Las Reuniones

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Los padres de mi madre estaban viendo que no todo era color de rosas, él ya había tenido varios enfrentamientos con mi abuelo, así que decidió marcharse con nosotros a Buenos Aires donde estaba la familia de él. Ellos nos recibieron muy amables, parecían ser sencillos, simplemente “buena gente.” Asistíamos a la iglesia que también habían formado allí sus padres y él volvió a predicar como siempre.
Cuando volvíamos a casa, después de la reunión siempre tenia que existir algún problema para que él la agrediera, supuestamente era por el comportamiento de ella en la reuniones. Un día de aquellos, mi madre no pudo ir a la reunión porque Joel estaba enfermo. Entonces cuándo él llegó a casa, se generó una discusión porque su ausencia lo había hecho quedar mal y siempre del griterío venia la paliza hacia ella.
Un día él nos espero en su habitación, quería que Joel pase primero para recibir palizas con el cinturón de él. Mi hermano salió llorando por el castigo sin sentido que su padre le había dado. Creo que el fundamento de la corrección fue porque cuando estábamos en la reunión yo y mi hermano mirábamos hacia atrás y según él debíamos estar inmóviles mirando al frente.
Luego entré yo, él procedió a castigarme y cuando terminó me dijo algo al oído: “Mañana a la siesta.” No tengo tan buena memoria de sus dichos pero quedé confundida.


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