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[p.h]

- ¿Jongsuk? - pregunté atónita ante lo que mis ojos veían, ¿No estaba soñando? ¿Era aquel príncipe del bar que ví hace 2 días? O quizá mi mente me estaba jugando una buena broma.

- ¿Disculpa? - era más que claro que Somi se encontraba confundida, desvió su mirada del camarero y me miró con cierta intriga.

El camarero y yo topamos miradas y él se dió cuenta de lo que ocurría.

- Hann, ¿Cierto? - me sonrió como la primera vez que nos vimos y sentí mis mejillas tomar color, como la primera vez que nos vimos. Es muy apuesto, un año mayor, tiene trabajos, es amable, ¿Cómo no podría gustarme?

- Sí, creí que trabajabas solamente en el bar

- Claro que trabajo en el bar, pero en las noches, hago trabajos de medio tiempo en los fines de semana - su sonrisa, ¿Podría haber algo más lindo que su sonrisa? Esa camisa negra con el logo de la cafetería mas su delantal atado a su cintura, lo hacían ver como un mesero sofisticado de las mansiones.

Bien, bien, paremos aquí. ¿Desde cuándo hablo así de un hombre? El único hombre que e elogiado es mi padre, pero por dios ¡Es mi papá! Eso no trasciende a nada. Debo de calmarme, no debo de ser tan predecible.

Divertida y misteriosa. Éso.

- Vaya, qué interesante - dirigí mi vista al pequeño y lindo menú, una ves dicho aquello.

- Yo voy a pedir la bebida de "moras en horchata" y un pastelillo de vainilla - ordenó Somi y yo inmediatamente me puse a ojear el menú para recordar qué era lo que habíamos decidido pedir, porque sí, se me olvidó qué habíamos acordado.

- Bien, ¿Qué más sería?

- Un "cappuccino helado con fresa" y unas galletas con chispas de chocolate - dije y miré a Jongsuk, quien anotaba en un cuadernillo pequeño.

- En un rato más traigo sus órdenes, compermiso - tomó los menús y se marchó a la barra donde unos jóvenes tomaron la orden que le habíamos encargado.

- Así que... ¿A Hann le gusta el mesero? - desvíe la vista por dónde se había ido Jongsuk y miré a mi amiga; tenía los codos apoyados en la mesa y su barbilla reposaba en sus manos, me sonreía pícara. Daba miedo.

- ¿Qué? ¿De qué hablas? Debes de estar loca - empezaba a hacer calor, me reacomode el cuello de mi camisa, ésto estaba matandome, seguramente fuí demasiado transparente.

- Sabes de lo que hablo, vamos dime ¿Cuándo lo conociste? - puso las manos en la mesa e inclinó su cuerpo hacia mi dirección. Su mirada era intensa y llena de preguntas.

- Noup, no sé de qué hablas - dije desviando la mirada de ella y pasando la vista a donde sea, menos a sus ojos, colocando un mechón rebelde detrás de mi oreja la miré de reojo y su cara era asombrosamente intimidante. Mierda. - Puede... que lo haya conocido en la fiesta del viernes, él estaba de barman, fuí por una bebida y nos empezamos a hablar, es todo.

- Sí claro, lo que tú digas, ambas sabemos que hay algo más - me señaló y yo empezaba a perder el control, ¿Cómo puede ser que sepa eso? Aveces odio que me conozca tan bien.

- Bien, también puede que me haya soltado demasiado y le empezara a contar de mi asquerosa vida, ¿Contenta? - alcé las cejas y empecé a jugar con el servilletero de la mesa, debo distraerme si no quiero caer en sus redes.

~El Destino Es Impredecible~ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora