Mirar los bosques de la montaña, siempre me hacían reflexionar en la vida. En como, de una simple semilla, podían crecer los maravillosos árboles, los cuales decoraban aquellas montañas, creando un paisaje perfecto. Allí estaba yo, sentado en un muro hecho hacía muchos años por el pueblo indígena conocido como "Los comechingones". Realmente sorprendente, kilometros de un muro hecho de piedras, y pensar en todo el esfuerzo que conllevó realizar ese trabajo, y todas aquellas personas, que al igual que yo, observaban ese hermoso paisaje. Ese bosque, esa montaña, tenían una historia, años y años, donde vieron cómo los humanos vivían, y como también morían. Y yo era uno más de la lista, con su historia característica, con sus sueños, con sus metas, con sus problemas, y aún así, me tomé un tiempo para ver el paisaje, y soñar. Soñé con esa persona, sí, caí nuevamente en imaginar una vida con esa persona. Soñé y me ilusioné tanto, que volví a la realidad, una realidad llena de temores, miedos y dificultades, pero, con un bello paisaje. Me bajé de aquel muro con esperanza de un gran futuro. Me estiré, observé con la vista el horizonte, y con un destino final pero sin conocer el recorrido que habría en el transcurso hasta llegar a mi objetivo, recorrí la vida.
ESTÁS LEYENDO
Quizá una reflexión, quizá filosofía
Kısa HikayeSolo es un parrafo que escribí un día en el pasado, quién sabe el porqué, ya no me acuerdo