6. Un día cualquiera

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POV Flavio

El estridente sonido del alarma me despertó. Me revolví entre las oscuras sábanas mientras buscaba medio dormido el despertador. Pude disfrutar de unos segundos de silencio, aprovechar aquel íntimo momento de calma.

A pesar de vivir en Madrid, tan solo oía como el viento golpeaba levemente la ventana de mi minúscula habitación. Me permití relajarme y estirarme disfrutando de aquel despertar.

Para evitar volver a sucumbir ante los brazos de Morfeo decidí levantarme para inaugurar el día.
Como cada mañana, salí a la pequeña terraza que tenía el apartamento que compartía con Bea. Aun en pijama cogí mi libreta y empecé a escribir varios acordes y frases incoherentes. No es que estuviera muy inspirado pero había un par de frases que quizá pudieran funcionar.

Para mi componer siempre había sido como mi vía de escape, me ayudaba a no ahogarme en mis pensamientos y a ser capaz de plasmar de una manera contundente lo que sentía. Era la única forma en la que conseguía expresarme plenamente y ahí yacía su magia. Por ello, me sentía extremadamente frustrado cuando no lograba ordenar las palabras y melodías, porque sentía que mi vía de escape se convertía en una carga y aquello era lo peor que me podría pasar. Muchas veces intentaba no forzarlo, dejar que fluyera, pero es que así me pasaba días sin componer porque por tener inspiración no tenía nunca.  Me sentía estancado... Quizá era porque mi vida no había dado muchas vueltas, o porque ya había exprimido todos los traumas de la lista y ya no quedaban más cosas que sacar.

Absorto en mis pensamientos decidí ponerme a escuchar música, pensé que quizá de esa manera lograría encontrar algo. Estaba dubitativo entre que artista elegir, y ahí fue cuando recordé el almuerzo espontáneo del día anterior. Recordé lo que las canciones de aquella rubia me habían hecho sentir por lo que entré en su Spotify y comencé a escuchar algunas de sus canciones.
No eran como las que me habían mandado Pablo, que se orientaban más al pop comercial, eran más lentas, dramáticas...

No era que el pop no me gustara ni mucho menos, era un estilo musical tan valido como cualquier otro aunque, para mi gusto personal prefería las canciones más cortavenas, me sentía más identificado. Encontré un álbum previo al de "Sin más". Decidi darle al play sin saber muy bien que esperar.

Mientras oía su voz al mirar el paisaje de las ocupadas calles de La Capital no pude evitar sumergirme en ella. Era una experiencia completa. Cada palabra que ella cantaba la estaba sintiendo yo, dos personas distintas sintiendo lo mismo, contando la misma historia.
Su música tenía una manera de conectar cautivadora, simplemente magnética.

Me costaba creer que la misma chica que ayer ponía pucheros por un muñequito fuera la misma que se colaba en mi alma hasta meter en ella todo tipo de sentimientos y experiencias.
Estaba completamente inmerso en ella, ella no era solo la artista sino también el arte, todo en uno. Podría estar toda una vida sintiendo lo que sentía al oírla. Esa adrenalina mezclada con una paz interior. Dos sentimientos completamente contradictorios que de alguna forma se reconciliaban entre verso y verso.
Sus composiciones era a lo que yo aspiraba en la vida.
De no ser por la voz de mi hermana que interrumpía aquel intimo momento me habría pegado medio día ahi

-Flavio, ¿se pude saber qué coño hace un Pokemon de esos expuestos en la entrada como si fuera un altar o algo?- me regañó Bea mientras entraba impertinentemente a la terraza, rompiendo así la burbuja en la que me hallaba

-Ah me lo regalo ayer Samantha- le aclaré como si fuera lo más común del mundo

-Ehh Flavio cariño me faltan como que muchísimos datos, para empezar ¿Quien es Samantha? Y para continuar ¿En que mundo te dan un muñequito de estos como regalo?

