• 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 | 𝑺𝒂𝒔𝒖𝑺𝒂𝒌𝒖 •

El día más feliz de su vida

El reloj marcaba un cuarto para las doce, indicaba que cada vez hacia menos falta para convertirse en la esposa de su amado Sasuke Uchiha.

Dentro de las cualidades de Sakura Haruno jamás se había encontrado la paciencia, ciertamente ella era más del tipo de personas precipitadas a las que no se les daba la espera, pero en ese día tan importante los segundos se le pasaban como si fueran horas y sus manos temblaban a tal punto de comenzar a preocuparse más de lo debido, era ese miedo incontenido de arruinar el momento más especial de su vida.

Sentada sobre el diván de la sala de su habitación se levantó decidida y caminó en la dirección donde se situaba aquel espejo donde cada mañana se miraba antes de salir al trabajo. Esta vez era diferente, no llevaba encima la bata médica del hospital donde laboraba, en vez de ello portaba un elaborado vestido blanco de encaje sutilmente adornado con alguna que otra pedrería, su cabello que era del color de los cerezos se hallaba recogido en un hermoso moño adornado con un tocado exquisito que su mejor amiga Ino Yamanaka, al ser su madrina de bodas, había escogido para ella. Una sonrisa se le reflejó en el rostro, su piel aduraznada lucía radiante con ese ligero brillo característico de que poseen novias momentos antes de su unión.

Tan sólo de recordar, le parecía irónico que por fin fuera a casarse, realmente jamás había sido su prioridad encontrar a un compañero para la vida, después del divorcio de sus padres cuando ella tenía tan sólo ocho años de alguna forma perdió la fe en el amor. Durante su adolescencia fue una chica popular con numerosos pretendientes que jamás le llamaron un poco la atención, le gustaba centrarse en sus estudios y disfrutar de los beneficios que le otorgaba la soltería. Incluso para el momento en que rindió el exámen de ingreso a la Facultad de Medicina de su ciudad jamás había tenido un solo novio.

Hasta que lo conoció a él.

Fue un día de Enero que recordaba con detalle. Esa mañana se había despertado más tarde de lo que acostumbraba, había quedado de encontrarse con Ino y Hinata en un restaurante para almorzar y la matarían si las hacía esperar mucho, tomó una ducha rápida y se colocó unos jeans gastados con un top casual a juego con una zapatillas de correr, el cabello se lo recogió en una coleta y salió casi corriendo de su apartamento.

Cuando aparcó su automóvil en el estacionamiento de la plaza comercial faltaban sólo cinco minutos para la hora acordada con sus amigas, entró al lugar y recordó que el restaurante de desayunos estaba casi en el quinto piso y ni loca iba a ir por las escaleras. Se abrió el ascensor y lo primero que encontro fue un mirada negra penetrante, entró en silencio sin decir nada pero internamente pensó que aquel hombre era guapísimo y eso la desconcertó, ella jamás solía tener pensamientos de ese tipo hacía el sexo opuesto, cómo sea lo ignoró hasta que el ascensor marcó que habían llegado al quinto piso, en ese momento con un gesto amable el chico le indicó que saliera primero y ella no dudo hacerlo. Caminó hasta entrar al restaurante y buscó apresuradamente con sus ojos color jade a sus amigas, las encontró y fue directo a sentarse. Estaban con sus respectivos novios, Sai y Naruto.

—Por fin llegas frentesota —Dijo Ino.

—¡Por Dios! Ni siquiera se me hizo tan tarde. —Exclamó. —Hola Hinata. Sai, Naruto perdonen el retraso.

—No te preocupes Sakura —Habló el Uzumaki después de saludarla. —Acabamos de llegar.

—¡Oh! Mira —Sai le dió una palmada en el hombro a Naruto para que observará hacia la entrada. —Ya llegó.

—Olvidé mencionartelo Sakura —Tímida como siempre Hinata le dirigió la palabra a su amiga —El mejor amigo de Sai y Naruto está en la ciudad y lo invitaron a reunirse. Espero no te moleste.

—En lo absoluto. —Para ella siempre era bueno conocer nuevos amigos.

Al observarlo acercarse a su mesa, cayó en cuenta de que era el mismo chico de ojos negros que segundos antes compartió el elevador con ella, sin mirarlo se sonrojó un poco. Vestía unos elegantes pantalones formales de color negro y una camisa del mismo color, su cabello era largo y por poco le cubría el ojo izquierdo, sin mencionar que también era pelinegro. Bastante sombrío pensó de primera.