Capítulo 7

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 - ¿Qué hago aquí? – observé como a mi alrededor estaba oscuro, vi como había algunos árboles moviéndose al compás del viento y las hojas volaban dando vueltas sin parar.

- Annie... - escuche como una voz susurrante hablaba a mi oído, sin saber de quien era ya que no lo tenía a mi vista.

- ¿Quién eres? ¿Dónde estás? – le exclamé a aquella voz.

- Annie, tienes que salir de ahí pronto o él... - en ese momento la voz desapareció y no logre entender lo que realmente me quería decir. ¿Quién es él?

Todo se oscurecía, no volví a escuchar aquella voz quien intentaba advertirme algo. Intentaba correr, pero sentía como mis piernas no respondían.

- Annie, ya eres mía. – escuché una voz tenebrosa, su voz era gruesa y trasmitía miedo. Buscaba de quien se trataba, pero no lo hallaba. – No debiste huir de mí, te dije que donde fueras yo te encontraría.

En mi interior, conocía aquella voz, pero aún no sabía de donde o de quien. En un momento a otro, vi como se acercaba una luz brillante, pero aquella luz salía de una puerta, en ella vi como una figura humana salía y me extendía la mano.

- Ven. – me dijo aquella voz. Era cálida, suave y serena. Me dirigí donde estaba la silueta, extendiendo mi mano para irme con ella. Tenia curiosidad de saber de quien se trataba, sentía como la vibra de esa silueta me daba tranquilidad. Cuando justo iba a tocar su mano, todo se apagó y desperté.

La luz del sol traspasaba mi ventana y chocaba contra mi cara, abriendo mis ojos poco a poco y mirando el techo, el recuerdo del sueño llegó a mi mente de repente, confundiéndome un poco, ya que llevaba algunos días sin soñar con algo así. ¿Qué quisiera decir mi subconsciente sobre todo esto?

Me levante de mi cama, dirigiéndome al baño para cepillarme los dientes y bañarme de una vez por todas. Al terminar, me organicé, me puse mi ropa y cepillé mi cabello. Me coloqué un poco de maquillaje en mi rostro ya que a menudo no lo hacía y hoy tenía el ánimo de hacerlo. Bajé por las escaleras que conectaban la sala de estar y la cocina, al bajar noté que mi madre no estaba, pero había dejado una nota en la nevera que decía:

"Annie, tuve que irme mas temprano, la empresa me necesitaba, así que me fui sin despedirme de ti, aun así, hija mía, dejé tu desayuno en el microondas. Espero que lo disfrutes y que te vaya super bien en la preparatoria. Cuídate mucho y recuerda que te amo.

Atentamente, tu querida Mamá."

En muchas de las ocasiones, me da algo de lástima mi madre, ya que ella se esfuerza mucho en el trabajo para sostener esta familia y sacarme adelante. Me gustaría hacer algo mas por ella, tristemente solo me tiene a mi desde que papá murió. Admiro mucho a mi mamá, no sé qué haría sin ella.

Me dirigí al microondas para mirar su contenido, lo abrí y lo que encontré fue unos panqueques con una ensalada de frutas al lado. Me lo comí todo, volví al baño a cepillarme los dientes nuevamente e irme a la preparatoria.

Mientras caminaba hacia la preparatoria, me coloque mis audífonos para escuchar algo de música. Al compás de la música y lo relajante que era, me puse a pensar en todo lo que había sucedido durante estas semanas. No me creía que ya había pasado dos meses después de haber vivido tantas cosas en mi vida. Era un poco increíble que este metida en tantos problemas y mas solo por dos chicos. Me gustaría que no fuese así toda esta situación. Anoche al hablar con mi madre en el fondo quise contarle todo lo que estaba ocurriendo, pero no quería meterla en esa situación, de hecho, me ayudó de a mucho mi madre al aconsejarme, se que aun día le contaré todo, absolutamente todo.

Voces ConfusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora