Capitulo 5

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Kibum se paró justo adentro de la puerta de la cocina y miró a Minho empujar la podadora de césped en el patio. Sudor brillaba sobre sus amplios y bronceados hombros, y musculosos pectorales. Kibum se lamió los labios quería ir afuera, arrodillarse y estimular cada centímetro del impresionante cuerpo de Minho con sus labios y lengua.
El hecho de que el hombre del que estaba enamorado fuera su hermano gemelo debió haberlo perturbado, pero no lo hacía una vez había arriesgado todo para convencer a Minho de su amor y ahora no había marcha atrás no había arrepentimientos, odiaba que tuvieran que mantener su relación como un secreto, pero había cosas que no podían
evitarse. Las personas en su área apenas si toleraban a los homosexuales, el incesto gay probablemente haría que los echaran del pueblo o peor.

Kibum tembló al pensarlo. En vez de preocuparse por algo que jamás ocurriría, tomó una fría botella de agua del refrigerador y salió para ofrecérsela a Minho. Tan pronto como este había terminado de cortar lo último del césped, apagó la podadora y Kibum se acercó. —Oye, el patio luce bien.

—Gracias, —dijo aceptando la bebida, le quitó la tapa y se bebió la mitad del contenido. Agua se escapó de la botella y se deslizó por su cuello —Cielos, necesitaba eso, hace más calor que en el mismo infierno.

—Sí, —dijo, lamiéndose los labios—, y la temperatura no es lo único que se está levantando.

Minho rió. —Estás loco. Estoy caliente, sudoroso y probablemente huelo como a una cabra.

Kibum se acercó a su gemelo, aunque tuvo cuidado de no acercarse demasiado y olfateó lo almizclado del sudor. —Creo que hueles delicioso.

Minho sacudió la cabeza riendo. —¿Qué haré contigo?

Kibum miró a su alrededor buscando si había alguien afuera al no ver a nadie, se acercó y recorrió el pecho de su hermano con las yemas de sus dedos. —Entra a casa y te enseñaré lo que quiero que hagas conmigo mejor aún, te demostraré lo que yo puedo hacer por ti.

Minho se hizo hacia atrás. —Mierda, Kibum, ya basta estamos afuera.

—No hay nadie alrededor.
—No me importa.
—Bien, —cedió, sabiendo que su hermano no estaba equivocado al preocuparse.
—Entonces vamos adentro.
—Aún tengo que trabajar en el jardín.
—Deja de ser tan terco, —susurró— Si entras conmigo ahora, te prometo que valdrá la pena.
—¿Cómo?
—Todo lo que desees, —aunque hizo la oferta, ya sabía lo que su hermano pediría su gemelo era Dominante y tenía pocas oportunidades de serlo en casa, sólo porque era más grande físicamente no significaba que Kibum le permitía hacer lo que quisiera.
Minho se ajustó el bulto detrás de la cremallera de sus pantalones.

—Bien, te sigo.

Kibum no perdió el tiempo, entró a la casa sin ver atrás, estaba seguro que Minho lo seguiría llegó a la cocina, luego a la sala antes de que una poderosa mano lo tomara con fuerza del hombro y lo detuviera impaciente por llegar al dormitorio miró con enojo a su hermano.

—¿Qué? Este se recostó contra el sofá y se cruzó de brazos y piernas sus bíceps se resaltaron —Aquí estamos bien.

—¿Bien para qué? —Kibum miró la sala, usualmente no hacían nada afuera del dormitorio, pero de todas formas verificó que las persianas y puerta estuvieran cerradas.

Minho sonrió. —Para que te pongas sobre tus rodillas y me chupes.

—Si insistes… —Kibum suspiró y se hincó frente a su hermano no quería que este supiera cuanto deseaba hacerlo además de ser follado, el chupar a Minho era su acto sexual favorito.

Minho se abrió los pantalones y sacó su pene lo empuñó y apuntó con la cabeza la boca de Kibum. —¿Quieres mi pene?

—Sí, —Claro que sí. Kibum miró hacia arriba a los ojos de su hermano y luego regresó su atención al grueso pene frente a sus labios se acercó y lamió la punta, tragando las gotas de semen que se habían acumulado en la abertura.

Gemelos - MinkeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora