.7

12 1 0
                                    

[p.h]

¿Qué carajo hacía él aquí? ¿Exactamente de quién es la fiesta?

Jale a Yugyeom de su camisa para que bajara de aquella mesa, percibiendo su asqueroso aliento a alcohol y lo inconsciente que estaba.

¿Qué carajo crees que haces, niña? Déjame en pazse soltó de mi agarre y se acercó peligrosamente a mi rostro, examinado cada parte de éste; gracias a la cercanía pude notar un corte en su ceja derecha y sangre seca alrededor, ¿Porqué no me sorprende? Viniendo de un gran imbécil, ya me empezaba a imaginar la historia. Exhalaba por la boca, haciendo que éste entrara por mí nariz, dándome asco y repugnancia al instante. Se separó de mí y me miró analizando mi vestimenta y criticando mi altura con su mirada, soltando una sonrisa ladina arrogante¿Qué hace un pitufo en una fiesta de grandes? ¿Perdiste tu pitufialdea?

Ahora sí, y una mierda Yugyeom.

Tomé de su oreja y la jale hacia mi rostro, quedando a mi pequeña altura y haciendo que soltara un jadeo — Escúchame bien grandísimo tonto, vuelve a decirme pitufo y te quedarás sin pitufihijos, ¿Entendiste bien?

Oye... suéltame, niña... ¿Quién te crees?

¡SOY TU PRIMA, IDIOTA! ¿CÓMO PUEDE SER QUE NO ME RECONOZCAS? — grité en su oído.

¿Hann? ¡Hann!, Mi hermosa y adorable prima bella, ¿Viniste a salvarme?... Mira cuánto haz crecido, estoy muy feliz de que ya seas una mujercita... y vayas a fiestas de grandes — nos habíamos visto hace un mes. ¿En serio está llorando? ¿Cómo podría pegarle? Igual, eso no le va a quitar lo estúpido.

Seco sus lágrimas con su antebrazo y me volvió a mirar.

-— Oye, me lastimas..., me duele la oreja — en estar pensando lo tonto y lo mal que lo ponía el alcohol, había olvidado por completo que lo tenía de la oreja.

Pff, llorón — solté su oreja y rápidamente el se masajeo para quitar el dolor o, amortiguarlo.

Oye primita..., ¿Qué haces aquí? ¿De verdad mi tía te dejo venir?... Corrección, Te obligó, ¿Cierto? — soltó una sonrisilla. Cansada suspiré y asentí a sus preguntas, me límite a mirar a la barra que se encontraba a unos pasos de donde Yugyeom y yo nos encontrábamos.

Escucha, voy a beber algo, no quiero que causes problemas, te estaré vigilando, mantente a la vista, ¿Quedó claro? — lo señalé con mi dedo índice esperando su respuesta, teniendo ya una idea de lo que me contestaría.

Mira, Hann... Yo... Ya estoy grande, no tienes... Porqué preocuparte... Por mí, ¿Entien...des? — agitó sus manos haciendo raros gestos y me sonrió tontamente.

Cansada de la situación, pasé por un lado de él y golpeé su hombro con fuerza haciendo que se quitara del camino, tomé una silla que estaba en frente de la barra y me senté en ella; miré mis mangas de la sudadera y les dí un dobles, notando después una figura frente a mi. Un apuesto barman me sonreía.

Hola, ¿Qué te puedo servir? — preguntó sonriente y mi estrés bajó un nivel.

Sirveme algo que calme las ganas de golpear a alguien, por favor — dije no siendo tan ruda y obteniendo una risa por parte del barman, causandome una sonrisa al instante.

~El Destino Es Impredecible~ jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora