La mujer del Rey

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—Es tu deber conquistarlo, todo depende ti, Sakura. No nos decepciones —Las amargas palabras de sus familiares resonaban en su cabeza

Durante la década pasada los Haruno habían sido uno de los clanes más importantes y poderosos junto con los Uchiha, habían ayudado activamente en la Guerra dónde los anteriores consiguieron llegar al trono. Absolutamente nadie con sentido común se atrevía a contradecirlos, como los favoritos del Rey Fugaku sellaron el matrimonio arreglado entre los herederos de ambos clanes, contaba ella con a penas unos meses de vida cuando ese hecho sucedió, la alianza entre las dos familias más importantes de todo el reino era la clave para garantizar la paz.

Meses atrás el Rey había muerto por un paro respiratorio y su hijo Sasuke Uchiha había ascendido como monarca de la nación. Inicialmente Sakura había estado prometida con el primogénito del clan, Itachi Uchiha, el hermano mayor de Sasuke. Desde su infancia conocía su destino e intentaba estrechar lazos con el joven cada que podía, en cuanto a Sasuke, jamás a había convivido demasiado con él por lo que desconocía en gran medida su personalidad, sin las responsabilidades de ser el heredero sabía que el azabache se la pasaba viajando por diferentes naciones.

Itachi Uchiha había renunciado a sus derechos como príncipe heredero. ¿La razón? No quería contraer matrimonio con una mujer que no le producía absolutamente nada ya que el estaba profundamente enamorado de Izumi, hija menor de un señor feudal. Al enterarse de su decisión, el Rey encolérizado lo había destituido de su puesto como parte de la familia y había nombrado a Sasuke como su heredero legítimo. Para evitar que los Haruno se sintieran ofendidos por tal desplante ofrecieron un nuevo acuerdo matrimonial ahora con Sasuke Uchiha.

—Pronto de convertirás en la Reina de todo lo que ves —Comenzó a hablarle su madre. —A partir de mañana recuerda bien todo lo que te he enseñado.

Sakura Asintió.

—Has dedicado tu vida a educarme de esta forma madre, ten por seguro que no te fallaré.

—Nuestra posición no está asegurada todavía, espero que tengas eso bien claro. —Tomó un peine y delicadamente comenzó a cepillar los cabellos de la joven.

La pelirrosa estaba sentada en su tocador con la mirada bien puesta en el espejo donde se reflejaba cada detalle de su rostro.

—Sabes como se maneja el harén. El jamás será tuyo por completo, pero tienes una ventaja y es que hasta ahora no ha tomado concubinas.

—Lo sé madre. Cada día me lo recuerdas.

—Asegurate de ser la primera en darle un príncipe varón y todo estará resuelto para nosotros. —Mebuki miró a su hija quien era tan refinada, elegante y sin duda una belleza. —El próximo Rey debe tener la sangre de los Haruno.

—Daré mi mejor esfuerzo. —Prometió Sakura tomando las manos de su madre.

Después de la lujosa boda, el palanquín más ostentoso de todo el reino la escoltó a sus nuevos aposentos dónde pacientemente espero a que su marido apareciera, se sentó y acomodó su vestido de bodas.

Pero no llegó. Lo esperó pacientemente cada noche durante dos semanas completas pero no daba señales de que quisiera visitarla, la única ocasión en qué tenía oportunidad de verlo era durante el almuerzo, lugar donde las pláticas que intercambiaban era tan banales que podría decirse que no se habían dirigido la palabra desde que contrajeron matrimonio. Después de comer con ella se excusaba amablemente diciendo que debía atender asuntos importantes y que la vería luego, desaparecía y ya no lo volvía a ver hasta el día siguiente.

Sus días eran tan aburridos y se reducían a tomar el té con las demás damas de la corte con quiénes no se encontraban muy familiarizada, extrañaba tanto a sus amigas cercanas. Aún así una duquesa llamada Ino Yamanaka le aligeraba las tardes con sus pláticas divertidas, deseaba tener alguien con quién desahogarse así que agradecía haberla encontrado.

• 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 | 𝑺𝒂𝒔𝒖𝑺𝒂𝒌𝒖 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora