Stony || Único

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AU sin poderes•

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AU sin poderes

Steve Rogers es un militar.
Anthony Stark es un inventor, tanto él, como su padre, realizan armamento para los militares.

Steve y Anthony se conocieron en ese lugar, Tony veía pasar al rubio siempre diciendo instrucciones, Tony admiraba la belleza del Capitán.

Mientras tanto Steve era muy despistado para darse cuenta, él siempre se enfoca en sus estrategias de ataque, pero un día volteo y sus miradas se cruzaron, conectaron, azul con café.

—Steve, tenemos que hablar —dijo un colega haciendo romper el mágico momento entre ellos.

Luego de terminar de hablar con su amigo, buscó al dueño de esa mirada, necesitaba saber el nombre, necesitaba saber todo.
Y como si el destino estuviera a favor, lo encontró, no de la manera que esperaba, pero lo hizo.

—Él es mi hijo Anthony, es mi pequeño genio —Howard presentaba con orgullo a su hijo.

—Es un placer, Anthony —sus manos fueron estrechadas, al hacerlo se podía sentir una conexión.

Desde ese encuentro ambos chicos se volvieron amigos, amigos inseparables, siempre se les veía juntos, riendo, bailando, saliendo de aquel cuartel.
Cuando el Capitán salía de misión el más preocupado siempre era Anthony, cada que tenían noticias del batallón, lo primero que preguntaba era por el estado de Steve.
Preocupado como una novia por el bienestar de su chico.

—Él está bien, Anthony —contestó una castaña, Peggy Carter.

Los días pasaron y no tuvieron noticias de ellos en dos semanas, cosa que tenía con incertidumbre al genio. No dormía y comía muy poco, hasta que la puerta del cuartel fue abierta dejando ver a todo el ejército, los militares entraban, pero su rubio amigo no venía con ellos, un dolor oprimía el pecho del castaño, no quería pensar lo peor, pero él nunca fue tan positivo.

Mientras pasaba entre los cadetes en busca de su capitán, una persona ya conocida lo detuvo del brazo.

—Está en la sala médica —el sargento le dedico una sonrisa.
Siendo testigo de cómo aquel joven corría en dirección a la sala, llego tan rápido como pudo, nunca había hecho tanto ejercicio en su vida.

—Me asuste, idiota —dijo abrazado al corpulento rubio.
Anthony ignoraba por completo que había otra gente ahí, incluyendo a su padre.

—Anthony, no seas irrespetuoso con el Capitán —escuchar esa voz lo sacó de su burbuja y soltó a Steve de inmediato.

—Lo siento, padre —se colocó al lado se progenitor.

—Bueno, nos retiramos y lo dejamos descansar, Capitán —cada integrante se despidió del heroico y valiente Steve Rogers, uno por uno se fue yendo, excepto Tony, él quería estar junto ahí toda la vida.

—¿Anthony? —preguntó su padre al ver que no se movía.

—Yo me quedo, por si el Capitán necesita algo —dijo tímido.
Su padre asintió marchándose de ese lugar, ahora estaban solos, completamente solos.

Ahora que estaban solos podían dejar de fingir, podían ser ellos mismos.

—¿Estabas asustado? —preguntó Steve, tenía al moreno entre sus brazos nuevamente.

—Pues no tanto, no te creas tan importante —Steve sonrió, amaba a su genio—. Pero no lo vuelvas hacer, ¿entendido?

—Entendido, mi genio —se miraron nuevamente, azul contra café, sus bocas fueron unidas en un beso, un beso cálido y amoroso.

—Te amo, Anthony Stark —dijo una vez terminado el beso.

—Te amo, Steve Rogers —lo brazo con fuerza, quería recordar ese momento para siempre.

Ante el mundo eran amigos, pero detrás de esa amistad se encontraba el amor más puro y sincero. Dos hombres que se aman, que se entregan a la pasión y el deseo. Esa clase de personas se irán al infierno, están malditos, tienen al demonio dentro. Ese tipo de amor es inaceptable, merece la muerte.

Y justamente por eso, se amaban a escondidas, se amaban cuando todos estaban dormidos y nadie veía, se amaban en la oscuridad.

Un amor correcto, en la época incorrecta.

Steve  RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora