Minho condujo sin rumbo— alrededor de dos horas— por el pueblo no le prestó atención a su alrededor mientras trataba de luchar contra el deseo de ir a casa y darle un puñetazo en la cara a su hermano la violencia era mucho mejor que admitir el deseo de volver a hacer lo que había pasado antes.
Aunque al inicio se enfureció, algo había cambiado sutilmente en Minho la furia disminuyó, dejando en su lugar la repugnante noticia de que él mismo había provocado ese encuentro fue a Kibum a quien escuchó mencionar lo del agujero glorioso a uno de sus amigos simplemente creyó que Kibum iba allí a satisfacer ciertas urgencias que Minho también había deseado satisfacer jamás se imaginó, ni en sus sueños más locos, que el dueño de la boca del otro lado de la pared sería Kibum.
Sin embargo, ahora que se había cruzado esa línea entre hermano y amante, la mente de Minho tenía problemas para distinguir las dos cosas recordó como habían experimentado de niños con claridad. Siempre había creído que los chicos hacían esa clase de cosas juntos, que lo que hicieron era perfectamente natural, pero ahora no estaba tan seguro quizás existió más que simple curiosidad en aquellas caricias durante su juventud.
Para su desagrado, recuerdos de la boca de su gemelo hicieron que su pene se alertara toda la noche mientras más luchaba por bloquear esos recuerdos vividos, más crecían las imágenes y los sentimientos Kibum era su gemelo, la otra mitad de su alma no era un desconocido, o una anónima conquista para satisfacer las golosas necesidades de Minho.
No podía comprender por qué estaba tan obsesionado de una manera poco fraternal ¿Acaso era narcisismo debido a que eran gemelos? ¿O una parte de él siempre había estado atraída a Kibum? Parecía que todo lo que sabía había sido hecho trizas y lanzado al aire mientras a él le tocaba la difícil tarea de recolectar los pedazos antes de que se fueran volando tratar de descifrar la situación solo, era casi imposible lo que necesitaba era hablar con Kibum.
no había forma de evitarlo para cuando por fin había reunido el valor para hablar con su hermano, ya era de noche y todo el pueblo estaba cubierto de sombras se estacionó en el frente, detrás de la camioneta de su hermano, y observó a la pequeña casa que estaba encendida desde adentro.
Por lo general, le parecía que el estilo de la casa era bastante acogedor, con su pintoresca pared blanca y persianas color azul marino, sin embargo, ahora le parecía intimidante no importaba como terminaran las cosas una vez caminara por la puerta frontal, hecha de madera de roble con un vidrio ovalado, la misma que Kibum había ahorrado para comprar su vida cambiaría para siempre.
Kibum era más que un hermano, o gemelo idéntico, era el mejor amigo de Minho habían pasado por muchas dificultades juntos, soportaron el abuso de su padre y el abandono de su madre lo que podía recordar era que siempre habían sido ellos dos contra el mundo Kibum era la única persona que significaba algo para él.
Si llegara a ese punto, no estaba seguro de poder sobrevivir sin él con ese lamentable pensamiento en su mente, salió del vehículo al entrar a la casa, llamó a Kibum y fue recibido por el silencio un terrible temor se apoderó de su corazón hasta que recordó el vehículo estacionado afuera.
su hermano estaba en casa, simplemente no había respondido. Después de la forma en la que se había comportado en el área de descanso, no podía culpar a su hermano por querer evadirlo Minho caminó por la sala y entró al corto corredor que lo guiaba a los dormitorios la habitación de Kibum estaba a la derecha y la de Minho a la izquierda la única puerta que quedaba era la del cuarto de baño al final del pasillo.
Normalmente, entraría sin avisar, sin embargo, en esta oportunidad, escogió tocar la puerta.
—¿Kibum? ¿Estás ahí adentro?
Del otro lado de la puerta, Kibum respondió.—Vete, Minho no quiero hablarte en este momento— Minho persistió.
—No me iré a ninguna parte, será mejor que me dejes pasar.
—Como quieras— La puerta se abrió y chocó con la pared. Kibum estaba
parado en el umbral, sus ojos rojos e hinchados la confianza que lo caracterizaba no se había hecho presencia.—¿Quieres golpearme? ¿Darme una paliza por algo que quizás jamás llegues a comprender? Hazlo de una vez nada de lo que hagas podría hacer esto peor.
—Cálmate sólo quiero hablar —cruzó los brazos sobre su pecho y se le quedó mirando a su hermano, observó la apariencia del otro hombre mientras analizaba lo que iba a decir aunque era verdad que eran hermanos gemelos, había notables diferencias en sus apariencias Minho usaba el cabello corto, mientras los largos mechones negros del cabello de Kibum se rizaban en sus orejas.
Había una pequeña cicatriz sobre la ceja derecha de Kibum, de cuando se había caído de un árbol a los ocho la piel sobre el cuello de Minho era suave y sin marcas, aunque su nariz estaba ligeramente torcida a la derecha, por haber recibido varios golpes de su padre, después de que este se había pasado de copas lo que estaba más allá de la garganta no valía la pena analizarlo, ya que era lo que los había metido en este embrollo.
Si tan solo hubiera conservado su pene adentro de suspantalones…
Minho se inclinó sobre el marco de la puerta.
—He estado manejando por un rato tratando de aclarar las cosas en mi mente— Kibum bufó y se hizo hacia atrás, sentándose sobre la orilla de su cama.
Minho hizo un gesto de molestia.
—No te burles— Kibum se encogió de hombros y miró a sus zapatos sintió empatía acumularse en su interior. Caminó a la cama y se sentó al lado de su hermano, tratando de mantener una distancia prudencial entre ellos.
A pesar de que lo único que deseaba era envolver a su hermano entre sus brazos, consolarlo y prometerle que nada cambiaría entre ellos, no podía hacerlo jamás le había mentido y no empezaría ahora, sin importar cuanto quisiera.
—¿Por qué estabas en ese lugar Kibum? Eres mejor que eso no necesitas hacer esas cosas para encontrar placer.
Kibum se tensó levantó la mirada y la fijó en él sus fosas nasales moviéndose.
—No me juzgues tú también estabas ahí… buscabas que un extraño te chupara el pene.
—Tal vez sí, pero no fue un extraño el que lo hizo, ¿cierto, Kibum? ¿Cómo crees que me sentí cuando supe que eras tú? ¿Que era mi hermanito el que estaba del otro lado de la pared?
—Vete a la mierda, Minho sólo soy seis minutos más joven que tú.
—De todo lo que he dicho, ¿sólo en eso te vas a enfocar? ¿De verdad?
—No sé qué quieres que te diga.
—¿Por qué estabas ahí?
—¿Por qué crees? —Kibum comenzó a frotarse compulsivamente los muslos con las manos.—Lo comprendo —Minho hizo un gesto de dolor, deseando poder sacarse de la cabeza la imagen de Kibum teniendo sexo oral con hombres extraños.
—¿Por qué ahí? ¿Por qué con gente que ni siquiera conoces? No puedes estar así de desesperado.
—No es así.
—Explícamelo entonces.
—Estoy seguro de que podría encontrar a un hombre, si eso fuera lo que deseara pero no lo es.—¿Por qué?— Kibum permaneció en silencio analizando la respuesta finalmente dijo:
—Porque no puedo tener lo que deseo.
—¿Qué es lo que deseas? —Preguntó temiendo la respuesta.
—No es un qué —miró hacia arriba, su mirada titubeante se encontró con la de Minho— es un quién.
