Cuando seas mía

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Si ambientado en la época Victoriana
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Aún aunque yo quiera.... Nunca serás completamente mía. -Su voz ronca resonaba en oído derecho. Tenerlo tan cerca era tan peligroso como irresistible, sentía la necesidad de empujarlo para poner una distancia prudente entre ambos pero simplemente sus músculos no reaccionaban, como si no quisieran obedecer a la poca cordura que le quedaba.

-Sasuke, no hagas esto, por favor. -Jadeó al sentir la suavidad de sus labios rozar su nívea piel con una delicadeza propia de hombre de su categoría. -Si alguien entra estamos acabados.

-Perderlo todo por ti, a mi me suena como algo apetecible.

-De igual forma, las cosas no deberían ser de esta manera.

-Y entonces, ¿Cómo deberían ser? -La cuestionó aún relamiendo su perfecto cuello.

-Pronto me casaré... Tú debes dejarme y yo debo seguir mi camino, así deben de ser las cosas.

-Eso es lo que los demás esperan de ti, Sakura. ¿Planeas seguir permitiendo que te manejen a su antojo? Nunca serás completamente libre.

-¿Libertad? ¿Crees que me importa la libertad cuándo la honorabilidad de mi madre me lo prohíbe? -Su ceño estaba denotando algo de enojo, y la vista del pelinegro ésto le preocupó. -No pretendo que entiendas mis motivos ni tampoco que los compartas, sólo déjame hacer lo que creo correcto.

Al escuchar las palabras de su acompañante Sasuke comenzó a levantar sus labios de su cuello de a poco en poco, utilizaba todo el autocontrol que le era permitido para refrenar los impulsos y deseos que le embriagaban el alma y le gritaban que la hiciera suya una vez más. Sakura Senju siempre había significado un deleite para él, era hermosa, inteligente, valiente, una perfecta mujer de la cual había quedado irremediablemente flechado después de conocerla en la casa de campo de su tía Kushina Uzumaki. La atracción era mutua, y eso era algo que el había confirmado la primera vez que se entregaron al deseo carnal en aquella ilícita relación que nadie más que ellos mismos podía saber.

-Muy bien. -Sakura sintió un nudo alojarle en la garganta, su voz de había tornado drásticamente dura y sin un ápice visible de empatía. -Jamás volveré a buscarle, le pido sinceramente que me disculpe Milady si mi insistencia la ha hecho sentir incómoda ruego que me haga saber cómo retribuirle.

-Sasuke... No tienes que ser tan formal...

-Es usted quien me ha pedido que le permita continuar con aquello que cree correcto, y me temo que si su futuro marido se enterará que se refiera a mí de forma tan allegada, solo significaría un obstáculo. Por el bien de su matrimonio con mi primo, por favor llámeme Lord Uchiha a partir de hoy. -Fue lo último que dijo antes de salir de aquel oscuro salón donde la había incitado a entrar abandonando el baile que anunciaba el inicio de la temporada.

Aliso como pudo la falda verde esmeralda de su vestido y se removió destro del corsé de éste hasta sentirse un poco más cómoda, seguramente Kushina Uzumaki, estaría buscándola para reunirla con su hijo Naruto. Ciertamente él no era un mal hombre, más bien todo lo contrario, era educado, amable y tenía ese aire aristocráta que jugaba muy bien con su animada personalidad y su rostro sereno. Definitivamente no era alguien a quien ella podría odiar, sin embargo, la naturaleza de su relación era más del tipo amistosa, y aún cuando se intentaba autoconvencer de que podrían ser felices, el mero hecho de saber que su corazón no le pertenecía a él -sino a cierto azabache- le cabreaba a más no poder.

-Querida, veo que por fin apareces. -La matrona pelirroja se le acercó sutilmente sin perder la elegancia que su porte le adjudicaba. -Necesito presentarte a unos cuantos conocidos que esperamos que asistan a la boda.

• 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 | 𝑺𝒂𝒔𝒖𝑺𝒂𝒌𝒖 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora