Capitulo 12

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Capítulo 12

-Emm... ¡No! Quiero decir que Hyukjae te la dejó a ti, es para ti- dije, mientras sentía que la fierecilla pataleaba y gritaba ¡Mía, mía, mía!

-¿Hizo eso?- su semblante cambió de nuevo y se volvió tierno y dulce, como era -Aww, qué lindo es-se acercó a la caja y la tomó para luego abrirla y ver su contenido mientras se relamía los labios –Se ven deliciosos, pero no sé si quiera comérmelos- sonrió abrazando la caja a su pecho y yo suspiré, aliviado y con pesar.

Aliviado porque había salido del lío que por poco y se iba a armar, y con pesar porque la caja ahora estaba en las manos equivocadas, que irónicamente eran en las que deberían de estar.

Me senté en una de las sillas del pretil mientras veía cómo Sungmin tomaba un pequeño cuadrito café de la caja y lo llevaba a su boca, degustándolo- Te daría uno pero son especiales- encogió el cuello y yo le sonreí, diciéndole con esa mueca que no importaba -¿Y qué tal tu día con Siwon?- preguntó mi amigo.

-Genial- musité con aplomo.

-Ay pero lo dices como si no te hubiera gustado- su voz se acercó cuando él se sentó a mi lado.

-No, es que estoy cansado, ya me conoces- sonreí.

-No es justo, ¿sabes?- dijo.

-¿Qué cosa?- lo miré.

-Que no pueda pasar tiempo contigo. Dios, ¡eres mi mejor amigo y casi ni hablamos! Yo con mi trabajo y con... Hyukjae.

-Pero Sungmin, vivimos en el mismo departamento, como queríamos desde pequeños, ¿recuerdas?

-Sí- sonrió -Y aun así casi ni te veo. No es justo.

-Está bien. Tenemos los domingos- dije.

-Un día de siete- hizo un mohín.

-Me gustaría pasar más tiempo contigo, Min; como cuando éramos niños, pero ya no lo somos. Tú tienes trabajo y yo muchas cosas que hacer. Pero al menos lo compartimos y eso es lo que cuenta.

-Me siento muy afortunado, ¿sabes?- suspiró -Tengo el mejor amigo del mundo y el novio más apuesto del planeta- rio -Además del trabajo que quería- agregó.

No sabía por qué me sentí culpable cuando el dijo "el mejor amigo del mundo" y celoso cuando dijo "el novio más apuesto del planeta".

Sonreí y lo abracé. Si había una persona que ofreciera una amistad excelente, esa era Sungmin. No yo -Tengo que dormir, Min- dije.

-¡Ay, no!- exclamó, como niño pequeño -¿No vas a cenar?

-Estoy realmente cansado.

-¡Vamos! Cena conmigo, ya van varias veces que me dejas cenando solo- hizo un puchero y me reí.

-Está bien. ¿Qué cenamos?

La sonrisa de Sungmin se expandió alegre por su rostro.

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Miré a través de la ventana el cielo completamente oscurecido y conté las escasas estrellas que había esa noche. Miré luego el reloj, iba a ser la una treinta de la mañana y yo aún no podía dormir. Me acurruqué entre la cobija y suspiré.

No podía seguir ignorando a la fierecilla dentro de mí, porque sus pensamientos ya no iban en total desacuerdo con los míos. Pero aún conservaba un poco de cordura en alguna parte de mi cabeza que me decía que no podía enamorarme de Hyukjae. Era tan intocable como el fuego bajo la sartén, tan prohibido como romper alguna ley de la constitución; era el novio de mi mejor amigo, y yo debía de brincar hacía atrás los pasos que no debí de caminar.

𝑴𝒂𝒏𝒖𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝑷𝒓𝒐𝒉𝒊𝒃𝒊𝒅𝒐 ◽ EunHae (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora