Recuerdos de improvisto

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Sentada sobre las suaves sábanas de seda blanca, Sakura meditó nuevamente sobre su inesperada situación. Algunas horas atrás Sarada se había retirado a descansar, las misiones que realizaba con frecuencia la agotaban, ella como madre -por supuesto- le preocupaba aquello y cuando la veía rebosante de tiempo procuraba alentarla a dormir un poco más. Recargó la base de su nuca sobre el respaldo de la cabecera de la cama. Ella también estaba severamente agotada.

Se sentía sensible, sola y algo melancólica. Su mente por alguna malévola razón siempre evocaba recuerdos en los días donde -especialmente- le afectaban más, una jugada bastante baja por parte de su subconsciente si lo pensaba detenidamente. Se levantó lentamente y con un paso sereno y apacible llegó hasta donde estaba colocado el espejo de cuerpo completo que había mandado a instalar de lado al armario de la habitación. Observó detenida su propio semblante, pálido y algo decaído; sus orbes esmeraldas ya no eran tan vivaces como lo fueron años atrás, cuando rebosaba de juventud y la edad no era un problema. Tampoco era que lo fuese en ese momento, recién sobrepasaba la tercera década de edad, y su salud era bastante buena, no tenía arrugas prematuras ni dificultades de otro tipo.

"¿Sabes? Se dice que a Sasuke-kun le gusta el cabello largo en las niñas" Esa escena, en su infancia, azotó de nuevo en ella cuando acarició con suavidad sus cabellos rosados, optaba por llevarlo corto, casi a la altura de los hombros -quizás un poco menos- como consecuencia de la rutina ya que se había adaptado perfectamente a su labor como shinobi y médico. Ciertamente, hubo algún tiempo durante su niñez donde ese tipo de vanidades eran su principal preocupación. Agradarle a Sasuke, conseguir la aprobación de los demás y cuidar excesivamente de su imagen denotaban su temprana inmadurez a los doce años. Siendo una niña víctima de las hostilidades que conllevaba el acoso por parte de otras niñas y niños, su fuerte para aprobarse a sí misma era conseguir la aprobación de los demás, pensaba que así su autoestima podría elevarse de a poco. Que equivocada estaba, lo descubrió aquel día que decidió dejar atrás cualquier rastro de presunción o envanecimiento, corto y abandonó su cabello, floreciendo así una nueva Sakura. Una dispuesta a sacrificar su engreimiento para proteger a los que le importaban.

Palpó gentilmente con la palma de su mano izquierda sobre la piel nívea de su vientre que lograba asomarse por entre la tela de su blusa, aquella que utilizaba a diario para el trabajo en el hospital. Era plano y suave. Estaba orgullosa de él, allí había cargado con el vestigio de su amor, una vida creciente que se desarrollo en su interior hasta convertirse en el verdadero amor de su vida. Su pequeña niña. Las lágrimas comenzaron a brotarle con naturalidad, pero no de tristeza o amargura, eran lágrimas de alegría que le resbalaron por las mejillas tan pronto como recordó a hija cuando era una bebé, tan indefensa y pequeña.

—¿Sakura? ¿Estás bien? —Aquella voz que conocía tan bien la hizo volver a la realidad, era seria, pero con atisbos de preocupación. Desvió su vista del espejo para encontrarse con él.

—Anata... —Sasuke miró sus ojos jades rojizos por el llanto, se sintió responsable de inmediato. —No te escuche llegar. Debes estar hambriento. —Limpió los rastros de las lágrimas. —Te prepararé algo. —Hizo un ademán de salir de la habitación, pero su esposo -con su único brazo- la detuvo gentilmente.

Sakura lo observó, sus facciones duras y bien proporcionadas que ya no guardaban odio, ni eran consumidas por la venganza. —No es necesario, comí algo de camino.

Asintió. Segundos después estiró sus brazos para realizar la acción de quitarle a su marido de encima aquella capa gruesa y negra que lo acompañaba día a día. Sasuke la continúo observando —Me alegro mucho de verte.

El azabache le devolvió el cumplido. —Luces algo apagada, ¿Realmente todo está bien? —La conocía de sobremanera, intuía que algo le preocupaba. —Estás pálida. —Acarició su mejilla.

• 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 | 𝑺𝒂𝒔𝒖𝑺𝒂𝒌𝒖 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora