos fuiste el privilegiado, turro.— me codeo Valentín y por detrás de él pude ver a Paloma caminando por el patio, apenas la miré y volví mi vista al frente.

—¿Qué tiene Emilse que los pone tan pajeros?— hice montón con la mano.

—Emilse es como la Ester Expósito del curso, y que vos le hayas dado es para hacerte un lindo...— dijo pero se calló al ver pasar a la morocha por delante nuestro, me miró de reojo y siguió caminando para donde estaba yendo.— ¿Me habrá escuchado?

—No sé, pero yo algún día de estos te voy a cagar a piñas si no te callas un poquito.— advertí saliedo del pequeño círculo que teníamos y el rubio frunció el ceño.

—Pero si yo nada más quería saber lo de Emilse...

—¿Vas a hablar con ella?— interrumpió la charla Valentín.

—No me queda otra.— negué y salí disparado por detrás de ella.

Ya me estaba hartando de tener que aclarar algo que no tenía por qué hacerlo, pero no quería que justo ella se sienta mal, así de repente. Vi cómo entró a nuestra aula, que por cierto, no había nadie, y escuché cómo se sentó en uno de los bancos al fondo, ya que raspó contra el suelo.

Asomé mi cabeza y la pude ver apoyada contra la pared a punto de llorar, por ende entré al lugar y me acerqué hacia la morocha. No entendí por qué se puso así.

—¿Qué querés?— susurró dándose vuelta para el otro lado, esquivando mi mirada mediante me sentaba en el banco de en frente.

—¿Pasa algo que estás llorando?— consulté después de unos segundos, pero ella negó.

—No, andá.— cambió de tema limpiando las lágrimas que seguían cayendo.— En serio te digo.

—No me voy a ir.— me opuse y ella rodó sus ojos.— ¿Escuchaste lo que dijo Daniel?

—Está perfecto lo que dijo.— admitió pero yo no le creí.— Total, yo no soy nada tuyo.

—No entiendo por qué te afecta...

—¿No es medio obvio, Mateo?— interrumpió, esta vez mirándome a los ojos.— Pero ya está, me chupa un huevo.

—No, no te chupa un huevo cuando estás así.— corregí, ella volvió a negar.— ¿Qué onda tu chamuyo?

—Nada, me boludeo.— restó importancia frotando sus manos por el frío que hacía.— Ahora vos estás con Emilse, hace la tuya con ella. Yo no me voy a meter.

—No estoy con Emi, Paloma.— di a entender, la morocha no contestó.— Que yo sepa, vos me terminaste.

—Ya sé, Mateo. No soy boluda.— se enojó y yo suspiré pesado.— Pero no sé por qué me pongo mal si no tengo nada que ver.

—Lo mismo me pregunto.— respondí y ella me miró mal.— ¿Te puedo hacer una consulta?— interrogue y Paloma asintió.— ¿Vos quisiste estar conmigo porque querías o porque tenías bronca con Emilse?

—Ahora te salió con otro cuento la tarada esa.— mordió su labio inferior.— Está resentida de la última vez que hablamos nosotras dos.

—Decime la verdad, Paloma.

—¿No me crees?— habló con un hilo de voz, yo negué.— Ya te llenó la cabeza.

—¿Cómo querés que te crea después de todo lo que me dijiste, Paloma?— hice montón con la mano pero ella alzó ambos hombros.— No te hagas la desentendida. Hablá de frente.

—¿Y qué te voy a decir? ¿Te voy a obligar a que me creas, Mateo?— preguntó con enojo.— Si querés creerle, hacelo.

—¿Qué pasa que te sentís así, Pachu?— insistí acariciando su mano con la yema de mis dedos.

—Es que soy una hija de puta.— habló soltando lágrimas de nuevo.— Lo último que quería hacer era lastimarte justo a vos, que siempre la pasas para el orto y lo único que hice fue desperdiciar la oportunidad de cuidarte. Y te terminé boludeando sabiendo que a vos te iba a doler, no pienso las cosas antes de hacerlas.— murmuró y me miró a los ojos.— Mirá, Mateo. Vos estás en todo tu derecho de putearme las veces que necesites y descargarte conmigo, hasta podes odiarme porque me lo merezco, pero me pone bien que ahora estés, aunque sea, un poquito mejor desde que te conocí, ¿sabés?— sonrió a medias.— Sos chiquito como para aguantar toda la mierda que te hice, y me siento una mina afortunada de haber encontrado a un turro lindo como vos.— rió por lo bajo, limpiandose de nuevo las lágrimas.— Perdoname por lo de Martín por octava vez, y perdoname por hacerme pasar por una persona totalmente distinta. Con que vos estés bien y que nadie te haga sufrir, yo soy feliz.— finalizó y sin pensarlo, volvió a soltar otras lágrimas que de inmediato cayeron en la mesada de su banco.

—Pachu, no te eches la culpa de todo.— dije mientras yo secaba sus lágrimas.— Yo te perdono, porque sé que Martín es un pelotudo y algo hizo para que vos hagas eso, yo sé que vos no sos así porque te conozco.— la tranquilicé y ella asintió de nuevo.— Y que hayamos terminado todo, eso no significa que yo te dejé de querer, reina.— le sonreí y la morocha echó una pequeña risa.— Vos no sos mala piba, vos en serio te preocupas por los demás y eso vale muchísimo en una persona.

—Ves que sos un lindo.— mordió su labio inferior reprimiendo una sonrisa y yo me acerqué por completo para abrazarla, rodeando mis brazos por su cintura.— No te merezco, turro.— dijo escondiendo su rostro en mi cuello.

—Ahora vos sos la chiquita acá.— acote y ella rió.— Te amo, Pachu. No te sientas mal, yo estoy bien si vos también lo estás porque odio verte llorar.

• • •

duda que me agarró, les cae bien e1000c?

no las quiero alterar, pero -13 DÍAS PARA EL DISCO Y PARA ESCUCHAR EL FEAT CON WOS Y NICKI Y RAIN II OK.

shades; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora