Capítulo 4: Sorpresa inesperada

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La noche estuvo reñida porque kiwi o kawi o como se llame, me echó la bronca, porque bajé a comer. Aunque desde luego yo no sabia que era un delito comer. Y menos si estoy en mi “casa”.

La verdad es que me siento sola, tengo un gran peso encima. Odio vivir aquí y solo he estado una noche durmiendo.

La semana que viene empiezan las clases y no se si estoy matriculada en algún colegio. Eso será raro, ya que nunca he ido a la escuela. Mi abuela siempre me daba clases en casa, bueno lo intentaba. Pero por alguna extraña razón creo que nada de lo que ella me enseñaba tendría que ver con cualquier clase que de en el instituto.

De este tema tendría que hablar con alguien pero no se que hacer, ¿A qué instituto debe ir Sean? Tengo una gran intriga que corroe mi corazón.

- ¿Sean? Pregunto yo tímidamente.

- ¿Si?

- Se que las clases empiezan en una semana y me pregunto que, ¿a qué instituto voy?

- Sinceramente, no lo se Bella, y me da lo mismo. Aunque de eso se encarga mi padre y hasta que no se le pasa la resaca del sábado no será, el mismo. Si no te ha buscado instituto, tendrías que ir a la seguridad social, para que te metan en uno. Las plazas no te estarán esperando toda la vida. Yo de ti saldría corriendo ahora mismo.

- Ja... ja... ja...

- Te lo digo enserio.

- Yaaaa...

- Allá tu.

A lo mejor lo decía enserio, pero yo creo que me está tomando el pelo. Haber, no sé. Ya que me han “adoptado” tendrían que hacer un esfuerzo por encontrarme una plaza en una escuela. No creo que encontrar una plaza para estudiar sea como la ingeniería robótica, industrial o algo por el estilo.

No se si debería despertar a Jack. Extraño nombre para un borracho, aunque ahora que lo pienso el nombre no tiene nada que ver con la personalidad. Bueno yo creo que mi vida es mas importante que su resaca, y ya que me querían aquí...

Voy subiendo las escaleras, cada vez mas aterrada, pero siempre me he considerado una “mujer” fuerte. Me decido a dar dos pequeños golpecitos contra la puerta, y la abro repentinamente. Me decido ha hablar con tono de superioridad.

- Me gustaría saber que... si... me has buscado una escuela donde estudiar.

- Estoy ocupadooooo!!!!.

- ¿Haciendo qué? ¿Chupándote el dedo?.

- (Él se queda callado, y me mira con cara de desprecio y amargura). Parece más enfadado que de costumbre

Hay dios creo que no tendría que haber abierto la boca, ay mi madre, se está levantando y que digamos, no parece que este de buen humor.

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