We Found Love

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Día sábado, un día en el que comúnmente dormía hasta las tres o incluso cuatro de la tarde. El día de hoy fue diferente, había despertado a las siete de la mañana para llevar a Seonghwa a su casa y al regresar con la idea de dormir más tiempo se encontró con su hermano Wooyoung en la entrada esperándolo con una mochila dónde suponía tenía la ropa que pidió prestada.

Para las diez de la mañana ambos hermanos sin compatibilidad de sangre estaban parados en la entrada del centro comunitario, el lugar era una casa enorme y vieja. Pasaba desapercibido.

HongJoong se sentía muy nervioso, tenía casi diez años sin tocar el piano o guitarra, su vida luego del abandono de su madre sólo se enfocó en tratar de sobrevivir con su abuela. Había sido casi imposible conseguir trabajo con once años de edad, sin duda conoció buenas personas que le pagaban por barrer las banquetas o calles de sus casas, también por lavar sus autos. Todo esto fue suficiente para comprar medicamentos y comida hasta ahora, ya no podía seguir trabajando de lo mismo por su edad.

Él de momento quería un trabajo decente y esta era su primera oportunidad.

—¿Todavía sigues pensando? —le preguntó el peli‐negro.—Lo vas a hacer genial.

—Tengo años sin hacerlo — dejo escapar un suspiro pesado, en su interior estaba seguro que venir aquí fue en vano.

Un carro se estacionó frente a ellos distrayendo su pensamientos. Por los vidrios se veía a una hermosa mujer de cabello castaño oscuro, a su lado un chico parecido a ella pero con el cabello negro. Intuyo que ambos eran madre e hijo, después de todo la mujer no se veía tan joven, si era hermosa, pero los años no pasaban en vano.

Madre e hijo bajaron del auto, el último con un bastón en sus manos y sosteniéndose del auto para salir. A HongJoong le llamó la atención el chico, realmente se veía muy lindo, ni siquiera sabía por dónde empezar a describirlo.

Rápido alejó su mirada al sentir una amenazante, que era la de la madre del chico.

—Tú debes ser HongJoong —la mujer sin titubear se dirigió al de cabellos azules.—De momento sólo quiero un profesor de piano ¿me lo puedes demostrar?

—No sé si cumple sus espectativas — se sinceró, parándose recto por si llegaba a incomodar a su mayor.—Puedo demostrarle, sólo deme un piano.

—Vamos entonces, chicos.

La voz de la mujer sonaba molesta, como si la hubieran obligado a venir y él la entendía, con lo insistente que podía ser Wooyoung.

El rey de Roma se adelantó subiendo por las escaleras para estar a la par de la mujer y decirle quién sabe qué en el oído mientras ella intentaba abrir la enorme puerta del lugar. HongJoong se tomó su tiempo, cuando decidió seguirlos algo le detuvo de su antebrazo, o mejor dicho alguien.

—Sube — le dijo aquel lindo chico que segundos atrás se andaba comiendo con la mirada.

—¿Perdón? — estaba incrédulo. Le sorprendió la confianza que le agarro tan pronto.—Ni siquiera sé quién eres, mocoso.

—Mi nombre es San, Choi San — esté le mostró una sonrisa llena de inocencia.— Tú eres HongJoong, Kim HongJoong.

—Gracias, no sabía mi nombre — rodó los ojos.—Sube solo — habló fastidiado, si aquella señora los veía seguro que lo mataba.

DÍAS DE LLUVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora