capítulo 19

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Capítulo 19

Todos corrieron de inmediato en su auxilio. Todos menos Albert, quien encolerizado, después de observar el llanto de su casi esposa, se dirigió a todos con su voz enérgica, tratando de controlar su cólera.

-¡Salgan todos por favor!

Ninguno se atrevió a decir nada, pues aquella voz que escuchaban era realmente imponente, así que, poco a poco fueron dejando vacía la habitación, pero cuando George estaba por salir éste le dijo.

-¿Eso que traes ahí es la "llave maestra"?.

-Si William.

-Dámela por favor –Dijo extendiendo su mano-

El francés con su rostro consternado, hizo lo que le pidió y después, silenciosamente se retiró de la alcoba cerrando la puerta tras de sí.

Entonces Albert, dando pequeños golpes con la llave sobre su mano, miró desafiante a la anciana y le dijo.

-¿Entonces tía...?

Ella, lo miraba orgullosa y altanera. Estaba segura que William quería una disculpa y ese placer jamás se lo regalaría. Lo que pensaba de la pérfida huérfana era cierto y nada la haría cambiar de parecer. Ella era "Elroy Andrew" la matriarca del clan y nunca se doblegaría ante nadie. Así que siguiendo en su postura, como si el rubio fuera un chiquillo le impuso sus palabras, mientras tomaba un abanico que estaba sobre la cómoda y comenzaba a caminar hasta quedar de espaldas a su gran ventanal.

-Por favor William... ya estas bastante grandecito para éstas tonterías. Esto es un capricho que has llevado demasiado lejos. Mira, no puedo negar que la huérfana no es fea, es más, si quisieras, sabes perfectamente que la podrías mantener en secreto como tu amante, pero abre los ojos, ella no vale nada. Sólo ocupa lo que necesites y luego de que te aburras déjala. –Dijo entre soberbia y empática, tratando de "entender" su obsesión, pero nada más-

Evidentemente enojado por aquellas hirientes palabras, Albert le contestó alzando su voz, tan autoritaria como podía llegar a ser.

-¡Hasta aquí llegó mi paciencia tía!. No hubiera querido tener que hacer esto, pero usted me obligó con su estúpido orgullo y su soberbia... –Habló mientras con fuerza apretaba la llave con su mano-

En ese momento, fue la primera vez que Elroy Andrew temió por alguna de las consecuencias de sus actos, pues observó claramente lo que su sobrino pretendía hacer. Entonces le espetó demandante.

-¡No te atreverías a encerarme!. ¡Estoy en mi casa, no tienes ningún derecho!

-Se equivoca querida tía... -Contestó mirándola fríamente y con sus palabras cargadas de seguridad- Esta es MI CASA y por lo tanto hago con ella lo que me plazca y como veo que usted no entiende de razones, ni por las buenas ni por las malas...

-¡No William por favor!. Sabes que no soporto estar limitada. –Dijo creyendo que sus palabras ablandarían el proceder del rubio-

-Pues es mejor que se acostumbre –Dijo triunfante-

Iba a dar un paso, cuando vio como la anciana se acercó lo más rápido que pudo hacia a él. Estaba furiosa. Sabía que seguramente alguna otra tontería saldría de su boca, pero no fue así, pues cuando "madame" estuvo lo suficientemente cerca, sólo sintió una fuerte bofetada en su rostro mientras le reclamaba.

-¡Eres un desagradecido!. Mira que humillarme de ésta manera. Si pretendes que me quede aquí para presenciar tu ridícula boda desde mi ventana, estás loco. Jamás aceptaré a "esa" en mi familia.

Devoto AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora