Sabes Eijin hoy es un día muy especial.
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No puedo recordar nada solo podía sentir aquel dolor y aquellas voces que me pedía que pujara con todas mis fuerzas y que alguien, probablemente una mujer por su delicada mano sostenía la mía con fuerza sin dejar de alentarme a continuar. Todo para mí aquel día fue confuso, aquello no podía negarse. No recordaba cómo, pero me encontraba en una camilla dando a luz a aquel bebe que había decido proteger y tener, pero aun así no tenía las fuerzas para pelear, solo no podía parar de llorar y pedir que todo esto terminara pronto, tan pronto como fuera posible.
Probablemente todos creyeran que mis gritos y llantos eran por los dolores del parto, pero no, yo lo sabía y aquel bebe también. Mis gritos y lágrimas solo le pertenecían a una persona la cual no solo odiaba por todo lo que me había hecho sino que extrañamente amaba.
Es extraño como todo puede cambiar de un momento a otro. Hace solo unos instantes estabas junto a mí y ahora me encontraba sola dando a luz a nuestro bebe. ¿Dónde estás? No dejaba de pasar por mi cabeza aquella pregunta mientras mis ojos te buscaban por todas partes en aquella sala de parto. Pero no te encontré.
Un llanto atravesó todo la habitación y muchas sonrisas se dibujaron en los rostros de los presentes. Aquel grito que me saco de aquellos pensamientos que me recorrían fue el de un bebe que un doctor sostenía en sus manos.
Era tan pequeño que aun hoy no puedo creer que esa pequeña cosita pudiera llorar con tanta fuerza. Ahora que lo pienso era su forma de obligarme a tomarle atención y de hacerse notar y decirme "oye mama ya estoy aquí. No llores más"
No aparte mi vista del bebe y el doctor rápidamente la deposito en mi pecho. Creo que solo aquella ve pude lograr sacarte de mi cabeza y saliste de mis pensamientos por completo. No podía pensar en nada más. La miraba mientras lloraba con una fuerza indescriptible y se meneaba como si por fin pudiera estirarse con una libertada que muy pocos conocen.
No podía apartar mi vista de aquel bebe.
Mi bebe
- Felicidades es una bebita hermosa - dijo con una sincera sonrisa en su rostro el doctor.
Sabes Eijin. Seguramente tú también hubieras derramado alguna lágrima en aquel momento. Me gusta pensar eso, porque seguramente sería verdad. Pero no pudiste.
Cuando la tuve en mis brazo aquella sensación de protección, anhelo y amor que sentí, no pudiste verlo reflejado en mi rostro porque lo sé, aunque nadie lo digiera, aunque nadie lo supiera. Yo estaba segura, Tú habías muerto.
Estaba consiente de aquella realidad pero me era imposible aceptarla, seguramente era miedo, esperanza o simplemente estupidez.
Aferre a nuestra bebe con toda mis fuerzas contra mi cuerpo. Entendí que tenía que dar todo por superarte y seguir adelante por ella y sobre todo por mí o eso creí en aquel estado de ingenuidad que me encontraba.
Me trasladaron a una habitación común donde se encontraba muchas madres junto a sus recién nacidos. Yo no me encontraba con Mabel ya que debieron hacerle revisiones previas por ser prematura, pero los doctores y las enfermeras me tranquilizaron inmediatamente, era un procedimiento de rutina para asegurarse que la bebe se había desarrollado lo suficiente para poder dejarla en conmigo.
Mientras miraba a aquellas madre que se encontraba con sus bebes en brazos comenzaba a preguntarme en que momento traería al mío. Me encontraba en aquellos pensamientos cuando de pronto por la puerta de aquel salón vi cómo se asomaba una cabellera rubia y rostro familiar que no dejaba de mirar por todas partes con una angustia en su rostro que no pasaba desapercibida para nadie de los presentes cuando de pronto comenzó a llamarme
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Mi secuestrador..
General FictionRomina, luego de haber cumplido su mayor sueño de poder ir a vivir a japón había comenzado a tener una vida muy alegre en ese país. había comenzado a salir con un chico el cual era su primer novio. todo era perfecto asta que un día su vida se cruz...