Capítulo 4

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*Soobin's POV*

Todo este tiempo que he compartido con "la voz de la cueva", me he dado cuenta de las cosas que he reprimido por vivir entre las demás personas. Me he dado cuenta que me he perdido a mí mismo y de lo cruel que es la sociedad con personas como nosotros. Digo personas, porque, a pesar de nuestras diferencias físicas, sigo siendo una persona como todos ellos. No entiendo el por qué nos quieren traficar, como si fuéramos un objeto sin sentimientos. Nos ven como un billete de 100 dólares y nada más. 

"Oye, aún no me dices cómo te llamas.", digo algo nervioso. "No me gusta apodarte 'la voz de la cueva'."

Una fuerte carcajada retumba en el lugar, parece que le es gracioso mi comentario. 

"¿En serio me llamas así?", empieza a reírse de nuevo.

"Bueno, si me dijeras tu nombre, no te llamaría de ese modo.", ruedo mis ojos.

"Beomgyu.", realiza una pausa. "Ese es mi nombre."

Mi rostro comienza a sonrojarse y una pequeña sonrisa aparece. Nunca había reaccionado así con alguien y menos con alguien que nunca he visto. Siento una sensación extraña recorrer todo mi cuerpo, pero al mismo tiempo es gratificante. 

"N-no sé s-si te dije, pero el m-mío es...", aclaro mi garganta, el nerviosismo me está atacando. "Soobin.", suelto un gran suspiro.

"Te escuchas muy tierno cuando estás nervioso, Soobin.", su tono de voz es suave y cálido.

En ese instante, un hombre encapuchado se detiene frente a mi celda sujetando una soga con sus manos. Ambos nos quedamos mirándonos a los ojos por varios segundos, hasta que él decide abrir la puerta de mi celda. Entra a la misma y, de cuclillas, se acerca a mí.

"Si te resistes, será peor para ti.", estira la soga con ambas manos.

Me posiciono de rodillas y coloco mis brazos detrás de mi espalda. Comienza a amarrar mis brazos y a sujetarlos sobre mi espalda. Coloca soga alrededor de mi estómago y sobre mi pecho para reforzar el amarre. 

"Listo.", realiza un doble nudo final por seguridad.

Me agarra del brazo izquierdo y me saca de la celda. Luego, comenzamos a caminar hasta una habitación completamente vacía; no tiene nada en su interior, solo la luz en el techo que ilumina el sitio. 

"Arrodillate aquí y espera a que regrese.", me ordena el hombre encapuchado y se retira de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

Sin otro remedio, obedezco a la orden y me arrodillo en el centro de la habitación. Observo a mi alrededor, pero solo hay una salida y una entrada, que es por dónde acabo de entrar. Frente a mi hay una cámara de video, la cuál está encendida porque la luz roja está parpadeando. Además, detrás de la cámara, hay una vitrina encrustada a la pared roja; supongo que me estarán observando desde allí.

La puerta se abre una vez más, entrando a la habitación un chico de cabellera negra, tez blanca y ojos grises. Su vestimenta es totalmente negra y lleva el mismo amarre que el mío. Desde el primer instante que lo ví, supe quién es. De hecho, su olor es exquisito.

Él se arrodilla a mi lado derecho mientras que el hombre encapuchado, se posiciona en medio de nosotros y aguanta las sogas que nos amarran. Ambos nos miramos a los ojos, analizando los rasgos físicos de cada uno.

"Es un placer el poder conocerte al fin.", Beomgyu sonríe.

Ver su hermosa sonrisa y sus ojos iluminarse al mismo tiempo... No tengo palabras para explicar lo que siento.

"Omitiendo las circunstancias, opino lo mismo.", sonrío.

Sin embargo, una voz proviniente de los altavoces interrumpe nuestro momento.

"Puedes proceder.", un silencio nace luego de esas palabras.

No entiendo lo que significa, pero no me da buena espina. Beomgyu y yo nos miramos una vez más y, en ese momento, el hombre encapuchado coloca su mano en medio de nuestros rostros, sujetando unas rebanadas de carne cruda. Ambos comenzamos a olfatearla hasta que nuestras miradas chocaron.

Tenerlo tan cerca a mi, me está causando un conjunto de emociones en todo mi ser. Siento mariposas en el estómago, me siento atraído a él. No me importa la carne que tengo frente a mi, solo puedo pensar en lo que estoy sintiendo por Beomgyu. Puedo sentir que él está sintiendo lo mismo por mí; no entiendo por qué esto me está pasando ahora.

"Soobin...", susurra jadeante.

Escuchar mi nombre con ese tono de voz... Ya no puedo contenerme. Sin pensarlo más, planto un beso en los labios de Beomgyu. Al inicio, no aceptó el beso, pero, luego, continuó al unísono conmigo. Nos besamos apasionadamente, deseándonos con todas nuestras fuerzas. Nunca había besado a alguien con esta pasión como lo estoy haciendo ahora, y se siente tan bien. Siento como si no quisiera despegarme de Beomgyu jamás. 

Nuestro beso culmina con jadeos; ambos jadeando en busca de oxígeno. Lamo mis labios saboreando su dulce sabor una vez más. Definitivamente, no me arrepiento de nada. 

"Puedes retirar la carne.", se escucha de nuevo la misma voz a través de los altavoces.

El hombre encapuchado obecede la orden y retoma su posición inicial, alejando el olor a carne cruda de nuestras narices.

"Veo que la carne cruda no les hizo el efecto que esperaba ver, pero puedo sacarle provecho a todo esta situación.", una leve carcajada hace eco en las altavoces.

"Sabía que alguien nos veía por esa vitrina.", aprieto mis puños.

"Es cierto, observé todo el número que se montaron ustedes dos y, sinceramente, me cacharon desprevenido.", aclara su garganta.

El rostro de Beomgyu se torna rosado; creo que está avergonzado de saber que alguien más nos vió aparte del hombre misterioso.

"Beomgyu, no esperaba menos de ti, sin embargo, esperaba más de ti, Soobin.", suspira. "Esperaba que fueras más machote, que fueras más alfa."

"No me interesa lo que piense de mí.", encojo mis hombros.

"No lo provoques.", Beomgyu susurra lo suficientemente alto para oírlo.

"Ya que quieres retarme Soobin, lo haré con gusto.", ríe. "Llevenselo."

El hombre encapuchado me agarra por ambos brazos y me lleva casi arrastrándome hacia afuera de la habitación.

"¡NO, NO, NO!", Beomgyu grita tratando de correr hacia mí.

"¡Vendré por ti; estaré bien!", grito tratando de consolarlo.

Una vez fuera de la habitación, logro ver a Beomgyu una última vez. Está agachado en el suelo, mirándome fijamente mientras lágrimas recorren su rostro. La puerta cierra en ese instante, dejando esa imagen devastadora en mi memoria.

Estos tipos, esta mafia querían que esto sucediera. No puedo permitir que le hagan daño. Conmigo pueden hacer lo que quieran, pero con Beomgyu no lo pienso permitir; sobre mi cadáver.

Sangre de Felino (Soobin x Beomgyu, TXT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora