𝐴𝑙𝑦𝑠𝑠𝑎 𝑃𝑜𝑡𝑡𝑒𝑟|| ᶜ ᵃ ᵐ ᵃ ʳ ᵃ ˢ ᵉ ᶜ ʳ ᵉ ᵗ ᵃ (EDITANDO)

𝚞 𝚗 𝚘

═════════ ❃ ═════════

═════════ ❃ ═════════

Tras varios intentos de querer pertenecer a una familia que jamás me entendería, casi olvido mi esencia. El verdadero reto que tenía que enfrentar era aceptar que ser diferente no era malo y que mis tíos estaban equivocados. Me repitieron constantemente que era un monstruo y estuve a punto de creerles.

A pesar de que mi nombre era conocido por mi mundo, aun no descubría mi verdadera identidad.

Alyssa Potter no me decía nada, sin contar la fama que este conllevaba. Solo tenía un peso que me era imposible cargar y las consecuencias que este traía consigo.

Y pagaba el precio en el lugar que me habían obligado llamar mi hogar.

Esta mañana, mi tío Vernon no paraba de mirarme con su usual odio únicamente destinado a mi persona. Su bigote, ridículo y poblado se agitaba peligrosamente. No era una sorpresa que a la hora del desayuno estallara una discusión por mi causa en la casa de mis tíos. No era algo agradable para ninguno. Algo totalmente absurdo, si pedían mi opinión. No podía disfrutar un solo momento de paz. Estaban exagerando y la verdad, la culpa era de los Dursley. A primera hora de la mañana, tío Vernon había despertado por el sonoro ulular de Hedwig, mi hermosa lechuza blanca. Era una protesta por su injusto encarcelamiento.

—¡Es la tercera vez esta semana! —se quejó, sentando en la mesa—. ¡Si no puedes controlar a esa maldita paloma, tendrá que irse a otra parte!

Respiré profundamente, intentando no perder la paciencia por culpa de este necio hombre.

—En primer lugar, es una lechuza—expliqué otra vez—. Y en segundo lugar, Hedwig se aburre. Está acostumbrada a dar vueltas por ahí. Si tan solo pudiera dejarla salir, aunque sea de noche...

—¿Acaso tengo cara de idiota? —Gruñó tío Vernon, con restos de huevo frito en su desagradable bigote. Me obligué a no contestar lo que estaba pensando porque si no, me vería en un grande problema—Ya sé lo que ocurriría si saliera esa estúpida ave.