Capitulo 5 - Irme (Reescribido)

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Mi corazón palpitaba muy rápido y mis manos sudaban. Él se alejó lento de mis labios y estaba muy rojo, yo estaba inmóvil y sólo veía sus hermosos ojos celestes, tan celestes como el cielo en un día de verano.

— ¿Por qué? — fue lo único que pudo salir de mi boca y agradecí enormemente el no tartamudear.

— Eclipse... T-Tú me gustas, desde que caímos en aquella escalera — esas palabras aceleraron aún más mi corazón.

Yo seguía con la ropa de temprano así que nos bañamos en el lago hasta muy tarde, el agua estaba muy helada y las estrellas alumbraban todo el lago, solo él y yo, olvidando el mundo de leones hambrientos que nos rodeaba y sin saberlo era la única velada que tendría así por mucho tiempo.

(***)

Ya era de día y hicimos cosas de campamentos toda la mañana, me divertí bastante aunque estaba rodeada de gente desconocida y que no ví a Damián en todo ese tiempo.

Ya estaba en la cabaña descansando cuando tocaron la puerta y conteste con un «Adelante».


— Hola — dice Damián entrando por el umbral de la cabaña.

— Hola, ¿Dónde has estado? No te he visto en lo que va de día — pregunté curiosa mientras él se sentaba al lado mío en la cama.

— Estaba jugando básquet — me dijo mientras se acercaba y no pude dejar de pensar en su beso, en el beso de ayer. Él se acerco y me abrazo y sentí mil cosas en mi estómago, él me acarició la mejilla y no lo pensé dos veces y junte mis labios con lo suyos, no tardó mucho en corresponderme y en ese momento tan perfecto entró en la cabaña Jimena y no separamos, ella me miro con resentimiento y salió corriendo de la cabaña, Damián no entendía nada, lo note en su mirada.

— Tú le gustas — le dije para aclararle la situación.

— ¿Qué? — vociferó con confusión.

— Tú, Damián, tú le gustas — le dije alzando algo la voz para que entendiera.

— Lástima por ella — se encogió de hombros mientras yo fruncía el ceño y él me miro directamente a los ojos — Lástima por ella porque me gustas tú — duramos unos segundos mirandonos y luego salimos a disfrutar el resto del día. Casi tres horas después de eso me fui a la cabaña al bañarme, dure un rato y al salir no creía nada de lo que pasaba mi ropa no estaba, revise mis gavetas y nada. Afuera se oían gritos y risas cuando entro Damián y se sonrojó al verme sólo en paño, él movió su cabeza y se aclaró la garganta.

— Tu ropa esta afuera, tirada en todos lados — yo me asomé y era cierto, todo estaba dispersado por el césped y la tierra, pero ¿Quién lo hizo?, Damián salió y me trajo un short y una sudadera, él volvió a salir y me lo puse rápido, eran casi las 6 y el sol se estaba escondiendo.

Salí a recoger todo junto a Damián, era un desastre mi ropa estaba en el lago y en la tierra a la vista de todos.

— Mira quien salió por fin — sonó una voz por un megáfono, era Jimena — La niñita que usa pantis de flores y corazones — dijo levantando una de mis pantis azules con margaritas, era humillante y empecé a sentir una gran ira recorrer mi cuerpo. Ella se me acercó y cogió del piso uno de mis brasieres — Y para que necesitas esto si no tienes con que rellenarlo — rió a carcagadas y yo no lo aguante y le solté un puño en toda su perfecta cara, ella cayó al suelo con sangre en toda la cara, yo sabía defenderme perfectamente llevaba toda mi jodida vida haciéndolo.

— ¡Eres una maldita perra! — me gritó y yo solo me encogí de hombres en forma indiferente — Eres una maldita por eso te dejó tu padre — me hirvió la sangre al escuchar eso —  Por eso tu madre es una jodida alcohólica depresiva y... - me giré y la mire directo a los ojos.

— Si sigues así terminaras con más que una nariz rota — le dije firme.

Ella sonrió cínicamente y me dijo — Y tu hermana que se prostituye por droga — no me aguanté y me tiré encima de ella golpeándola como loca y en ese momento llegaron los encargados del campamento y me separaron de ella.

Me regañaron y me dijeron que me fuera, tome mis cosas que previamente Damián había recogido y me fui en autobús a mi casa. Estaba tan furiosa pero logré calmarme un poco en el autobús.

— Llegué — grite al abrir la puerta y vi a mi madre en el mueble durmiendo y a mi padre de pie en la sala esta llorando.

— ¿Qué haces aquí? — le pregunté y un muy mal presentimiento recorrió mi espina dorsal.

— Eclipse sientate, necesitamos hablar — me dijo muy serio con algo quebradiza la voz, yo solo asentí y me senté en uno de los sillones.

— Aleysha esta en el hospital... Ella está en coma — me dijo con la voz completamente rota y mi mente quedó en blanco, no lo asimilaba — Ella salió y me llamaron del hospital, yo pedí que la trasladen a una clínica en Madrid y tú te vienes conmigo no dejaré que te pase lo mismo que a Aleysha — esas palabras me quebraron por dentro, mi Aley, mi dulce Aley esta en coma.

— No, no, no, no, no, Aley no, tú no _ grite mientras mis lágrimas salían y no las podía retener, después de procesar lo de Aleysha me concentré en lo demás que dijo, ¿Me iba con él? — ¿y mi madre? ¿que pasará con ella? — él me miro durante un par de segundos antes de responder.

—Tú madre irá a rehabilitación por su alcoholismo — sentenció.

— ¿cuando nos vamos? — pregunté sin ganas de protestar.

— Mañana temprano, empaca tus cosas — ordenó.

Yo no podía asimilar nada, me iba a Madrid, Aley en coma, mi madre en rehabilitación, todo era muy confuso y esa noche no pude dormir ni un poco.

Eclipse #1 De La Saga EclipsadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora