Stoki || Único

2K 120 63
                                    

Steve Rogers pasó mucho tiempo congelado, se perdió de tanto en esos momentos, perdió a su amigo, a quien creía fuera el amor de su vida, perdió la vida, pero, así como perdió, ganó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Steve Rogers pasó mucho tiempo congelado, se perdió de tanto en esos momentos, perdió a su amigo, a quien creía fuera el amor de su vida, perdió la vida, pero, así como perdió, ganó.
Ganó un nuevo equipo, una nueva familia, un nuevo lugar donde pertenecer. Una nueva oportunidad.

Oportunidad que aprovecharía al máximo, aunque no resultó como esperaba, pues estaba demasiado atrasado en la época.
Lo que él consideraba entretenido y divertido, resultaba ser aburrido y anticuado para las nuevas generaciones. Probablemente por eso se sentía desencajado, fuera de lugar, mas no cuando estaba con él.

Cuando estaba con él, extrañamente se sentía a gusto, a pesar del humor tan característico de esa persona y lo peor no era sus bromas, ni las pequeñas mentiras que era experto en decir. Lo peor, son las circunstancias en que se conocieron.

Al caer la noche, el rubio salía de su cuarto y visitaba al hombre.

—Pensé que ya no tendría guardias —su voz resonó en el lugar que hasta a ese un momento era silencioso.

—No estoy de guardia, vine a escuchar el final de la historia —dijo entusiasmado el rubio.
Él sería feliz escuchando todas esas historias por el resto de su vida.

—¿Viniste a eso? Pensé que venías por mí —el hombre de larga cabellera negra le dio la espalda.

—Bueno, en realidad vine por ambas cosas —sus mejillas tomaron un leve color rojizo.
Se sentía como una colegiala cuando hablaba con él.

—Lo sé, soy hermoso —alardeó el de ojos verdes meneando su cabellera.

Probablemente ese ego y seguridad, fueron las causantes del flechazo en el corazón del Capitán.

—Hermoso no es suficiente para describir la belleza que posees, Loki —puso su mano sobre aquella barrera transparente que los dividía.

—Olvidé que hablaba con el ser más cursi del universo —una sonrisa se dibujó en los labios del asgardiano.

Y es que, aunque ninguno lo admitiera, ambos se sentían tranquilos estando juntos.

—¿En qué me quedé ayer? —preguntó Loki.

—Cuando hiciste tu primer hechizo —habló emocionado Rogers.

—Ah, ya lo recuerdo —rio y sentó en el piso de ese lugar que lo mantenía prisionero.

Steve Grant Rogers, se encontraba perdidamente enamorado de unos de los prisioneros más peligros en S.H.I.E.L.D
Estaba atortolado por el Dios del Engaño, por un ser que ni siquiera era humano.

Y a pesar de todo, él no era el único con sentimientos encontrados, pues el Dios del Engaño, estaba igual o peor de enamorado.

—¿De nuevo aquí? Creí que tenías una misión importante —habló sin levantarse del suelo. Le gusta estar acostado en allí, las ideas fluyen mejor.

Steve  RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora