Capitulo 1 - Ojos celestes (Reescribido)

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El sol de un nuevo día traspasa la ventana y me da justo en la cara, aún no quiero levantarme pero la luz es muy intensa, gruñó al instante, hoy no será un buen día.

Veo el reloj encima de mi mesa de noche son casi las seis y media, me levanto y voy al baño — por lo menos puedo tomarme media hora para bañarme a placer.

Después de un rato me salgo y luego de vestirme paso por el cuarto de Aleysha mi hermana mayor pero no, no esta, suelto un leve suspiro caminando a el cuarto de mi madre, esta huele a alcohol y supongo no se parará pronto.

Después de desayunar y dejarle el desayuno a ellas camino a mi liceo como de costumbre pensando en donde estará mi hermana esta vez, desde que mi padre se fue con su amante mi hermana ya no es la misma, ya no llega a casa y siempre debo defenderla de imbéciles que intentan follarsela mientras esta totalmente drogada.

Sumida en mis pensamientos sin darme cuenta ya estaba en el liceo, entro y espero al timbre y entre la multitud de caras conocidas veo una nueva con unos bellos ojos celestes tan claros como el cielo, me quedé observandolo como hipnotizada algo en mí no dejaba de mirarlos y nunca había visto esos ojos y su cabello color castaño claro. Suena el timbre sacandome de mi tracé, muevo un poco la cabeza y me dispongo a subir la escaleras como todos para llegar a matemáticas era la primera clase que tenía que ver y por suerte se me daban muy bien.

Aunque están las escaleras repletas de estudiantes algo me hace centrarme en unas voces a mis espaldas, suenan a voces masculinas, cuando de pronto siento como me caigo al suelo y un gran peso esta encima de mí escucho risas y veo distorsionado me duele la cabeza.

De pronto veo como el peso se quita de encima de mi y en seguida me levanto de espaldas a él, «lo que faltaba para mi día perfecto, un inepto que no sepa caminar» ni siquiera me gire a encararlo, él empezó a balbucear incoherencias que solo aumentaban mi cólera, no era la mejor en las mañanas, lo sabía  — Eres idiota o retrasado, por suerte no paso algo grave, que tienes en tu cabeza cuatro cucarachas jugando domino y una lombriz retándola ¿O qué? Inepto estup... — me volteó para seguir insultándolo esta vez de frente y lo veo una mirada clara de ojos celestes que me dejan paralizada, me pierdo de lo que decía y dejo de gritarle.

— Perdón, pise mal y me caí, no era mi intensión — dice con voz sutil y dulce.

Me distrae un punzada en mi cabeza y al tocarme la cabeza siento un líquido y al ver mi mano veo sangre, «mi suerte daba asco, tanto como mi carácter». — Eres tan ¡¡Argh!! — gruñí como un animal rabioso — de verás eres un imbécil — digo antes de  pasar por su lado bajando a la enfermería.

Después de aproximadamente veinte minutos explicándole a la señora de cincuenta años lo que pasó y que por fin me curará la pequeña herida en mi frente y me entregará una chupeta con pésimo sabor, subí muy rápido a mi clase — Profesor, buenos días — le digo cordialmente para luego explicarle lo que paso, él solo me miraba con su expresión de me vale una mierda, no quiero estar aquí y pagaré mi amargura contigo niñata, en serio mi vida es un caos siempre. Mientras el profesor me regañaba con su típico discurso de no volver a llegar tarde y tomarme de ejemplo para lo que no se debía hacer mi vista divaga por el salón aburrida viendo a un montón de adolescentes con la misma expresión de fastidio y entonces lo veo, ojos azules como el cielo claro y él causante de este regaño.

— Señorita pase y tome asiento —  dice el profesor pero ¡Que grata sorpresa! »notese el sarcasmo«, no hay asientos libres si no uno junto a él, ¿porque? Que le hice a esta jodida vida, de solo verlo se que es un niñato pijo fastidioso.

No puedo hacer más nada que sentarme junto a él, «no debí salir de la cama el día de hoy» pienso y me siento a su lado, le miro de reojo y el muy pendejo está sonriendo como tonto.

