XLVIII +18

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Antes de todo quiero darle las gracias a LucaGasSimn, gracias a ella existe este capítulo. Pasaros por su perfil e historias ya que esta haciendo una de Instagram muy chula. Gracias amiga te amo❤😍

Narra Ecko:

Cuando vi esas fotos sentí el calor concentrado en mi entrepierna. Inconscientemente miré mi pantalón y vi un enorme bulto en el centro. Maldije para mis adentros.

¿Tenía que enviarme esas fotos justo cuando estoy grabando? No se saldrá con la suya.

Me despedí y salí del estudio. Me subí al coche y conduje a toda velocidad. Me salté algún que otro semáforo, pero no me importó en absoluto.

Cuando llegué a la calle deseada aparqué el coche y me bajé corriendo. Cerré de un portazo. Por suerte no había nadie en la calle.

Toqué el timbre y mientras esperaba que me abriera golpeaba el pie contra el suelo.

Mi entrepierna ya dolía como mil demonios y tenía un calor infernal.

Tras unos segundos que parecieron horas me abrió la Nailah. Vestía muy provocativa. Llevaba ropa interior de encaje color negro y una túnica muy fina blanca, casi transparente.

Nailah: Has tardado mucho menos de lo que pensaba.

Su voz seductora y su mirada pícara no ayudaban a mi pequeño problema. Más bien, gran problema.

Se hizo a un lado para dejarme pasar. Entré muy desesperado. Escuché la puerta cerrarse detrás de mí. Seguido de ese sonido unos brazos en mi espalda. Masajeaba mis hombros con suavidad y fuerza a la vez.

Nailah: ¿Has visto las fotos, amor?

Me estremecí ante aquel susurro. Su voz es tan... sexy.

Sin aguantar más me di la vuelta y la besé con lujuria. A mitad del beso mordí su labio inferior, haciendo que abriera la boca, gesto que aproveché para meter mi lengua.

Puse mis manos en sus caderas para después bajar lentamente. Al sentir mis manos en su culo soltó un pequeño gemido. Ese pequeño sonido desató la poca cordura que me quedaba.

La cargué cogiendola por los muslos y besando su cuello, ella llevó sus manos al mío y se sujetó.

La llevé hasta la pieza, donde la dejé sobre la cama. Me quité la remera y me puse encima de ella. Le quité sin delicadeza alguna la túnica dejando libre vista a sus pechos con el provocativo sujetador de encaje. Antes de poder acercarme ella me separó.

Nailah: Te dije que te recompensaría, ¿Recuerdas?

Con una fuerza que no sabía que tenía, me dio la vuelta quedando ella sobre mi. Se sentó en mi entrepierna y comenzó a moverse con sensualidad sobre ésta.

Solté un pequeño gemido seguido de jadeos. Fruncí el ceño, me estaba desesperando a propósito. Cuando dejé de sentirla abrí los ojos. ¿Va a hacer lo que creo que va a hacer?

Desabotonó mi pantalón y me lo quitó quedando en bóxer. Pasó su mano por encima de la tela haciendo que echará mi cabeza hacia atrás para disfrutar.

Bajó mis boxers de manera lenta y tortuosa. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza cuando sentí su lengua en mi pija.

Gemí algo fuerte cuando se lo metió casi todo en la boca, supuse que no le cabía todo ya que con una mano masturbó lo que no alcanzaba a lamer.

Hacía un vaivén con su cabeza succionando con fuerza en los momentos clave y pasando su lengua por todos y cada uno de los puntos débiles.

Ecko: N-Nailah me v-vengo– dije entre gemidos-.

Aumentó la velocidad hasta que llegué al esperado orgasmo. Se incorporó y me miró con picardía.

Nailah: Te ha gustado?

Ecko: El mejor pete de mi vida.

Se volvió a subir sobre mi besándome con deseo y pasión. Puse mis manos en el cierre de su sujetador y lo desabroché. Lo tiré lejos y me centré en sus pechos. Los lamí y succioné hasta que quedaron rojos e hinchados.

Escucharla gemir era increíble. Me encantaba saber que yo le estaba provocando ese placer. La recosté en la cama y la miré con lujuria.

Ecko: Me toca devolverte el favor.

La vi sonrojarse más de lo que ya estaba. Besé su abdomen y bajé hasta sus bragas. Las cogí entre los dientes y las deslicé lentamente hasta abajo.

Me deshice de ellas tirándolas lejos y centré mi vista en su vagina. Separé sus piernas y la miré por última vez antes de hundirme en ellas.

Lamí, succioné, mordí... Hice de todo, metí dedos, masajeé su clítoris, la penetré con la lengua. Tiene mucho aguante, y eso es bueno. Muy bueno.

Nailah: Na-Nacho c-creo que– no terminó su frase debido a que gritó de placer-.

Se había venido por fin. Su pecho subía y bajaba con velocidad. Ha sido muy intenso.

Nailah: J-joder, hazlo y-ya.

Ecko: Tengo que agarrar un condón.

Nailah: Mañana m-me tomo la pastilla p-pero hazlo ya.

Oírla suplicar de esa manera me excitaba. Cedí ante sus plegarias y me coloqué entre sus piernas.

Ecko: Lista?

Ella asintió rodeando mi cuello con sus brazos. Entré lentamente en ella. Antes de que soltara algún grito la callé con un beso.

Entraba y salía lentamente hasta que se acostumbrara al tamaño. Enredó sus piernas en mi cintura indicando que ya se sabía acostumbrado.

Aumenté la velocidad de golpe. Subí sus piernas a mi hombros para embestirla más profundo. No paraba de gritar y de gemir como loca, mientras que yo soltaba gemidos y gruñía.

Estuvimos al rededor de 40 minutos, cambiando de posiciones y experimentando con el cuerpo del otro hasta que llegamos al orgasmo.

Estábamos exhaustos. Me tumbé a su lado y la abracé.

Nailah: Es la primera vez que llego al orgasmo

Sonrió con tristeza. Le di un suave beso en los labios y le acaricié la espalda.

Ecko: Conmigo te acostumbrarás a llegar al orgasmo– le susurré al oído-.

Nailah: Te amo.-me sonrió con un brillo en sus ojos-.

Ecko: Y yo a ti, mi amor.

Era la primera vez que me decía te amo. Yo también se lo devolví ya que es verdad y nunca antes se lo había dicho a alguien... de verdad que la amo.

Nos pusimos en cucharita y al recordar lo que había sucedido me dormí con una sonrisa.

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