DÍAS DE LLUVIA

On My Way

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Tenía su vista enfocada en su cuaderno mientras dibujaba garabatos ante la ansiedad que estaba teniendo y sobre todo el miedo a pasar otro día siendo víctima de media escuela.

— Oye chico — la voz rasposa del conserje le hizo dar un brinco del susto— ¿siempre debo venir a sacarte? — se escuchaba cansado — Vete, debo limpiar.

— ¿puedo ayudarlo? — se atrevió a preguntar.

El hombre canoso soltó una risa.

— Me vendría muy bien una ayuda — respondió, y el menor sonrió de ilusión — Pero pueden despedirme, sal y toma tu descanso por favor.

La sonrisa desapareció, no quería causarle problemas al hombre por lo que tomó sus cosas para salir del salón de clases.

¿Podría ir a la biblioteca?

Camino lo más rápido posible, rodeando los pasillos para no ser visto por nadie y vaya que era una ventaja enorme que todos tomaran su almuerzo en el comedor. Él por su lado sólo dedicaba a huir, correr de salón en salón para no ser molestado.

Comer en la escuela era un privilegio que claramente él no gozaba.

Llego a la biblioteca y intento abrir la puerta pero estaba cerrada, dio unos golpecitos pequeños para ver si alguien estaba dentro. Nadie atendió el llamado, lo más seguro es que habían ido a comer.

¿El baño abandonado?

Si bien era un lugar asqueroso y lo odiaba, no tenía muchas opciones por ahora.

— ¡Lo encontré! — se escuchó un grito detrás suyo — ¡No te muevas!

Claro que no iba a hacerle caso y tan pronto pudo se puso a correr. En este momento agradecía que la escuela fuera tan grande facilitando su escapada. No sabía a dónde iba, por el camino que tomó quizá iba detrás de los salones donde estaban las canchas.

Las ideas se estaban agotando tan pronto podía sentir que le pisaban los talones y sus piernas ya no podían responderle de forma correcta, hasta que vio a su primo Jongho con su grupo de amigos.

Jongho era muy buen chico, era agradable y popular. Además de que nadie se metía con él ya que era buen peleador.

— ¡Jongho! — le grito acercándose a él — ¿Pu‐puedes ayudarme, por favor? — pregunto algo inseguro.

El grupo de amigos de este pareció analizarlo de arriba a abajo, escucho murmullos y el peli rojo solo suspiro con fastidio.

— Me he negado muchas veces, Yeosang — le sorprendió la sinceridad con la que hablaba — ¿Por qué crees que te ayudaría hoy?

El castaño miró el suelo, luego sus manos y ansioso miro atrás donde el grupo de abusivos estaba parado esperando para atacar, no iban a moverse ya que nadie quería problemas con los deportistas de la escuela; grupo donde se encontraba su primo. El problema fue cuando comenzaron a irse junto con este.

— ¡Por favor! — tomo la mano de su primo — No te cuesta nada, solo diles que‐

— ¡Entiende que no! — ahora sí estaba molesto — ¡Te lo mereces!

Y se fue.

— ¿Ya lo escuchaste? — la voz de DongMyeon sonó detrás suyo — Te lo mereces.

Y así fue como finalmente recibió la golpiza a la que tanto le huía todos los días desde que tiene memoria. Lo peor es que hoy era el grupo de DongMyeon, el lunes quizá el de Hwanwoong y después no sabe, siempre es un grupo diferente.