— Oye, en serio disculpa por lo de la escalera — me susurra dulcemente, cambio su sonrisa por una expresión de arrepentimiento.

Lo ignoro y me concentro en las clases ya que estoy de última en la clase y al lado este idiota, el profesor habla y habla de algo sobre polinomios, que por los que veo, son ecuaciones de muchos números y letras.

Siguió toda la clase con sus estúpidas disculpas y le ruego en mi mente que pare con sus estúpidas palabras. Me centro de lleno en la clase y tomar apuntes cuando siento algo encima de mi rodilla « Dios mío en su mano » pienso y frunso el ceño —¿Qué crees que haces? — le interrogó, el mira su mano luego mi rodilla y luego mi cara, creo que entendió mi molestia a la perfección y retiro la mano un poco sonrojado.

— Sólo quiero ver si estas bien — en eso me acuerdo del pequeño raspón que tengo encima de la rodilla. Como llevo rato haciendo, ignoro su existencia y escribo mis apuntes.

— Me llamo Damián por cierto ¿y tú?— me dice con voz amigable, elevó una ceja en su dirección, él me sonríe con un pequeño rubor en sus mejillas.

No le contesto pero él sigue hablando y contandome chistes y bromas, no pude evitar reírme de algunas de sus tonterías.

— Oye tienes una linda sonrisa — dice igual de sonrojado que antes ¿Es normal estar todo el día rojo?, No era tan malo como pensaba, le sonreír de nuevo y no nunca me imagine que él se volvería mi único amigo en esos momentos.

Nunca fui muy sociable y menos después de que mi padre se fuera.

A la hora del almuerzo nunca comía en la cafetería si no en un banco alejado de todo cerca de un gran árbol eso me ayudaba a pensar y relajarme. Me gusta mirar al cielo y ver los rayos del sol iluminar las hojas de los árboles y esa suave brisa que mueve mi cabello, me tranquiliza estos minutos de paz.

— Hola — esa dulce y grave voz otra vez, no me hizo falta mirar, ya sabía quién era.

Abro los ojos y lo miro — ¿qué quieres? — le digo con voz de manera bordas.

- Nada - se sienta a mi lado, él se queda en silencio y sólo me observa y yo vuelvo a cerrar los ojos y echo la cabeza atrás.

- Me llamo Eclipse.

- Es un lindo nombre - halagó.

No dijo nada por un rato y yo tampoco — Perdón... Por todo — se disculpó.

- Ya no importa - le digo y en eso suena el timbre, yo me paro y me dirijo a mi clase seguido de Damián - ¿Eres nuevo? - le preguntó.

- Si, me gusta este colegio aquí son muy amigables - responde.

- ¿en serio?.

— Pues todos, excepto tú — eso me hizo sonreír.

— No soy muy amigable, suelo estar ocupada y no tengo tiempo — él me mira con cara de asombro y lo entiendo tan solo tengo 15 y ando ocupada todo el tiempo — además mi carácter ni ayuda mucho — lo dije en modo de broma y seguimos caminando.

  Pasamos el resto del día hablando de él y de su vida, por lo que dijo su padre se la pasa trabajando todo el día, es empresario y tiene dos hermanos pequeños, una niña de 4 y un varón de 9, me contó de todos sus amigos y de su antigua escuela.

Poco a poco nos hicimos más amigos y se volvió mi único amigo.

...pero jamás pensé que esa dicha de pasar tiempo con el durará tan poco.










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¡¡Holix!! Si están aquí es porque son nuevos lectores o porque son los viejos que releen la historia, como ya saben estoy empezando a corregir muchas cosas en la historia. Seguirá su curso inicial pero quitaré y pondré algunas escenas nuevas, para mejorar la redacción de la historia.

Espero os guste tanto como a mí y los dejo con Eclipse y su alocada vida, llena de peligroso y mentiras.

Hasta el próximo capítulo ;)

Eclipse #1 De La Saga EclipsadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora