1918, fue un año obscuro, comenzando por la ausencia de luna llena en febrero, Gregory deseaba ver la película de la cual se había estado hablando desde el último mes," vida de perro", ni siquiera sabía de qué se trataba. Pero sus ansias no saciaban, más las ganas no bastaban. Apenas podía mantener su vida como soltero en aquel pueblo de cerezos.
Pero la imaginación no tenía limites, el solía detenerse en su caminata nocturna camino a casa frente al cine local, imaginaba ir a comprar una entrada para la película y si creen que eso era lo fantasioso en su mente, están equivocados, la magia comenzaba cuando el joven de saco extravagante le decía que no le alcanzaban las monedas de su bolsillo para una entrada. Entonces la verdadera fantasía comenzaba, solo con verlo a los ojos al joven comenzaba a sollozar de dolor y gritar irrepetiblemente pidiendo piedad y así entregando "voluntariamente" su entrada.
La realidad caía a sus pies como un balde de agua helada cuando los visitantes cinéfilos, comenzaban a reír de el por los harapos que cargaba sobre su cuerpo esquelético.
Día tras día la promesa de un momento de felicidad o ciento veinte minutos de ella era más que inalcanzable, veía a los adinerados humillar a mendigos, a mujeres agraciadas afligir a otras cuantas que no poseían riqueza para mostrar su perfecta belleza, niños en escuelas que despreciaban a otros cuyos recursos no eran bastos. Él no era tonto y sabia más que nadie que los inferiores eran ellos quienes se atrevían a entristecer a los demás, pero ¿Cómo ayudar siendo igual que ellos?, quería hacerlo, quería detener cualquier maltrato o al menos darle armas a los que no las tenían.
Pero nada le daba el valor de hacerlo.
Día tras día la promesa de un momento de felicidad o ciento veinte minutos de ella era más que inalcanzable, veía a los adinerados humillar a mendigos, a mujeres agraciadas afligir a otras cuantas que no poseían riqueza para mostrar su perfecta belleza, niños en escuelas que despreciaban a otros cuyos recursos no eran bastos.
Él no era tonto y sabia más que nadie que los inferiores eran ellos quienes se atrevían a entristecer a los demás, pero ¿Cómo ayudar siendo igual que ellos?, quería hacerlo, quería detener cualquier maltrato o al menos darle armas a los que no las tenían. Pero nada le daba el valor de hacerlo.
Hasta esa noche, caminaba a casa y vio a una mujer pelirroja con buen porte y joyas en su cuello gritando a una indefensa chica rubia flacucha, hambrienta y sucia que robaba un pan de jengibre para alimentarse. Observo unos segundos, apretando sus puños enfurecido. Hasta que decidió actuar, corrió hasta ella y tomó su hombro izquierdo protegiéndola de huir o algún otro impulso.
-Cariño, lamento hacerte esperar. -dijo el, atrayendo la atención de la mujer de cabello cobrizo. - Aquí está el dinero para el pan de jengibre.
Sacó las únicas monedas que tenía y las entregó a la mujer. Tomo el pan y comenzó a caminar con la chica atónita ante la situación.
Esa mujer tenía mucho que decir, pero se cayó gracias a la impresión que dio Gregory. La chica temblaba y sudaba, casi colapsa en brazos de ese desconocido, pero no lo hizo. – ¿Cuál es tu nombre? – preguntó para distraerla de la situación.
- ¿Crees que por haberme salvado de esa mujerzuela vamos a presentarnos, ser amigos y tener una mágica historia de amor? - preguntó ella, apenas podía caminar, pero se separó del cómo pudo.
- Gregory, Gregory Mitchell. - dijo extendiendo su mano con una sonrisa. – La historia no puede comenzar sin el nombre de la chica, ¿o sí?
Ella devolvió su mirada a él y fue ahí cuando observó lo apuesto que era, debajo de la suciedad, muy aparte de los harapos que tenía, él sonreía como un magnificó dios, sus pómulos pronunciados y grandes pestañas hacían latir el corazón de la chica más rápido de lo normal. –Victore Miller. - dijo apenas resignándose a la idea.
- ¿Te gusta el pan de jengibre? - preguntó Greg.
- No, lo robe por odio. - respondió, sarcástica.
- ¿Siempre eres tan amargada?
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EL ORIGEN DE LAS BRUJAS MITCHELL -MINI HISTORIA-
FantasiaGregory Mitchell experimenta con el vientre de su esposa quien alberga al primer brujo en pisar la tierra. Zach Mitchell ayuda a todos aquellos marginados que merecen más creando toda una nueva especie de brujos y brujas. Cada uno de ellos contiene...