Capítulo 5: La mirada es la mejor respuesta

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Ya hace dos días, pero me acuerdo cómo si fuera ayer de esa extraña y horrible conversación que mantuve con Sean en la cocina la pasada noche. Cuando bajé, Sean era la última persona que esperaba encontrarme en la cocina, ya que tenia una chica en paños menores tendida en su cama.

Al entrar en la cocina, no lo miré a la cara, ya que lo único que veía cuando lo miraba, era a el y a su amiga con derechos, en la cama, dios sabe que haciendo, eeeeghhhh. Sólo de pensarlo me daban escalofríos.

Cuando me dirigí a la nevera para coger la leche, el me miró y me dijo:

- ¿Qué? ¿No me vas a dirigir la palabra?

- No, creo que no.

- ¿Porqué?, si se puede saber

- Porque eres un cerdo sin escrúpulos.

- Y esto te lo acabas de sacar de la manga o cómo va, porque si me lo explicas me ayudarás a entender un poco las cosas.

- No, sé que hay una chica en tu habitación, y seguro que no es la primera con la que te acuestas, y por supuesto tampoco será la última.

- Eso no es nada malo, cuando lo pruebes también te engancharás, créeme.

- Aiiix, me refiero a que seguro que les rompes el corazón, ni te molestas en conocerlas, te vas a la cama con la primera que encuentras, y al día siguiente le dices que la llamarás, pero todos sabemos que no es así.

- Bella, un consejo, metete en tus propios asuntos. Tu no sabes nada sobre relaciones, ya que seguro que nunca has estado con nadie, y la verdad es que no me extraña.

- Que has querido decir con que no te extraña? Yo pregunto con cara de intriga y decepción por lo que me pueda responder.

- Yo no se si alguna vez te has visto en un espejo, pero no eres nada guapa, ni atractiva, ni sexy. Es mas, eres de las personas más feas que he visto en toda mi vida. Seguro que a más de un chico le repugnas.

Me quedé sin palabras, triste por su aplastadora respuesta, impotente por esas palabras tan despreciables que me dijo con voz firme y superior, y decepcionada, por haberme creído sus estúpidas y vulgares palabras.

Yo, ya se que no soy una preciosidad, físicamente, pero tampoco me imaginaba que las personas me vieran como a un ser repugnante y asqueroso. No soy cómo una modelo, esbelta, con una talla 34, unos pechos perfectamente modelados, unos ojos azules grandes, ni un pelo larguísimo valorado en trescientos euros. Pero yo soy Bella, una chica medianamente alta, de ojos verdes, pelo rubio, flaca, que mas puedo pedir.

Puede ser que me vean así por mi manera de ser. Al verme con gafas oscuras, el pelo siempre recogido con un moño, los eccemas que tengo por toda la cara debido a la alergia y la ropa que llevo, supongo que me ven cómo a un bicho raro.

Pero yo soy como soy, y sólo cambiaré cuando esté segura de mis actos y mis decisiones. (suelto un suspiro) Será mejor que acabe de ordenar mi habitación de una vez por todas, para tenerla bien ordenada ya para el instituto.

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