Take You To Hell

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El día de hoy era viernes, inicio de fin de semana y uno de los días más ajustados de el centro comunitario.

HongJoong entró el lunes para comenzar a planear su clase, venía poco tiempo pero eso no fue impedimento para que se hiciera amigo de los demás. Hizo amistad con Mingi y Yunho, también con Jongho pero este era un poco más reservado. Al final estaban San y Seonghwa, ninguno le dirigía la palabra. El primero porque su madre no lo dejaba, mientras que el otro no quería que nadie sospechara que en realidad era su novio.

Para Wooyoung todo esto le ponía feliz, poder ver a su hermano todos los días junto a sus amigos, todos riendo y conviviendo. Así como lo hacían ahora en un pequeño descanso.

— Wooyoung, ¿podemos ir a casa? —su novio le preguntó incómodo.

San no la estaba pasando tan bien, todos se habían ido a un parque cerca del centro comunitario a comer unos helados pero él no pidió permiso, su madre le iba a decir que no si lo hacía, así que aprovecho que la mujer estaba dando su clase para venir.

Ahora no era tan divertido pues tenía miedo de que lo buscará.

— Esta bien —suspiró rendido—. Me tengo que ir, chicos.

— Espera Wooyoung —lo detuvo el rubio—, ¿trajiste el disco de música?

— ¡Mierda! —grito—. ¡Lo dejé en mi cuarto!

— ¡No inventes, Wooyoung! —Seonghwa soltó lo que quedaba de su paleta de chocolate—. ¡Es lo que vamos a bailar hoy!

— Iré por él —comentó—. ¿Me puedes llevar Mingi?

— Vamos todos —dijo el de cabellos naranja poniéndose de pie—. Debo llevar a Yunho por unos papeles también y debo recoger a Jongho de la escuela.

— No, Wooyoung primero llévame —hablo espantado San.

— No tengo tiempo, ve tú solo.

Luego de eso, todos salieron corriendo al carro de su amigo.

San eguía sentado en una de las bancas impactado, no podía volver. Con esperanza andaba solo por su casa y eso únicamente por el piso de abajo, regresar al centro comunitario por su cuenta era imposible.

Entonces le dieron ganas de llorar por aceptar venir con ellos en lugar de quedarse, siempre se quedaba, no entendía que le dio por querer venir a escondidas de su madre. No era momento para ser rebelde, estaba comenzando a creer que era un castigo divino por desobedecer a su mamá.

Entonces escuchó un suspiro, luego unos pasos como alejándose.

— ¡Espera! —grito—, Llévame al centro comunitario que está por aquí, por favor.

— No —respondió HongJoong.

Fue inevitable no estar sorprendido al saber quién era su única esperanza para volver, no se habían llevado muy bien.

— Lo siento —con ayuda del bastón intento acercarse pero pudo oírlo alejarse—. ¡HongJoong, por favor!

— Ya dije que no.

DÍAS DE LLUVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora