Una sorpresa para mamá

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Sarada Uchiha acaba de regresar de una larga misión que le había tomado dos semana al lado del nuevo equipo siete. Extrañaba a su madre, realmente casi nunca pasaban demasiado tiempo lejos una de la otra. A pesar de la gran responsabilidad que conlleva ser la cabecilla del cuerpo médico de Konoha, Sakura Haruno siempre buscaba la forma de sentirse presente en la vida de la pelinegra.

Las cosas eran muy distintas en cuanto a su padre se trataba. Él pasaba largos períodos de tiempo fuera de casa en misiones, y aunque la mayoría de las veces se sentía deprimida, se recordaba que su padre no era cualquier ninja de élite, él era casi tan fuerte como el mismísimo séptimo Hockage Naruto Uzumaki. Sasuke Uchiha a simple vista parecía alguien frío y sin sentimientos, pero cuando de su familia se trataba, él haría todo lo que estuviese a su alcance para protegerla, incluso si ello significaba sacrificar tiempo a su lado. Quería un lugar en paz donde su esposa e hija pudieran vivir tranquilas con un brillante futuro sin peligros, pero la única manera en que podía hacerlo era protegiendo la aldea desde las sombras en largas y exahustivas misiones lejanas, Sarada se sentía orgullosa de su padre.

Miró la residencia de los Uchiha y sonrió para sí misma, se alegraba de haber podido llegar a casa justo a tiempo para el cumpleaños número treinta y tres de su querida madre. Todos los años los celebraban ellas dos juntas, pero esta vez quería que fuera algo especial. Se sentía tan en deuda con Sakura por haber desconfiado de su maternidad cuando ella lo único que había hecho era proteger y cuidar de su pequeña hija dando su mejor esfuerzo, por eso planeaba hacer está fecha aún más memorable en son de disculpa.

Cruzó el umbral y rebuscó entre su bolsillo la llave que Sakura le facilitaba cuando salía de misión, la introdujo en la cerradura, giró hasta que la puerta abrió por completo y pudo entrar. A estás horas su madre aún debía encontrarse en el hospital de Konoha, debido a ello no se molestó en avisar que había llegado, cerró la puerta y camino hacia la sala de estar.

—¡Papá! —Exclamó con sorpresa al ver la figura del azabache sentado en el sillón con un pergamino que revisaba. Su negra capa yacia a un lado de él. —¡Estás en casa!

—Sarada, es muy tarde. Pensé que estabas fuera con Sakura.

—Oh, es que estuve en una misión con mi equipo, recién regresé —Caminó hacía el otro sofá. —¿Y tú papá? Mamá debe estar muy feliz de que hayas regresado.

—Aún no la he visto, supongo que sigue de turno. —Comenzó a enrrollar de vuelta el pergamino con su única mano. —Estaba de paso por la aldea.

—Ya veo... —Encarnó una ceja. —De casualidad tú... ¿Sabes que día es mañana? —Sasuke miraba a su hija un poco extraña. —No, olvídalo papá, no eres la clase de hombre que lo recordaría.

—Claro que lo sé, si te refieres al cumpleaños de tu madre. —El rostro de la pequeña Kunoichi se iluminó provocando las palabras de su padre un ligero sonrojo en ella.

—¿Entonces regresaste por mamá? —Preguntó entusiasmada.

—Hablaremos de eso otra día.

Sarada agachó los hombros, aún tenía muchas dudas respecto a sus padres. —Siempre intentas evadirme.

El azabache miró el semblante desanimado de su pequeña pelinegra y sintió un poco de culpa. —¿Qué quieres saber, Sarada?

—¿Cómo fue que te enamoraste de mamá? ¿Qué es lo que más te gusta de ella? ¿Cuando se casaron? ¿Han pasado algún cumpleaños juntos? —Vaya que tenía gran curiosidad, pensó Sasuke. No era un hombre de muchas palabras y mucho menos uno al que le gustara dar plática de su vida privada, pero siendo Sarada su hija y sabiendo lo mucho que a ella le afectó en el pasado su ausencia como padre, supo que le debía esa explicación.

• 𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 | 𝑺𝒂𝒔𝒖𝑺𝒂𝒌𝒖 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora