Capitulo 6: La verdad siempre duele

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Día 1, hoy empiezan las clases, estoy completa y absolutamente aterrada. No sé cómo me verá la gente, pero después de ese roce que tuve con Sean mis expectativas están cayendo en picado.

Me levanto con una cierta angustia en el pecho, notando como cada paso que daré hoy se me fuera a estremecer el corazón.

Llego al armario, mi pequeño santuario secreto. Allí cojo una falda de tubo que me queda por debajo de las rodillas, una camisa blanca, unos leotardos granates que me recordaban al pintalabios de la abuela que se ponía para las grandes celebraciones y finalmente, unos zapatos marrones heredados de mi abuela.

Me decido a salir de la habitación, pero me acuerdo de que me he dejado el colgante encima de la cómoda. Bajo las escaleras y llego a la cocina.

-Buenos días Jack, -miro a mi alrededor y me extraño al no ver a Sean y a Kowie-.

-¿Dónde están Kowie y Sean?

-Se han ido hace quince minutos, ya que se van en autobús.

Mi estado ánimo ha cambiado en un segundo, he pasado de estar aterrada a estar plenamente desconcertada. Mi día va de mal en peor, no sé si podré soportar una desgracia más en este “estupendo día”

Jack, al verme la cara, suelta una pequeña carcajada.

- Bella, no te irrites, tranquila, había planeado llevarte en coche hoy, ya que es tu primer día de instituto, y cómo tutor legal, tengo la responsabilidad de cuidar de ti.

La cara de alegría que le he mostrado, hacía mucho que no me la veía. Desde la muerte de mi abuela, no había vuelto a sonreír. Es bueno saber que alguien cercano a mí me pueda sacar una sonrisa cuando la necesite.

Cuando salgo del coche, me quedo impactada, estoy muy sorprendida, después de ver la realidad opuesta de mis pensamientos acerca del instituto. Yo me imaginaba un instituto de ocho tres cuartos, que no llegara ni a la suela del zapato. Pero la verdad es que parece uno de esos colegios típicos ingleses. Ahora al menos sé, que la gente será mas refinada. Por lo que me ha contado Jack en el coche, este colegio se fundó en el año 1907 y se trata de un instituto privado al alcance de grandes empresarios ricachones, que quieren que sus hijos obtengan una gran educación, basada en la formalidad y superioridad.

Voy caminando para entrar, y siento que mi corazón podría estallar en cualquier momento, pero es algo que debo afrontar. “Solo serán unas horas, sobrevivirás” me digo a mi misma, intentando creerme estas patrañas que mi cerebro recibe. Al menos, me reconforta saber que Jack estará conmigo en este primer trayecto del descubrimiento de nuevas metas y expectativas.

Mientras que Jack y yo nos dirigimos hacia la secretaria del instituto, noto como mil miradas se centran en mí, acuchillándome con cada parpadeo, noto como cada persona se ríe en voz baja después de verme, para no ofender, aunque no lo disimulen nada bien. Siento como cada secreto horrendo sobre mi vestuario, corre entre la multitud de orejas del pasillo. Pero como persona madura y ejemplar que soy, sé que no tengo que hacer caso de tales patrañas y falsedades. Aunque duelan, tengo que aprender a lidiar con ello.

Cuando llegamos a la secretaria, Jack se pone a hablar con la responsable.

- Perdone, mi hija se llama Bella, Bella Sangermen, la matriculé hace ya tres semanas.

Cuando Jack pronuncio esas dos palabras, -mi hija- sentí, que por una vez, sólo por una vez, formaba parte de algo grande, algo realmente importante.

- Acompáñenme, tienen una reunión con el director Davis sobre las clases de la niña.

La secretaria, golpea con delicadeza la puerta del director, y seguidamente, una voz nos incita a pasar. Cuando entramos, Jack empieza a reír, y después el director Davis, y al final los dos se miran y se dan un fuerte abrazo muy amistoso. Me gustaría verme la cara en estos momentos, ya que esto parece una especie de encerrona. Jack y el director se sientan, me miran y me hacen un gesto para que me una a ellos. El Sr Davis pone las dos manos juntas sobre la mesa y empieza a hablar.

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