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Si, una nueva historia de amor empezó en el pueblo de cerezos, Jennefer y Zach sellaron su contrato de amor en tan poco tiempo, pero con tantas vivencias de afecto, se casaron por la iglesia formando así una nueva familia Mitchell. Cinco años después dos preciosos mellizos nacieron con el nombre de Cloe y Alberth, la pequeña poseía el cabello blondo de su padre, sin en cambio el de el varón era negro azulado. Esa era su peculiaridad.

Zach se entregó a su familia totalmente, en su quinto cumpleaños el compro una propiedad gigante, una casona que protegían un círculo impenetrable de cerezos rosas entrelazados, en el aniversario de bodas número diez el organizo una fiesta para su amada con algunos invitados especiales, sus padres, quienes aún adoraban a su pequeña Jennefer.

Era un poco lucido, entregado completamente a su amada familia. Ellos eran quienes lo mantenían tan feliz, pero su corazón latía gracias a la magia. Así que mejoro su mansión, sus condiciones de vida, todo mágicamente.

Hasta que lo impensable llego, viejos campesinos, que vivían desde 1930, reconocieron al chico, utilizando a los brujos del pueblo –algunos ni siquiera conocían a Zach- incendiaron la mansión, y comenzaron a perseguirlos como su fuesen fugitivos o prófugos, aunque el único delito que cometían era el de mejorar un poco más el preciado planeta.

Jennefer –quien ya era bruja- fue la primera en caer, la ataron y golpearon hasta morir, pero su agraciado esposo la encontró sin vida horas después destrozando cada fibra de su ser, cada partícula de magia en él fue reemplazada por ira, por odio y rencor que hizo su venganza instantánea. Busco a los hombres, los desgraciados que una y otra vez le quitaron lo que más amaba, pero no sin antes subir a sus mellizos a un tren con destino a Washington, y entonces los enfrento, fue entonces cuando el dichoso incendio de la mansión Mitchell le arrebato una última cosa, la vida.


Entonces la travesía la siguieron los pequeños mellizos de apenas nueve años, de quienes no se supo nada en ocho años, pero la caza de brujas se expandió a muchos lugares y como si fuera una sombra del pasado los siguió hasta su fructuoso hogar, con tan solo catorce años de edad la chica fue asesinada y si creen que la historia va muy rápido imaginen la vida de aquellos pequeños.

Su cadáver fue atado debajo de un árbol con la palabra bruja pintarrajeada en su vestido blanco, la persecución no alcanzo a Alberth, ahora la caza de brujas no solo contemplaba a los Mitchell, a todos los brujos de la ciudad también. Brujos que nacieron de familias de brujos, Brujos que fueron convertidos en brujos, brujos que tienen algún pariente brujo, o chicos que ni siquiera sabían que eran brujos.

Había brujos por todas partes, brujos con características inéditas, los cuales tenían cierta facilidad para sobrellevar la purga que enfrentaban. Pero una sola fue quien pudo llamar la atención de Alberth, una dama descarnada extremadamente blanca con melena sombría y labios rosados.

Era hija de una bruja poderosa a la cual habían asesinado de la misma manera que a su hermana. Su nombre era Allison, vivía en una casona lujosa cubierta de polvo alojado desde la muerte de su madre.

La caza se agudizo con la aparición de toda una familia repleta de brujos, los Moore habían llegado a la ciudad saqueando tiendas budistas, casas de amuletos, incluso santuarios y centros de religión. Ansiosos por la magia, el culto y toda aquella fuente de poder.

Alberth necesitaba huir, subir a un tren con destino a New York, a Cherry Hill o incluso nadar hasta Londres, los humanos estaban insaciable, sin piedad, sin remordimiento, sin pensar que debajo de esas mascara cubierta de magia y fenómenos había un simple mortal exigiéndose a sí mismo el tipo de trato que todos necesitan. 

EL ORIGEN DE LAS BRUJAS MITCHELL -MINI HISTORIA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora