Introducción II/III

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Él jamás había mirado a otro hombre, no cambiaría a Harry por nadie.

Y bien, Vanessa estaba buena. ¿Y qué? No era como si fuera que ya no miraba a las mujeres  sólo porque estaba enamorado de un hermoso chico desde hacía años. Él no podía simplemente evitar desviar sus ojos a unas buenas piernas y firmes muslos de cualquier morena a su vista. Vanessa tenía todo eso y más.

Así que sí, Louis la ha mirado, por supuesto. Pero eso no quería decir nada, él no iba a correr detrás de ella o tener algún tipo de relación con ella o hacer cualquier cosa con ella. Él amaba a Harry, y sería incapaz de engañarlo.

Harry tenía todo lo que a él le gustaba, y todo lo que lo excitaba. El sexo siempre era bueno, él creía, incluso después de años de estar juntos y conocer cada pulgada del cuerpo del otro. Y sacando de lado el tema del sexo, Harry era su único y mejor amigo en el mundo; era divertido (a su manera) y muy serio con las cosas importantes. Nadie lo entendía mejor que Harry, y nadie se comparaba con él.

Que siguiera coqueteando con mujeres no tenía nada de malo.

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—¿Puedes recordar que tienes que recoger mi camisa de la tintorería?

—Claro, bebé. Pero voy a estar trabajando hasta tarde.

—¿Hasta tarde otra vez?

—Te dije que tengo que hacer horas extras este mes.

—Bueno, entonces no digas que puedes. Deberé ir yo. Nos vemos más tarde.

Esa fue su única conversación de ese día.

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—¡Es tarde! —Louis tenía que gritar al oído de Harry para ser oído sobre la música. —¡Son casi las cuatro de la mañana! —gritó después de un rápido vistazo a su reloj. Tomó la mano de Harry y trató de tirar de él más cerca, más un brazo alrededor de sus hombros.

Era viernes por la noche y el lugar estaba lleno de gente, era cada vez un poco más difícil poder moverse. Estaba muy ruidoso y él odiaba estar todo sudado. Harry era amante de la noche, siempre quería salir de fiesta, típico de su edad.

—Estoy cansado, bebé —Louis dijo al separarse.

Harry podía ver que Louis estaba cansado, su rostro lo demostraba, tenía que trabajar mañana, pero él no estaba listo para volver a casa, él quería seguir bebiendo y disfrutando de la buena música.

Se movía al ritmo de la música mientras se acercaba a él (sin preocuparse demasiado por lo mal bailarín que era) y se frotó contra su cuerpo con las manos en su culo.

Echaba de menos los días cuando comenzaron a salir, donde trasnochaban cada fin de semana y bailaban estúpidamente, riendo de lo mal vestidos que estaba la gente a su alrededor. O simplemente añoraba aquella noche cuando se conocieron. Ellos se chocaron en la pista de baile y no pudieron quitarse la vista el uno del otro.

Fue amor a primera vista.

Todos esos recuerdos simplemente desaparecieron, como si nunca hubieran existido. Él estaba bailando y siendo ridículo para que Louis riera y usara esa mirada que no era muy diferente a como lo estaba mirando ahora; excepto que era diferente, de alguna manera, se sentía diferente.

—Vamos, ¡te gusta ésta canción! —gritó Harry moviendo las caderas hacia atrás y hacia delante, lo que hizo que Louis sonriera.

Finalmente Louis correspondió al juego, y envolvió su cintura en un abrazo, lo suficiente para presionarlo más cerca. Apoyó su boca cerca del oído de Harry para susurrar. —¿Por qué no me bailas así en casa?

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