-Ay Bea, Samantha es la cantante de Universal

-Eso sigue sin aclarar mi pregunta- dijo rodando los ojos y tomando asiento en la silla que quedaba libre

Le expliqué muy brevemente la situación y todo lo ocurrido. Como me tiró las partituras y terminamos en un McDonalds. Ella asentía atentamente a mi relato haciendo gestos de aprobación

-Parece ser maja, tiene pinta de que acabaréis liados- comentó como quien no quiere la cosa

Esta chica era increíble ¿A quien se le ocurría?

-PERO BEA, ¿Tu te has oído?- le dije atragantándome con mi café- eres de lo que no hay

-Bueno, tu sabes que nunca equivoco- soltó antes de salir por la puerta dejándome como antes

Menuda hermana me había tocado

No me quedé mucho más en la terraza antes de volver a dentro. Me di una ducha rápida y me puse mi ropa para irme al bar. Odiaba con todas mis fuerzas aquel trabajo, era extremadamente tedioso. Aun así, si quería pagar las cuentas no me quedaba de otra.

El día pasó entre cañas, clientes y aburrimiento. Lo de siempre. Odiaba esa monotonía y no podía esperar a conseguir un trabajo estable para poder marcharme de ahí lo antes posible. Si bien era cierto que Universal me pagaba una buena cantidad de dinero sabía que era un contrato temporal. Nada más terminar los conciertos tendría que volver a lo de siempre. No podía permitirme irme para después volver y menos con el encargado que tenía.

Casi al terminar mi turno dirigí la mirada hacía la calle de afuera, solía pederme entre las personas. Me encantaba imaginarme la vida de cada uno de ellos. Entre persona y persona me fijé en alguien que no pasó desapercibida.
Era Samantha, tan guapa como siempre, quien iba acompañada de una chica con flequillo y cara de ser un amor de persona. Juraría que era "Chica Sobresalto" una cantante que me encantaba desde hacía siglos.
En ese momento sólo pude pensar en lo que deseaba que alguna me viera para hacer poder charlar con las dos, aunque a Samantha la vería esa misma tarde en una reunión que había organizado Pablo.

Fue ahí cuando la rubia me miró, cuando sentí sus ojos azules posados sobre los míos con una mueca de lo que quise entender como alegría. Tras decirle algo a su acompañante se acercaron a mi y pude notar como me ponía nervioso. Adoraba a ambas como artistas, es que imagina no entrar en pánico

-Hola Flavio, que causalidad. No sabía que trabajabas aquí- dijo la rubia- Te presento a Maialen, es mi mejor amiga en el mundo mundial- continuó mientras gesticulaba

-No, si ya se quien es... La Chica Sobresalto- dije con una sonrisa. No me lo podía creer, adoraba su música y la estaba conociendo

-Ala bonitiiii, veo que me conoces, encantada- exclamó súper alegre

En aquel momento no supe decir quien de los dos estaba más entusiasmado.

Charlamos un rato más sobre todo y nada antes de que mi horario acabara

-Muchas gracias por pasar a saludar, yo ya voy a terminar mi turno- les dije a las chicas

-Jo que pena. Por cierto Fla, esta noche vamos a hacer noche de fiesta y karaoke en casa de Mai, ¿te vienes?- inquirió esperando a mi respuesta

En aquel momento tenía millones de sentimientos encontrados. Quería pasármelo bien con ellas pero me daba un poco de pánico el hecho de que fuera noche de karaoke. Aun así, sabía que no iba a perder la oportunidad de oírlas cantar en directo

-Hombre claro que si, muchas gracias- pude notar como me brillaban los ojos del entusiasmo, cosa que no pasó desapercibida

-Pues perfecto, ya te diré la dirección y hora, recuerda que tenemos una reunión esta tarde- contestó ella

-¿Como iba a olvidarlo? Estoy ansioso- contesté sincero

-Pues allí nos veremos Fla- dijo antes de salir por la puerta.

Fla... Me había encantado ese apodo

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Este capítulo ha sido un poquito de relleno así que lo siento... Para compensar intentaré subir uno pronto.
Muchísimas gracias a todos los que están comentando votando o siguiendo esta historia 🥺

Notas en vez de palabras [Flamantha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora